DestacadasHello, goodbye!

Hello, goodbye!

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Adrían Lobo

OAXACA (#página3.mx).- Si veinte años no es nada, imagine usted cinco. Lo que dura un suspiro apenas, lo mismo que duró mi empleo en los SSO o secretaría de salud de Oaxaca o como sea que se llame, no importa ya. Justo ahora que recién podía dejar de considerarme novato; a mi parecer en un hospital uno permanece en esa condición por un mínimo de cuatro, cuando ya ha visto suficiente —uno ahí nunca lo ha visto todo— como para más o menos mantenerse sereno y tener más idea de qué hacer ante casi cualquier emergencia o situación apremiante.

Hoy quince de septiembre del 2021, en que escribo esto, se supone que todos los eventuales que todavía somos trabajadores de salud seremos notificados de la no continuación de la relación laboral. No es un despido, así lo entiendo yo, todos de antemano sabíamos lo que implica un empleo eventual, que no es más que un inicio y un final, algo así como Hello – Goodbye!

No podemos decir que fuimos engañados, aceptamos esas condiciones, creo yo, por la necesidad de trabajar y aun con la esperanza de algún día obtener un contrato de duración indefinida y prestaciones y todos los demás beneficios de los que los demás compañeros gozan, pero en el fondo todos sabíamos que algo como esto podía ocurrir algún día, teníamos ese temor pero sin embargo aceptamos el riesgo, como dije, mayormente por necesidad.

Como siempre lo que no hay es información clara. Sólo rumores: Se dice que el INSABI declinó (por decirlo de alguna manera) absorber por completo el sector de salud de Oaxaca debido al enorme cochinero en que lo convirtieron desde hace sexenios atrás. En todos los aspectos: En lo administrativo, en lo financiero y el manejo de los recursos humanos. Así es que se decidió que en el caso de Oaxaca sea el IMSS – Bienestar quien se encargue de domar al potro salvaje, de limpiar el chiquero y poner un poco de orden en este caos.

¿Por qué siempre tiene que ser Oaxaca el problemático? Bueno, a lo mejor no lo es siempre, sino que, como dicen, sólo es que «ia stoy arto».

Me da por pensar que no es un adecuado proceder porque me parece que es un poco como rizar más el rizo, ya que estarían entonces los trabajadores de salud contratados por el INSABI, que sería su patrón y quien les pagaría, pero trabajarían para el IMSS, que sería como otro patrón, a disposición de quien estarían. Es decir que se establecería algo como un esquema de outsourcing descafeinado. Algo muy raro.

Otro rumor, que yo le llamo «El rumor de la esperanza»: Dicen que prescinden de nuestros servicios ahora pero que en enero del 2022 seremos contratados en forma, como se debe, por parte de la institución que tomará el relevo.

Y bueno, los sindicatos han estado en lo suyo: Asambleas, manifestaciones, marchas, toma de oficinas y todo lo que ya conocemos pero yo soy pesimista. Creo que no hay vuelta de hoja. Claro que me gustaría conservar mi empleo, porque tengo necesidades y responsabilidades, tenía planes también. Pero creo que eso ha sido todo, amigos.

Sin embargo no me siento engañado, nunca nadie me dijo que esto iba a durar por siempre, aunque una esperanza siempre tuve, estos cinco años fueron de incertidumbre constante, con cada contrato que terminaba, nunca hubo certeza sobre nuestra estabilidad laboral y ya ven ahora, acabó por acabarse.

Sí me siento un poco defraudado porque de éste lado hubo compromiso, disciplina y entrega. Conozco a más de un compañero a quien le quedan a deber guardias extra, que nunca quisieron pagarnos en efectivo, como en cualquier empleo normal, quedan vacaciones pendientes y queda sobre todo ahí la incómoda sensación de palabras vacías, sin un significado cierto: El año del reconocimiento al personal de salud, ya lo ven, no es nada, no significa nada, solamente es una frase hueca. Los anuncios espectaculares dando las gracias a los trabajadores de salud por su servicio en la pandemia son también sólo apariencias.

