Las jornadas de vacunación, por lo menos en el estado, aunque ni siquiera puedo hablar por todo el estado sino únicamente del municipio donde vivo y aquellos más cercanos, han estado resultando complicadas; obviamente mil cosas pueden salir mal y la Ley de Murphy entra en acción: La llegada del «biológico» se retrasa, los egos se entremezclan, los intereses políticos intervienen, la planeación… bueno, la planeación.
Y la organización… ¡válgame, la organización! Dejémoslo en que son aspectos que han dejado mucho qué desear.
Me pregunto si de verdad, pero de verdad, en serio, es tan difícil. Después de todo no es la primera campaña de vacunación que hay en el país, ¿o sí?
Me ha llegado a parecer que los de BIENESTAR paradójicamente han estado produciendo en muchos más bien un MALESTAR, pero afortunadamente a pesar de los tropiezos el proceso marcha sin detenerse, además he visto que Pedrito Sola quedó 100% satisfecho, de modo que logros qué presumir sí hay.
Por supuesto que se trata de la más ambiciosa campaña de vacunación emprendida nunca, las proporciones son colosales, no sólo en México, pues se pretende alcanzar cuando menos a la mayoría de la población. Me parece acertado el enfoque por etapas —es de momento el turno de los adultos mayores— porque de cualquier manera la disponibilidad de vacunas es muy variable, así que es mejor de ese modo.
Se ha criticado que tenemos muy pocas, en algunos puestos de vacunación creo que sí han sido insuficientes pero he sabido que en otros, como sucedió en el propio H.G.D.A.V., hubo hasta de sobra, tanto que se anunció de último momento que aquellos interesados en recibir la inmunización podían acudir, ya que se había alcanzado la meta y aún había dosis disponibles.
Algo que noté y me parece muy plausible ha sido la preferencia que se le ha dado a las personas con mayores dificultades para desplazarse, como aquellos que utilizan una silla de ruedas o un bastón, en tal caso es comprensible que se pase por alto el número de ficha que se estuvo asignando, pero si de plano el número no iba a ser tomado en cuenta en el orden de aplicación pues lo hubieran anunciado así.
Pero con cuidado y muy bien explicado para evitar lo que estuvo sucediendo, las largas filas incluso desde la noche anterior para apartar un lugar. Lo que se propició de esta manera, además de la exposición innecesaria a la intemperie de noche y de día, y a un posible contagio de las personas que fueron, fue el viejo y conocido fenómeno del coyotaje, supe de personas que acudieron muy tempranamente a apartar lugares con el único fin de ofrecer el sitio a otras personas a cambio de una módica suma.
Lamentablemente hasta en eso arrastramos herencias de los regímenes corruptos del PRIAN que padecimos largamente, pero como decía, si ya sabemos a lo que nos arriesgamos, ¿por qué no aplicar un poco de creatividad para evitar esas situaciones indeseables, ahora que tenemos la posibilidad de cambiar?
Creo que algunas de esas soluciones eran fácilmente aplicables, que había o hay cierta libertad de acción, porque he sabido que en otros estados se está convocando a los usuarios a acudir al puesto de vacunación ordenándolos por la inicial de su primer apellido, así es que alguien que tenga el apellido «Zárate» sabe que no tiene nada que ir a hacer el día en que corresponde la vacuna a los de apellido «Arias». ¿No parece mucho más conveniente algo así? Y es sólo un ejemplo.
Esa situación me hizo sentirme como pocas veces me he podido sentir en éste país que amo y que a menudo padecemos: La sensación de ser un privilegiado. Porque como usted quizá sepa, o se va a enterar ahora mismo, como personal de salud adscrito al H.G.D.A.V. he recibido las dos dosis de la vacuna de Pfizer, que se aplicó prioritariamente a nosotros. Me sentí privilegiado por no haber tenido que pasar por eso que muchos de mis conciudadanos, familiares y amigos incluidos, han tenido o tendrán que pasar, que es mayormente sufrir las consecuencias de una organización deficiente, y lo lamento por ellos.
Parte fundamental de esta campaña es, por supuesto, el personal de enfermería y médico que la está llevando a buen término. No estoy seguro si hay médicos en los puestos y cuántos son en caso de haberlos, pero de que hay enfermeras las hay. Al parecer se ha comisionado a personal del I.M.S.S. y de los S.S.O. para tal fin. Probablemente también haya algunas del I.S.S.S.T.E.
Sé de primera mano que compañeras del H.G.D.A.V. tuvieron el honor de ser comisionadas para este servicio, algunas de ellas ya habían participado en la vacunación en el propio hospital. Me parece digno de resaltar y me causa cierto orgullo saber que son parte de un esfuerzo no sólo nacional, sino global, por combatir la pandemia. Es como justicia poética, o como una bofetada con guante blanco, en la cara de los prejuicios estúpidos, ¿no le parece?
Después de haber sido muchas de ellas sujetas a verdaderos atentados, expuestas al desprecio, y de haber sido acusadas de ser «las que nos andan contagiando», son justamente ellas —la verdad es que difícilmente podría ser de otra manera— quienes se están ocupando directamente, a nivel de calle, de hacer llegar la esperanza de ponerse a salvo, a las personas de a pie, que en vista del éxito de las convocatorias, parecen pedirla a gritos.
De verdad que es motivo de orgullo para mí, saber que algunas compañeras que conozco personalmente andan por ahí cumpliendo con un noble deber, aprovecho ahora este espacio para expresarles públicamente mi reconocimiento y mi gratitud que hago extensivos a todas aquellas que pertenecen a otras instituciones: ¡Gracias totales!
Sin embargo tuve conocimiento de un suceso desagradable: Este fin de semana, 13 y 14 de marzo, estaban previstas sendas jornadas de vacunación, pero pasa que se atravesó un pequeño inconveniente, conocido como «día festivo». Porque resulta que el 21 de marzo se conmemora el natalicio de nuestro más ilustre paisano.
«¡¿Y eso qué?!», podría decir cualquiera. Yo mismo no acabo de entender por qué rayos se recorrió el día de asueto casi una semana, al día 15, además el día 21 será domingo por lo que, a mi parecer, ningún patrón debe estar obligado a suspender labores toda vez que de por sí se trata de un día inhábil.
Pero bueno, usted sabe, la política es algo innecesaria, excesiva y estúpidamente complicado, en este caso la política sindical, porque resulta que supuestamente el «personal sindicalizado» comisionado para la aplicación de vacunas, entiendo yo que médicos y enfermeras, se negaron, en algún o algunos puntos, rotundamente a trabajar el domingo 14 con el argumento de descansar por el día festivo.
Yo no entiendo la razón, ya que el festivo se trasladó al 15, pero el caso es que se vieron en la necesidad de hacer ajustes y mover al sábado 13 todas las actividades que pudieran.
Supuestamente personal de BIENESTAR fue quien directamente señaló al «personal sindicalizado», sin ser más específicos, de forzar el ajuste de las actividades programadas. Pero afortunadamente, según parece, al final de un poco de caos por la desorganización, las complicaciones pudieron solventarse.
Adrián Lobo.
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