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Huajuapan festeja al patrono de periodistas; fortalecer los valores, el mensaje

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NATHALIE GÓMEZ/CORRESPONSAL | FOTOS: SAÚL SALAZAR

Huajuapan de León, Oax.- Con el mensaje de fortalecer los valores en la sociedad, por parte de la Iglesia católica dirigido a medios de comunicación de esta ciudad y región Mixteca, en esta ciudad se festeja a San Francisco de Sales, considerado Doctor de la Iglesia y Patrono de las y los periodistas.

Se le denominó así, porque fue un escritor que se distinguió por decir la verdad con elegancia y sin herir a nadie, por escribir y hablar con tanta delicadeza que nadie se sentía molesto; un escritor y orador que no buscaba el morbo sino la transmisión de la simple y llana verdad evangélica. Y supo comunicar la idea de que todo lo auténticamente humano es cristiano.

Al llegar monseñor Teodoro Enrique Pino Miranda, obispo de la Diócesis de Huajuapan, a asumir este cargo en el año 2001, informó que se tenía un patrono de periodistas y propuso que se hiciera su celebración. Inició al año siguiente.

La intención era la unidad de las y los representantes de los medios de comunicación, independientemente de si eran escritos o radiofónicos (y ahora digitales), que eran los que más prevalecían en esos años.

También se trataba de compartirles directamente el mensaje de la Iglesia Católica, que hoy en día emite cada año el Papa, a través de la denominada Jornada Mundial de las Comunicaciones.

Este 2020, el Papa Francisco habla de lo que para él significa una narración, de darse el tiempo para profundizar, y exhorta, como cada año, a que cada quien, desde la trinchera en la que esté, haga algo para mejorar el mundo actual.

San Francisco de Sales Periodistas 2
Periodistas celebrando el día de San Francisco de Sales. Foto: Saúl Salazar.

Invitó a los medios de comunicación a fortalecer los valores en la sociedad, involucrando a personas de todas las edades, además de que la información que se brinde a través de sus espacios, sea real, veraz, oportuna y sustentada.

La celebración en honor a San Francisco de Sales ha tenido mejoras constantes y nuevas acciones; para involucrar a todos los medios, se han conformado mayordomías (tradición comunal de Oaxaca), que se renuevan cada año.

Se encargan de organizar la celebración, consistente en una misa, encabezada por el obispo, compartir los alimentos, analizar la situación actual del periodismo y el mensaje de la Iglesia.

La mayordomía de hace ocho años adquirió una imagen que en primer lugar se expuso en la iglesia de Nuestra Señora de las Nieves; luego en la Santa Iglesia Catedral, pero a raíz de los daños del sismo del 19 de septiembre de 2017, fue trasladada al Obispado, donde permanece actualmente.

Una nueva dinámica se implementó este año, propuesta por Pino Miranda: la imagen salió a las oficinas de tres medios: Informativo 6 y 7, la Coordinación de medios de comunicación de la diócesis y la radio La Mejor, con el objetivo de que San Francisco tuviera una mayor presencia, para sensibilización en los medios de comunicación.

La mayordomía 2019-2020 entregó en esta ocasión, un reconocimiento al obispo de la Diócesis, impulsor de esta celebración, porque a través de ella, la única que se hace en el estado de Oaxaca y de las pocas que habrán de existir en el país, se ha contribuido a la unidad del gremio y a la reflexión sobre situaciones actuales.

La Iglesia reitera la recomendación de hacer un periodismo responsable, que abone a la paz, que promueva la información veraz y con base en los valores universales.

DOCTOR DE LA IGLESIA

San Francisco de Sales nació en el castillo de Sales, en Saboya, el 21 de agosto de 1567. Fue bautizado con el nombre de Francisco Buenaventura. Al haber nacido prematuro, su niñez se vio marcada por estar muy delicado de salud, lo que mejoró al paso de los años.

Los documentos de la iglesia señalan que, guiado por su madre, se trazó propósitos como recuerdo de su Primera Comunión, que procuraba cumplir todo el tiempo. Estos eran:

1) Cada mañana y cada noche rezaré algunas oraciones.

2) Cuando pase por frente de una Iglesia entraré a visitar a Jesús Sacramentado, si no hay una razón grave que me lo impida.

3) Siempre y en toda ocasión que me sea posible ayudaré a las gentes más pobres y necesitadas.

4) Leeré libros buenos, especialmente Vidas de Santos.

Su historia, a grandes rasgos, es la siguiente: Obedeciendo a su padre, estudió abogacía, pero lo alternaba con el adiestramiento en Teología, la ciencia de Dios, porque tenía el gran deseo de llegar a ser sacerdote; “El Combate Espiritual”, del Padre Scupoli, fue el libro que leía todos los días y le acompañó durante 17 años.

La Iglesia ha señalado en sus documentos que las condiciones religiosas de los habitantes del Chablais, en la costa sur del lago de Ginebra, eran deplorables debido a los constantes ataques de los ejércitos protestantes; el duque de Saboya rogó al Obispo Claudio de Granier que mandara algunos misioneros a evangelizar de nuevo la región.

El Obispo envió a un sacerdote de Thonon, capital del Chablais; pero sus intentos fracasaron y el enviado tuvo que retirarse muy pronto.

Entonces el Obispo presentó el asunto a la consideración de su capítulo, sin ocultar sus dificultades y peligros. De todos los presentes, Francisco fue quien mejor comprendió la gravedad del problema, y se ofreció a desempeñar ese duro trabajo”.

