Adrián Lobo
«Decíamos ayer…» que los tiempos actuales son peculiares, estoy hablando en específico de la situación laboral en el Sector Salud en México.
Particularmente en las secretarías de Salud en los estados, más concretamente en los servicios de salud de Oaxaca.
Hay nerviosismo, hay una gran expectación y no son pocos los que mueven sus piezas, calculando qué ventaja pueden sacar de todo el proceso de federalización.
Como he dicho antes, parece ser que estando cada vez más cerca la irrupción plena del INSABI.
De repente los eventuales, los nunca bien considerados, nos volvemos de a poco más interesantes para los sindicatos.
Específicamente para el SNTSA que ahora sí ofrece su «respaldo», pero claro, que para ello es necesaria nuestra «participación».
Permítanme traducir del lenguaje político al coloquial:
Requieren que vayamos todos en bola para aparentar que queremos estar con ellos porque son lo máximo y darles fuerza con nuestra presencia y ponerlos de alguna manera en posición de «negociar».
Y claro, después intentarán cobrar el supuesto favor que nos harán.
Eso se llama chantaje y extorsión, exigiendo lealtad y votos con nuestra adhesión a sus filas.
Por lo menos yo, no les creo que su principal interés sea el bienestar de los trabajadores.
No lo han demostrado antes, cuando no había mucho en juego, ¿y ahora que ven posibilidades sí? Pues no me la trago.
De modo que hay que poner atención, que nadie se engañe, porque en el SNTSA han vuelto a mostrar sus verdaderas intenciones.
Que no son otras que despojarnos de las bases (ahora sí reconocen que se trata de bases, cuando nos habían estado diciendo que no era así) a nosotros, los verdaderos eventuales.
Y aquí mismo está publicada la prueba, dígame usted si no se han abierto de capa, mostrando qué es lo que quieren, realmente.
Y que no es otra cosa que repartir bases entre sus afiliados, formalizados y regularizados y tirarnos a nosotros las sobras.
Pero todos los compañeros eventuales deberían estar atentos:
Ni siquiera tienen la capacidad de hacernos ningún favor, estoy convencido que en el proceso de federalización no se admitirá la injerencia de sindicato alguno.
Deberíamos ver, por ejemplo lo que ha pasado con Antorcha Campesina.
Durante años fue el intermediario entre el gobierno y beneficiarios de programas sociales, a menudo jineteando el dinero, pidiendo cooperación o de plano robándose los recursos.
¿Qué ha ocurrido recientemente? El presidente les ha dicho: «ni con gritos y sombrerazos» se dará marcha atrás en el combate a la corrupción.
¿Quieren un ejemplo más claro?
El personal que ha contratado directamente el INSABI no ha necesitado para nada de los buenos oficios de sindicato alguno, su proceso se ha realizado sin la intervención de terceros, directamente entre el instituto y el trabajador, como debe ser.
Como decía un amigo, «ese es mi pienso».
De otra forma no buscarían apoyarse en medidas coercitivas, en amenazas veladas que, una vez más, serán incapaces de cumplir, simplemente porque no tendrán facultades para eso.
Han dicho que tienen algo así como una misteriosa lista negra, donde están anotados los nombres de (y lo que sigue es de mi cosecha) los rebeldes, los traidores y los malagradecidos (aquí termina mi cosecha).
Que no serán beneficiados por los «logros» que supuestamente obtendrán con la federalización porque se han ido con «los otros», principalmente con el FNTSRM, que últimamente parece tomar fuerza o porque no han «participado».
Y aunque ellos, los del Frente, digan ofrecer un cambio y tener ciertas ventajas en comparación con el SNTSA, también piden a sus —éstos sí— agremiados.
(Recuerde que el Frente sí afilia eventuales) que se movilicen y que participen en las acciones que organiza.
Para mí que con eso buscan mostrar músculo también, es una batalla de intimidación política intersindical y sindicatos-gobierno, es un valor que antaño ha puesto a los sindicatos en posición para negociar pero que en adelante no funcionará más.
Pero no son solamente los eventuales de cada estado los que están en la mira.
El SNTSA quiere ir también por el personal que ya pertenece al INSABI, pero que todavía tiene la categoría de eventual.
Según un documento que ha circulado, en la Ciudad de México están convocando tramposamente a dichos compañeros a registrarse en un supuesto «proceso de regularización de plazas con la finalidad de mejorar sus condiciones generales de trabajo».
¡Qué cinismo! ¡Como si no supiéramos todos que dichas condiciones del persona del INSABI ya son mejores que las del resto de los eventuales, casi idénticas a las del personal de base, esto es, que son justamente lo que deben ser, de acuerdo a la ley.
Los compañeros de INSABI, no sólo en la ciudad de México, sino en todo el país, no deberían dejarse engañar.
El resto de los eventuales tampoco.
Pienso que lo mejor es no comprometerse tempranamente con nadie.
Por mi parte, estoy seguro que se hará lo que se tenga que hacer, ya sea que le guste a los sindicatos o no, así hagan berrinche, lloren y pataleen.
Uno puede sentirse presionado para acercarse con alguien que de alguna manera garantice que no quedaremos fuera.
Pero en este caso puedo asegurar que eso es algo que los sindicatos no pueden ofrecer, sencillamente porque no estará en sus manos.
Ya después, cuando el proceso se haya completado, podremos elegir libremente qué afiliación sindical nos resulta más conveniente o cuál está más acorde con nuestros principios y es un verdadero apoyo.
Ante el panorama, lo que procede es «serenidad y paciencia», creo yo.
Queda estar atentos a la información oficial pertinente y actuar en consecuencia.
Sorprendentemente creo que el mejor consejo viene de la mano, quién lo iba a imaginar, de uno de los personajes más oscuros y deleznables del México actual, pero que sin duda, sabe de lo que habla:
«…tener paciencia y prudencia, verbal continencia; no exhibir excesiva ciencia, y presencia o ausencia, según conveniencia».
Adrián Lobo.
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