DestacadasUn “Pedro Chávez Special”, por favor

Un “Pedro Chávez Special”, por favor

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Columna de Adrián Lobo.

Un hospital, no sólo el H.G.D.A.V sino cualquiera, puede parecerse a un Oxxo; y no, no es porque hay dos cajas y sin embargo la segunda no funciona nunca, aunque en realidad en el Oxxo que está frente al hospital frecuentemente abren esa segunda caja, pero bueno, no importa. 

Por cierto que, aunque no tenga nada que ver con lo que finalmente quiero decir, pero a propósito de esa cadena comercial, recuerdo que durante mucho tiempo más o menos por donde están ahora las mesas en el exterior de ese negocio, o tal vez un poco más allá, funcionó una caseta.

Era un negocio familiar propiedad de personas largamente conocidas por los trabajadores del hospital donde vendían tortas, jugos, refrescos y demás, ya sabe usted, una caseta como tantas que hay por ahí.

De hecho, el dueño y quien estaba al frente de ese negocio es hijo de los dueños de la que está en la acera de enfrente, cerca de la puerta del propio hospital. Supongo que los encargados de la empresa que operan esas tiendas donde venden prácticamente pura chatarra adquirió el terreno, aunque también cabe la posibilidad de que estén pagando una renta, aunque no es muy probable, el punto es que cuando llegaron a tomar posesión observaron que aquella caseta pues les estorbaba.

Desconozco los detalles de la negociación que hubo, si acaso la hubo, para que aquella fuera retirada del sitio, aunque supongo que debió haber al menos una petición, pero trascendió que al parecer no existió un acuerdo realmente, pero por supuesto que no iban a permitir que un asunto tan menor entorpeciera sus planes así es que como mafiosos los encargados de la empresa enviaron a sus esbirros una noche a hacer el trabajo sucio y sin más se la llevaron, no se sabe a dónde. Es lo que se dice.

Pero a lo que me estaba refiriendo al inicio es que el servicio hospitalario se brinda las 24 horas, los siete días de la semana, los 365 días del año, únicamente que el hospital no atiende por una ventanilla en el horario nocturno, aquí de verdad las puertas no se cierran en todo el día.

Me disculpo con quienes tengan la gentileza de leer estas humildes líneas porque insisto en decirlo frecuentemente pero pues es cierto. Ahora bien, esta necesidad obliga a hacer algunos arreglos para poder cubrirla y sucede que hay algunas peculiaridades.

Para empezar, a diferencia de lo que ocurre en la iniciativa privada donde, ciertamente en apego a la ley y con algunas excepciones por cuestiones operativas, por cada 6 días de trabajo corresponde uno de descanso, en el gobierno se trabajan cinco días por dos de descanso. Supongo que en sitios donde se realizan labores administrativas la elección es hacerlo de lunes a viernes y así ocurre también en el hospital en dichas áreas. Pero en lo que se conoce como rama médica y  paramédica no es una norma.

Así entonces a una persona, de enfermería por ejemplo, puede que le toque descansar jueves y viernes, martes y miércoles o en casi cualquier otra combinación porque no todos podemos descansar en fin de semana, ¿a quién le encargaríamos el changarro de ser así?

Hay, desde luego, personal de las ramas mencionadas que efectivamente goza de su descanso los días sábado y domingo con lo cual en esos días el número de trabajadores en servicio desciende y sin embargo no podemos darnos el lujo de disminuir el volumen de las operaciones a voluntad, si de por sí la carga de trabajo es algo impredecible.

Tenemos además un imponderable llamado “días festivos”. ¿Y, entonces qué? Pues aparece en escena el famoso “Pedro Chávez Special”: El turno especial. Es un apoyo en esta lucha de relevos australianos que es el servicio hospitalario.

¿Y de qué se trata el famoso Turno Especial? Pues de trabajar sábados, domingos y días festivos, de 8 a.m. a 8 p. m., con una única condición: No pueden ni deben acudir más de 3 días consecutivamente. Evidentemente hay personas a quienes les resulta muy conveniente laborar en este turno, como aquellas que estudian o las que tienen necesidad de ocuparse en otras actividades inaplazables entre semana, que incluso a veces puede ser otro empleo, de hecho es frecuente que si uno desea ser cambiado al turno especial se le pida justificar la solicitud, aunque últimamente no es algo muy estricto.

