Un folio, un deceso
Este ensayo utiliza la información pública de los 52 juzgados de Registro Civil de la Ciudad de México, en especial los folios de las actas de defunción, para estimar la desviación en la mortalidad para los primeros meses de 2020 comparado con años anteriores. Con base en una búsqueda binaria convergente en la página web del Registro Civil, se estima que entre el 1 de enero y el 20 de mayo de 2020 se emitieron 8?072 actas de defunción más que el promedio de actas emitidas entre enero y mayo de los últimos cuatro años. Esta metodología puede usarse para otros estados y para tener una mejor idea del ritmo de expansión de COVID-19 en el país, así como para contar con un indicador adicional sobre el progreso que se haga para disminuir el número de fallecimientos.
A medida que evoluciona la crisis del COVID-19, la atención de analistas y epidemiólogos no está solamente enfocada en comparar el número de decesos confirmados por COVID-19, sino también en estudiar el exceso de mortalidad derivado de la crisis sanitaria. La Organización Mundial de la Salud define este concepto como la mortalidad superior a la esperada en función de la tasa de mortalidad sin crisis en la población de interés. Se calcula comparando los decesos durante este periodo con el valor esperado con base en tendencias pasadas.
Este método permite incluir no solamente a las personas que fallecieron de COVID-19 y fueron identificadas como tal por medio de una prueba, sino también a aquellas que fallecieron por otras causas. Dentro de las últimas, están los fallecidos indirectos por la crisis sanitaria del COVID-19 que no pudieron ser atendidos en hospitales saturados o padecieron la falta de acceso a un tratamiento para otra enfermedad, o no acudieron a hospitales por temor a contagiarse (por mencionar algunos). Por otra parte, considerando las medidas de contingencia y las instrucciones gubernamentales de guardarse en casa, es probable que los decesos por accidente de tránsito, por ejemplo, hayan disminuido, lo que llevaría a una ligera subestimación del exceso de mortalidad directamente relacionada con la pandemia.
A diferencia de otros países, en México existe un retraso importante en la publicación de estadísticas de defunción: el último registro del INEGI es del año 2018. Ante la falta de datos oficiales publicados sobre defunciones durante este 2020, replicar este ejercicio para México no parecía posible. Por otra parte, los registros civiles a lo largo del país han cerrado sus accesos al público ante la contingencia y, por lo tanto, también a la posibilidad de acceder a dichos datos para fines estadísticos. Sin embargo, la explotación de herramientas digitales sigue disponible. Así, este artículo propone una metodología alternativa para estimar el exceso de mortalidad en la Ciudad de México de acuerdo con un análisis de los datos abiertos del Registro Civil de esa entidad.
Las actas de defunción son, lo que se llama en economía, una buena proxy para tener una estimación del número de decesos en un lugar específico. En cuanto a la geografía, las actas se levantan en el lugar donde sucedió el deceso, o el último lugar de residencia del fallecido. En cuanto a la temporalidad, las actas suelen registrarse dentro de las 24 horas siguientes de los hechos.1
La Dirección General del Registro Civil de la Ciudad de México pone a disposición del público un sitio desde el cual es posible descargar copias certificadas de las actas de defunción registradas para cualquiera de los 52 juzgados del Registro Civil de la ciudad. Desde este sitio, y con el año de registro, número del juzgado (1-52), y número de acta, el sistema encuentra el acta de defunción correspondiente, si es que ésta existe.
El análisis se fundamentó en la intuición de que los números de actas eran consecutivos por lo que la primer acta registrada del año, para cada juzgado, sería la “uno”; la segunda el acta 2, luego 3, y así sucesivamente hasta registrar la última acta del año en cada juzgado. La metodología se comprobó al buscar aleatoriamente actas consecutivas en diferentes juzgados. Este diseño de actas “foliadas” permite, entonces, encontrar el número total de registros de defunción para cada juzgado en un año determinado, sin necesidad de revisar acta por acta. En efecto, el solo número de folio más alto será indicativo del número total de actas emitidas en ese año.
