Diana Manzo
Ixtepec, Oax.- Carlos es arquitecto y decidió abandonar su país de Honduras hace tres meses con la idea del sueño americano, llegó a Ixtepec hace dos meses y se refugió en el albergue Hermanos en el Camino que fundó el sacerdote Alejandro Solalinde Guerra, para mejorar sus ingresos decidió buscar empleo y consiguió como ayudante de albañil pero solo cobró una parte de sus horas trabajadas, la empresa constructora le quedó a deber 3 mil pesos.
La historia de Carlos se parece a la Tomás de origen guatemalteco quién también vive explotación laboral y desigualdad salarial, es ayudante de albañil y cobra 100 pesos por día a diferencia de un ayudante mexicano que cobra entre 150 y 200 pesos, a Tomás también le adeudan e incluso ha llevado su caso ante las instancias municipales de justicia.
Diana Mendoza, encargada del área legal y quién brinda acompañamiento legal a los migrantes del Albergue Hermanos en el Camino reconoció que el tema de la desigualdad de salarios y aprovechamiento de los patrones es una situación que enfrentan de forma masiva los migrantes que laboran en esta zona de Oaxaca.
“Ante el juez municipal o el síndico del municipio de Ixtepec hemos llevado muchos casos de empresas o patrones que se aprovechan de los migrantes, los contratan y después ya no quieren pagarles, se aprovechan porque no tienen documentos legales y quien darles un pago mínimo o bien no les pagan y los dejan en la nada”, señaló.
Los migrantes que llegan al albergue y se emplean en muchos de los casos terminan siendo explotados laboralmente, porque en la mayoría comienzan bien, les pagan en tiempo y forma, y después de un mes las cosas cambian y los salarios bajan, e inclusive algunos simplemente los echan a la calle aprovechándose de su condición de que vienen de paso.
Las personas en tránsito o migrantes según explica Diana Mendoza son las que más viven un “aprovechamiento” de parte de los patrones en esta zona del Istmo, porque la mayoría les queda debiendo de su salario.
“Al ser irregulares y no tener papeles en regla, los explotan laboralmente, a los que les va bien les pagan aunque poco y a otros después de trabajar una quincena los echan y no les dan nada, se aprovechan de su condición migrante para no pagarles y dejarlos en la nada”.
Carlos y Tomás con la asistencia legal que reciben del albergue han acudido con el juez o síndico municipal para remitir las quejas, pero difícilmente son resueltas.
“A veces llegan y conciliamos, nos pagan a medias y otros no se presentan, es malo porque nosotros hacemos el trabajo bien, cumplimos en el horario y hasta hacemos horarios extras, mientras ellos simplemente nos ignoran y nos pagan lo que quieren”.
Además de esta situación de explotación laboral, los migrantes que llegan al Istmo de Tehuantepec también son presa de la delincuencia, especialmente al ingresar a territorio oaxaqueño por la zona oriente donde los asaltan y les quitan sus pertenencias.
Otra de las zonas que consideran con mayor peligro y que nunca nadie se salva de un asalto es en el poblado de Huixtla Chiapas en el tramo conocido como “La Arrocera”.
“Venimos huyendo de la delincuencia de nuestro país y al llegar a México nos encontramos con asaltos, a mí me quitaron mi dinero que junté de varios meses y ahora para seguir con el sueño americano tengo que trabajar, pero también me ha ido mal, no me pagan lo justo”, explicó Tomás, migrante guatemalteco.
Según datos del refugio Hermanos en el camino mensualmente llegan unas 300 personas de origen centroamericano a este espacio, algunos se quedan por dos o tres días o hasta una semana mientras se curan las llagas de los pies o reposan de tantas horas de camino y el otro 50 por ciento se queda por un mes o dos meses, trabaja y se va, pero es cuando vive está explotación laboral.
De enero a noviembre unos 4 mil migrantes han arribado a este lugar, por lo que el flujo migratorio continua, la mayoría son de origen Hondureño y Salvadoreño, el resto Guatemalteco.
Actualmente están refugiados unas 60 personas, de las cuales 15 son menores de edad, 2 de 16 años y el resto menores de 12 años de edad quienes vienen acompañados de sus padres o madres.