Y aquí otra vez y para no perder la costumbre, es muy probable que me meta en problemas con algunos compañeros. Porque parece ser que muchos de nosotros nada más andamos buscando la forma de sacar ventaja en todo lo que se pueda y tanto como se pueda. Me comentaba un amigo que si los mexicanos tuviéramos a bien emplear toda esa energía e ingenio que dedicamos a encontrar la manera de medrar utilizando atajos, hacer trampa pues, en hacer las cosas cada vez de mejor manera, este país sería una súper potencia y habría más millonarios que en cualquier otro. 

Así es que resulta que el turno especial consiste en trabajar además de los fines de semana, los días festivos, ¿de acuerdo? Pues aquí empiezan “los asegunes” porque no todos los llamados días festivos son iguales, no señor, hay que distinguir a conveniencia entre los oficiales y los no oficiales, a éstos últimos les llaman “graciosos” (“chistosos”, a decir de quienes quieren hacerse ídem), aunque nada tienen que ver con chanzas y bromas, obviamente la denominación se refiere a que se otorgan como una gracia, casi como un favor o una generosa dádiva por parte de las autoridades o por el sindicato (sí, por alguna que es para mí una oscura razón al sindicato le han dado, tiene o se adjudica por sí mismo, la facultad de otorgar días de descanso).

Así es que algunos compañeros del turno especial han resuelto negarse rotundamente a trabajar esos días “graciosos”, lo cual no me hace ninguna gracia.

Pero no solamente eso, hace un tiempo decidieron entablar una demanda contra la secretaría de salud por todos esos días festivos no oficiales que en el pasado “les obligaron” a trabajar, reclamando, claro está, como reparación del supuesto daño ocasionado el pago de una indemnización. Y aún hay más.

Han ganado esa demanda y están ahora a la espera de poder cobrar lo que se les debe, en realidad, aunque no puedo asegurarlo, me parece que de hecho ya lo han cobrado. A mi parecer ese grupo de compañeros de alguna manera actúan como una mafia, como una secta, yo les llamo “Los de la demanda”.

Espero que por pura precaución a alguien se le haya ocurrido ya modificar ese estatuto donde se define el turno especial y donde supongo que decía: “Sábados, domingos y días festivos” ahora se pueda leer: “Sábados, domingos, días festivos oficiales y días señalados como de descanso, aun cuando no se hayan estipulado con ese carácter previamente en el calendario oficial de la secretaría de salud, otorgados por la autoridad pertinente”.

Cuando llega un día festivo oficial a la generalidad de los trabajadores le toca descansar, pero cuando sucede que se juntan los fatídicos cuatro días consecutivos que la guardia especial no puede ni debe cubrir o cuando se trata de un día no oficial que la guardia especial sólo cubrirá parcialmente, ya sabe usted, porque “Los de la demanda” se negarán en redondo a trabajar ese día, o que no cubrirá en absoluto, se recurre entonces a un pequeño truco: Otorgar el descanso “de forma escalonada”. Usualmente en un orden de preferencia como el que sigue: Personal de base, formalizados, regularizados… anticipados y remisos… eventuales, quise decir…

Si por alguna razón le toca a uno trabajar uno de esos días, por lo del “descanso escalonado”, se origina un adeudo, que yo preferiría que me lo pagaran en metálico, pero no, amor con amor se paga y resulta que a uno le deberán entonces un día libre. Pero ya sabe usted: “Debo, no niego. Pago, no tengo”.

Así que por ejemplo en el caso de enfermería usted básicamente no puede pedir ese pago de tiempo en la fecha que desee o la que más le convenga o cuando lo necesite sino que generalmente tendrá que conformarse con que en algún momento aparezca marcado en el roll su descanso prometido. Es por necesidades operativas, les ruego por su comprensión, no vayan ustedes a creer que es por puro despotismo que se manejan así éstos asuntos.

Pero el turno especial tiene otras peculiaridades. Probablemente es debido a mi ignorancia pero no acabo de entender cómo o por qué si en la ley se estipula que cuando se trabaja en un día de descanso corresponde a quien así lo hace una compensación económica, a los compañeros del turno especial no se les hace efectivo.

Sería mucho más cotizado de ser así, porque significaría más dinero por menos trabajo pero al parecer al solicitar el cambio a ese turno se renuncia tácitamente a ese derecho.  Y sobre este punto hay una polémica más o menos importante, porque si bien, trabajar dos días consecutivos prácticamente de sol a sol, doce horas consecutivas, es bastante pesado, en cuanto a número de horas nos quedan a deber.

Son 24 contra 40 horas del turno matutino, 37.5 del vespertino y 36 del turno nocturno, que trabaja doce horas por 3 noches a la semana. Así es que se considera que cada uno de esos días que trabaja el turno especial equivale a dos jornadas y media, para compensar. ¿Es decir que su tiempo vale más que el del resto?