El algoritmo de búsqueda electrónica consiste en localizar, de manera iterativa, el acta con el número más alto para cada juzgado. Para esto, primero se busca un folio de acta elevado —que es poco probable que haya sido generado en ese juzgado, supongamos “10?000”—, se realiza la búsqueda y en caso de no encontrarse, se concluye que en el juzgado en cuestión se han registrado menos de 10?000 actas para dicho año. Luego, se prueba con número de acta a la mitad entre 0 y 10?000, es decir, el “5000”; si el sistema arroja un resultado positivo es indicativo que se han generado entre 5000 y 10?000 actas en ese juzgado. Se realizan más iteraciones aproximativas, siempre a la mitad, es decir, ahora 7500. Si el acta existe, se puede deducir que el número total se encuentra entre “7500” y “10?000”. Si el acta no existe, el número total se ubica entre 5000 y 7500. Así sucesivamente, el programa realiza búsquedas convergentes hasta encontrar la última acta registrada para el juzgado. Esta técnica en computación se conoce como “búsqueda binaria”, entre dos números.
Para obtener el número de actas con cortes mensuales, se repite el mismo ejercicio, pero esta vez revisando también la fecha de defunción con el fin de acotar la búsqueda para cada mes del año, aplicando el mismo método de búsqueda binaria para encontrar el folio más grande para cada mes.
Si bien el razonamiento es relativamente sencillo y el proceso para obtener los datos no requiere más que conocer el número de acta, existen al menos dos posibles fuentes de ruido en estos datos. Por una parte, se han identificado casos para los cuales existe una diferencia entre la fecha de defunción y la fecha de registro de ésta, de meses o incluso hasta un año. Esos casos, conocidos como actas extemporáneas, no afectan el análisis ya que se dan todos los años. Por otra parte, existen actas con folios “saltados”. Es decir, un juzgado puede pasar del acta 3735 al acta 3737, quedando el acta 3736 como “no encontrada” según el sistema de consulta del Registro Civil.
Dicho lo anterior, y con el objetivo de medir qué tanto pudiera afectar los resultados obtenidos, se tomó una muestra aleatoria significativa (95?% de confianza, 2.5?% de error) para los tres juzgados con más fallecidos registrados en 2020, que son los juzgados 14, 18 y 51. En un análisis de estas tres muestras, se pudo verificar que para los tres juzgados, menos del 2.4?% de las actas registradas en 2020 corresponden a años anteriores, y que los folios faltantes representan menos del 2.17?%. El juzgado 18 es el que tiene el porcentaje más alto al sumar los dos tipos de errores, con 2.722?%. Por lo tanto, lo anterior valida la intuición de usar los números de folio de las actas de defunción como proxy del número de decesos registrados durante un periodo determinado.
Finalmente, es importante aclarar que el proceso de obtención de los datos se llevó a cabo sin que fuera necesario descargar ningún acta, pues basta verificar que ésta exista. El sistema, después de indicar si el acta existe, ofrece la opción de descargar una copia certificada, lo cual no fue necesario. Si bien el ejercicio fue realizado mediante un programa, éste podría realizarse de manera manual utilizando cualquier navegador. El programa que escribimos permitió automatizar dicha tarea repetitiva, sin embargo, no brinda ningún acceso especial al sistema que, por cierto, es de libre acceso para todos. Por otra parte, se programó una “espera” artificial en el código, de diez segundos entre solicitudes, con el fin de evitar cualquier posible saturación.
Una vez obtenidos los datos para 2020, hasta el 20 de mayo, se repitió el mismo ejercicio para los datos correspondientes al 2019, con cortes al final de cada mes de enero a mayo. Las cifras para los años anteriores fueron obtenidas en las estadísticas de mortalidad del INEGI, disponible hasta el 2018.
Como una prueba adicional para entender qué tan robusto es nuestro método, comparamos el número de actas de defunción emitidas por el Registro Civil de la Ciudad de México para los años 2016, 2017 y 2018, con el número de muertes reportadas por el INEGI para los mismos años. En los tres años, las cifras calculadas a partir de las actas de defunción del Registro Civil son mayores a las del INEGI, pero la diferencia siempre es menor al 0.6?%.3
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