- En los siete años que lleva en México, proveniente de Honduras, Paola ha recorrido el país desde Chiapas a Tijuana para hacerse de recursos. En meses recientes, para sobrevivir durante la pandemia, ha retomado oficios que suma a sus múltiples actividades laborales. «Lo más difícil era adaptar nuestra mente a la enfermedad y a la crisis, y eso ya lo pasamos”
Texto: Marcela Del Muro
Fotos: Victoria Razo
VERACRUZ.- “Yo salí de descanso el 16 de febrero (del 2020) y al otro día me entrevisté con la persona del otro restaurante. Me fui a trabajar allá el fin de semana siguiente, pero de repente yo empiezo a sentirme mal: a no poder respirar y a encorvarme del cansancio. Otros compañeros se enfermaron del estomago. Yo le echaba (la culpa) a que había mal olor y cosas que estaban tapando las tuberías del restaurante”. Mientras la señora Juana Pabla Reyes, de 52 años, narra los síntomas de aquella extraña enfermedad, las personas que la escuchamos, inmediatamente, pensamos que era la covid-19. Pero no hay certeza de que haya enfermado porque no hubo una prueba que lo confirmara.
A Pabla le gusta que le llamen Paola. Ella es hondureña y tiene siete años en México. Un año y seis meses fue cocinera de varias palapas de mariscos en el puerto de Veracruz, esos pintorescos restaurantes que se encuentran próximos a la playa y son frecuentados por turistas que visitan la zona.
Cuando Paola recuperó la salud, a mediados de marzo del año pasado, la pandemia ya era una realidad palpable para la población en México. Para evitar la propagación, se cerraron indefinidamente actividades no esenciales y los trabajadores eran enviados a casa a realizar cuarentena. “A raíz de eso, mi hija y mi hijo se vinieron para acá y fue cuando cerraron todo, todo, fue algo tremendo”.
Ella ha sido mi mano derecha
La señora Paola vive en una urbanización de interés social en Medellín de Bravo, municipio conurbado de la ciudad de Veracruz. Ella presenta su casa como la más bonita del fraccionamiento y tiene algo de razón: su lugar se distingue por una jungla doméstica en un estrecho pasillo que da la bienvenida. Es un hogar pequeño y cálido, decorado con varias fotos familiares e imágenes religiosas, y donde los espacios se han ido adaptando a las necesidades.
Los primeros meses de la pandemia, la señora estuvo acompañada de Astrid y Emmanuel, sus hijos de 30 y 19 años. Fue un pequeño respiro después de años sin descanso, un momento de tranquilidad para ella porque su hija proveyó lo necesario para el inicio de la cuarentena.
Paola Reyes habla por teléfono con un familiar en Honduras, desde el jardín de su casa, en Medellín de Bravo, Veracruz, México. El 18 de Noviembre del 2020.
“Ella ha sido mi mano derecha”, cuenta Paola sobre su hija. “Dice ella: ‘criamos a los niños, mami’. Y sí, siempre está ahí pendiente de ellos”. Astrid es violinista en la Orquesta Filarmónica de Boca del Rio, Veracruz. Ella fue la primera de la familia en llegar a México con la oportunidad de integrarse a la orquesta y estudiar Música en la Universidad Veracruzana. Paola y sus dos hijos menores la siguieron, cruzaron a México en diciembre del 2013. Se asentaron ocho meses en Chiapas; la señora instaló un pequeño puesto donde vendía café, chocolate y pan a las afueras del refugio de migrantes. Así, pudieron seguir recorriendo México hasta llegar a Veracruz, con su hija.
“¿Quién se iba a imaginar que nos viniera a tocar vivir esto aquí?”, se cuestiona Paola sobre la pandemia. En junio del año pasado, Astrid dijo adiós y regresó a su casa en el municipio de Xalapa. La noticia cayó como balde de agua fría para la señora Paola. El turismo en Veracruz se encontraba en declive y se veía un difícil panorama para conseguir un trabajo en la zona.
Al estado regularmente llegan turistas nacionales. En el 2020 el porcentaje de ocupación hotelera en el país disminuyó 34.4 puntos porcentuales respecto al año anterior, según el Resultado de Actividad de Secretaría de Turismo; esto impactó negativamente al sector de servicios. Los ámbitos restauranteros y hoteleros fueron los más afectados con una pérdida aproximada de 769 mil empleos, señaló el INEGI. Este sector está altamente feminizado, antes de la pandemia, las mujeres ocupaban un 61.5% de los puestos de trabajo en América Látina y el Caribe, detalló el Cepal en su informe especial de covid-19.
Buscar nuevas formas de sobrevivir
Para finales de junio, Veracruz llegaba a los 10 mil casos confirmados de coronavirus y un par de días a la semana ocupaba el mayor registro de contagios al día en todo México. La pandemia se sentía, pero la escasez que provocaba la falta de trabajo calaba más.
La señora Paola comenzó a buscar oportunidades de empleo en los restaurantes de la zona y pidió recomendaciones laborales a sus amigos y conocidos, pero nada llegaba. Hasta que “me llamó una amiga y me dijo: ‘Pao, va a salir una señora del hospital y te recomendé, te van a llamar. ¿Puedes poner oxígeno? ¿Puedes tomar presión?’. Le dije que no sabía, pero eso yo lo aprendo rápido. Y así fue como empecé a trabajar cuidando a la señora”.
Paola Reyes se traslada en un autobús para hacer las entregas de los pedidos solicitados por sus clientes, en su nuevo empleo como comerciante informal. En Veracruz, México. El 28 de enero del 2021.
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