Dijo: «Señor, si creéis que yo pueda ser útil en esa misión, dadme la orden de ir, que yo estoy pronto a obedecer y me consideraré dichoso de haber sido elegido para ella».

El Obispo aceptó al punto, con gran alegría para Francisco, aunque su padre intentó impedirlo, por lo que Francisco tuvo que emprender el viaje, sin su bendición, el 14 de septiembre de 1594, día de la Santa Cruz.

En Thonon quedaban apenas unos 20 católicos, a quienes el miedo impedía profesar abiertamente sus creencias. Francisco entró en contacto con ellos y los exhortó a perseverar valientemente. Los misioneros predicaban todos los días en Thonon, y poco a poco, fueron extendiendo sus fuerzas a las regiones circundantes.

Una noche, Francisco fue atacado por los lobos y tuvo que trepar a un árbol y permanecer ahí en vela para escapar con vida. A la mañana siguiente, unos campesinos le encontraron en tan lastimoso estado que, de no haberle transportado a su casa para darle de comer y hacerle entrar en calor, el santo habría muerto seguramente.

Los buenos campesinos eran calvinistas. Francisco les dio las gracias en términos tan llenos de caridad, que se hizo amigo de ellos y muy pronto los convirtió al catolicismo.

En el 1595, un grupo de asesinos se puso al asecho de Francisco en dos ocasiones, pero el cielo preservó la vida del santo en forma milagrosa.

San Francisco hacía todos los intentos para tocar los corazones y las mentes del pueblo. Con ese objeto, empezó a escribir una serie de panfletos en los que exponía la doctrina de la Iglesia y refutaba la de los calvinistas.

Aquellos escritos, redactados en plena batalla, que el santo hacía copiar a mano por los fieles, para distribuirlos, formarían más tarde el volumen de “Las controversias». Los originales se conservan todavía en el convento de la Visitación de Annecy.

Aquí empezó la carrera de escritor de San Francisco de Sales, que a este trabajo añadía el cuidado espiritual de los soldados de la guarnición del castillo de Allinges, que eran católicos de nombre y formaban una tropa ignorante y disoluta.

En el verano de 1595, cuando San Francisco se dirigía al monte Voiron a restaurar un oratorio a Nuestra Señora, destruido por los habitantes de Berna, una multitud se echó sobre él, después de insultarle, y le maltrató.

Poco a poco el auditorio de sus sermones en Thonon fue más numeroso, al tiempo que los panfletos hacían efecto en el pueblo. Por otra parte, aquellas gentes sencillas admiraban la paciencia del santo en las dificultades y persecuciones, y le otorgaban sus simpatías.

El número de conversiones empezó a aumentar y llegó a formarse una corriente continua de apostatas que volvían a reconciliarse con la Iglesia.

Cuando el Obispo Granier fue a visitar la misión, tres o cuatro años más tarde, los frutos de la abnegación y celo de San Francisco de Sales eran visibles. Muchos católicos salieron a recibir al Obispo, quien pudo administrar una buena cantidad de confirmaciones, y aún presidir la adoración de las 40 horas, lo que había sido inconcebible unos años antes, en Thonon. San Francisco había restablecido la fe católica en la provincia y merecía, en justicia, el título de «Apóstol del Chablais«.

El día de San Juan le sobrevino una parálisis; pero recuperó la palabra y el pleno conocimiento. Con admirable paciencia, soportó las penosas curaciones que se le administraron con la intención de prolongarle la vida, pero que no hicieron más que acortársela.

En su lecho repetía: «Puse toda mi esperanza en el Señor, y me oyó y escuchó mis súplicas y me sacó del foso de la miseria y del pantano de la iniquidad».

En el último momento, apretando la mano de uno de los que le asistían solícitamente murmuró: «Empieza a anochecer y el día se va alejando».

Su última palabra fue el nombre de «Jesús». Y mientras los circundantes recitaban de rodillas las Letanías de los agonizantes, San Francisco de Sales expiró dulcemente, a los 56 años de edad, el 28 de diciembre de 1622, fiesta de los Santos Inocentes. Había sido obispo por 21 años.

En 1632 se hizo la exhumación del cadáver de Francisco de Sales para saber cómo estaba. Abrieron su tumba los comisionados de la Santa Sede acompañados de las monjas de la Visitación.

Cuando levantaron la lápida, apareció el santo igual que cuando vivía. Su hermoso rostro conservaba la expresión de un apacible sueño. Le tomaron la mano y el brazo estaba elástico (llevaba 10 años de enterrado). Del ataúd salía una extraordinaria y agradable fragancia.

En el 1878 el Papa Pío IX, considerando que los tres libros famosos del santo: «Las controversias»(contra los protestantes); La Introducción a la Vida Devota» (o Filotea) y El Tratado del Amor de Dios (o Teótimo), tanto como la colección de sus sermones, son verdaderos tesoros de sabiduría, declaró a San Francisco de Sales «Doctor de la Iglesia», siendo llamado «El Doctor de la amabilidad».

Fue beatificado por el Papa Alejandro VII en el 1661, y el mismo Papa lo canonizó en el 1665, a los 43 años de su muerte.

San Francisco de Sales-Periodistas
Entregan reconocimiento al obispo de Huajuapan. Foto: Saúl Salazar.

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