Se podría pensar que al ser parte de este turno por su naturaleza se renuncia o se pierde de alguna forma al derecho a disfrutar del descanso en los días festivos, ¿no es así?  Vamos, que se trata precisamente de trabajar en esos días, ¿no es cierto? Pues resulta que esa es una verdad a medias. Recurriré a la exageración para explicar mejor mi punto y no herir susceptibilidades:

Supongamos que se decreta un día libre para todos aquellos que lleven el apellido Juárez, un miércoles. Se haría efectivo en forma escalonada para quienes regularmente laboran ese día.

Quienes pertenecen al turno especial, ¿tienen derecho a ese descanso? Es un día “no oficial” después de todo, pero así como algunas personas rechazan laborar en esas ocasiones en que teóricamente deberían hacerlo, igualmente reclaman el descanso otorgado con la misma vehemencia. Y no sólo eso, sino que al parecer no hay forma de negarlo. 

Y así por el estilo, alguien con habilidad para manipular el sistema puede pasarse hasta un mes o más sin tener que ir a trabajar en base a pagos de tiempo, suplencias, licencias, días económicos, vacaciones extraordinarias y días a cuenta de vacaciones. ¿Es ilegal o tramposo? No realmente. El sistema lo permite.

Así es que me queda la duda si hay algún abuso de parte de algunos compañeros aunque a mi parecer es un asunto que cae más que en la regulación oficial en el juicio personal de cada trabajador. Será tal vez un asunto de matices y grados aplicados al concepto de “aprovechar”. 

Según entiendo “Los de la demanda” la ganaron porque detectaron una inconsistencia en los lineamientos administrativos de los S.S.O. Resulta ser que a pesar de todo lo que pueda decir al respecto la secretaría de salud eso no es ni de cerca la última palabra, su calendario de días de asueto no es «el» calendario oficial.

Los días festivos oficiales son aquellos que aparecen señalados como tales en el calendario publicado en el Diario Oficial de la Federación y todos aquellos que no estén relacionados ahí se consideran “graciosos” o “no oficiales”.

Todo esto es absurdo y ridículo: ¿Para qué tomarse la molestia de hacer algo que ya está hecho? ¿Para qué ponerse a querer inventar la rueda? Lo más simple sería ajustarse a lo que estipula aquella instancia de nivel superior y listo, problema resuelto.

Lo peor de todo es que esos días extra en el calendario de la secretaría básicamente son sólo aplicables a “Los consen” (basificados, formalizados y regularizados), supuestamente la secretaría no está obligada a otorgar ese día de descanso a los trabajadores eventuales que generalmente tenemos que presentarnos a laborar esos días “graciosos” sin que ello nos haga reír ni un poco. Así es que increíblemente hay un calendario para “Los de la demanda”, otro para “Los consen” y uno más para los eventuales.

Aquí puede apreciarse el doble estándar con que maneja la secretaría las relaciones laborales: Tienen un juego de condiciones laborales para “los consen” y otro muy distinto para los “de maltrato” (los de contrato, pues).

Donde básicamente el personal eventual tiene derecho a guardar silencio y a trabajar agradeciendo que al menos tenemos trabajo aunque nuestras percepciones sean menores que las de “los consen”, no importa que se tenga el mismo código y que se realicen las mismas funciones; el eventual prácticamente tiene todas las obligaciones y algo más, sin ninguno de los derechos, lo cual está también está en completa disonancia con una ley superior, la Ley Federal del Trabajo, nada menos.

De hecho éste no es él único problema con el turno especial, entre los médicos principalmente tiene la mala reputación de no tomarse el trabajo en serio, prácticamente de ir sólo por ir, sin ningún tipo de compromiso, sin ánimo de resolver nada, sin por lo menos la intención de esforzarse un poco.

Es común escuchar quejas acerca de cómo a menudo sólo dejan pasar incluso asuntos de cierta importancia para que sean resueltos posteriormente, por el siguiente turno. Se les acusa entonces, no sin cierta razón, de ocuparse únicamente de mantener las cosas tal y como las reciben para dejarlas después al siguiente turno exactamente en la misma manera.

¿Y entonces de qué sirve? Si algunos de los que pertenecen al turno se niegan a trabajar cuando se supone que deben hacerlo y cuando lo hacen no lo hacen realmente sino que básicamente acuden a checar tarjeta entonces lo mejor sería desaparecerlo y distribuir los descansos de los trabajadores de manera que todos los días de la semana estén cubiertos los servicios con personal suficiente y listo. No creo que sea muy difícil.

Adrián Lobo.

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