Diana Manzo/ Corresponsal
Sochiapan, Ver., (pagina3.mx).- Martina, que durante más de diez años se dedicó al comercio, ahora es autodefensa.
Su negocio quedó en bancarrota y no tuvo más opción que cerrar, sus mínimas ganancias iban a personas que decían pertenecer al crimen organizado. Semanalmente la visitaban para pedirle una cuota por “su seguridad”.
Como muchos de sus paisanos pensó en emigrar, pero prefirió junto con otros rebelarse contra la violencia y tomar su arma y defenderse.
Santiago Sochiapan es uno de los municipios más violentos del estado de Veracruz y se localiza en la zona limítrofe con Oaxaca.
En este lugar la muerte no pidió permiso por mucho tiempo y eso hartó al pueblo que al ver la exagerada violencia e impunidad decidió autodefenderse.
Son unas 12 comunidades donde están cansadas de una justicia que no llega y de una impunidad creciente.
Prefirieron unirse y crearon la Unión de Pueblos Unidos contra la Delincuencia (PUCD), y con sus armas que han conseguido de diversas formas se cuidan y protegen.
Tres años tuvieron que transcurrir para que se rebelaran y se autodefendieran.
No fue casualidad o porque así lo hubieran deseado sino porque era la única forma para decirle al pueblo mexicano que no permitirán más violencias, ataques, desapariciones, feminicidios y secuestros.
En ese tiempo, desde Sochiapan a Playa Vicente abundan las historias de personas desaparecidas a manos de criminales que tienen sometido al pueblo.
El primer enfrentamiento entre este grupo y los maleantes se evidenció hace unas dos semanas, en Río Manso, donde la Guardia Nacional hizo frente a unos ladrones de ganado.
Cerrar el comercio es doloroso y triste para Martina, lo es también para Pablo que ya no va al campo porque la mitad de su ganado fue robado, Carlos mejor se fue del pueblo unos meses y regresó como autodefensa.
Infinidad de vivencias que parecieran ser películas policiacas pudieran retomarse de lo que la gente de este lugar sufrió.
Al cansarse de ver la pasividad de las autoridades, decidieron organizarse y ahora organizadas y armadas se cuidan.
Joaquín perdió casi 600 cabezas de ganado, toda la herencia que su padre le dejó, porque una tarde llegaron unas personas armadas, lo encañonaron y lo torturaron, tuvo que entregarlo.
Historias como las de Martina y Joaquín son las que decidieron a las y los pobladores que ya no debían repetirse en esta localidad del sur de Veracruz, lo que ellos anhelan es recuperar su paz, solo eso.
Hoy, las y los autodefensas seguirán firmes porque su mayor deseo es:
Salir a la calle sin ser perseguidos, ultimados o asaltados, así como el derecho a una educación libre y a recibir un servicio de salud de calidad, pues ante el incremento de la actividad de la delincuencia, las familias han dejado de mandar a sus hijos a clases.
Y mientras siguen contando sus vivencias, los autodefensas permiten la toma de fotos y videos pero también recalcan que no dejarán las armas y tampoco bajarán la guardia porque lo único que piden es vivir en paz.