Pero no fueron apariencias esas tardes que no te daba tiempo ni de ir a comer, las noches de salir tarde porque había que apoyar a uno que otro paciente a última hora, la disposición para ir a apoyar a un paciente aunque fuera de un servicio diferente al que estabas asignado, la presteza para hacer alguna que otra tarea sólo porque tenía que hacerse, sin importar que «eso no te tocaba» hacerlo, el salir de la guardia cansado y hasta algo sudoroso todavía porque hubo mucho trabajo pero con esa cálida sensación como de triunfo, de orgullo por haber podido terminar satisfactoriamente una productiva jornada laboral.

Hubo también, para mí, muchas guardias que terminé lleno de frustración, crispado y molesto, conmigo mismo por haber incurrido en algunas fallas o con algunos compañeros por una mala actitud o por algo que yo percibí en su momento como un exceso o deficiencia. Otra cosa que dejé ahí, en los pasillos del hospital, fueron las rodillas. Seguramente por alguna razón ya estaba predispuesto y ahí solamente llegué a acabarme el cartílago en esos ires y venires, subiendo y bajando las escaleras, cuando pasé por todos los servicios, del primero al cuarto del área de adultos y todos los de pediatría también.

Quizá, si es de verdad éste el fin de mi aventura nosocomial, en un corte de caja me quede sólo con la gratitud a las personas que algo me enseñaron, en lo laboral o en lo personal. Me quedan también algunas amistades, el gran gusto de haber conocido, por ejemplo, a la única Enfermera Cirujana, no del hospital, ni de Oaxaca ni México o del mundo entero, sino del universo mismo y a otras más personas notabilísimas no sólo por sus capacidades profesionales sino por sus cualidades personales.

Me queda también esa sensación de ser útil y apreciado que quizá inmerecidamente me hicieron sentir algunos pacientes y sus familiares con su gratitud tan sólo por hacer mi trabajo. Más de una vez alguna persona, ya fuera del hospital y de camino a casa me dio una palmadita en la espalda diciéndome «Buenas noches, que le vaya bien» y yo me quedé sin saber bien a bien de quién se trataba y me retiré agradeciendo los buenos deseos pensando que quizá era familiar de algún paciente al que tuve ocasión de apoyar.

Me quedo con eso porque no sé si tendremos el pago proporcional de aguinaldo que yo supongo nos corresponde o el pago también proporcional de las primas vacacionales, eso al menos, ya que del pago de mis guardias extra y mis vacaciones de éste año supongo que también puedo despedirme.

Addendum.

Se anunció después de una visita del presidente López Obrador, que nos iban a recontratar a todos. Vinieron los máximos responsables del INSABI y del IMSS y se dieron fechas: 1o. y 15 de octubre, ya que supuestamente se procederá de acuerdo a la antigüedad.

Ya pasaron 15 días, pasó también el 1o de octubre y al menos yo, no he sabido que a algún ex trabajador eventual se le haya vuelto a contratar. Quiero confiar en la palabra del presidente pero temo que este proceso sea presa  de los malos manejos de sindicatos y funcionarios. Así que pienso seriamente en buscar otro empleo.

Por cierto que la página empleo.gob.mx es pésima, terrible de verdad, a lo mejor es sólo que no sé usarla pero no encontré la manera de simplemente explorar todas las vacantes que tengan registradas. Y la verdad la experiencia que tengo sobre la atención personal que brindan no me permite una mejor opinión, además no estoy seguro, a pasar del semáforo epidemiológico en verde, que estén las oficinas abiertas.

Recuerdo que la única vez que acudí personalmente intenté acercarme con una persona y apenas escucharme hacer una pregunta rápidamente me dijo

— Miré, allá en esa vitrina están publicadas todas las vacantes del día, busque una que le acomode y luego me dice cuál es.

Me acerqué a mirarlas y recuerdo haber visto: Vendedor, vendedor, vendedor en ruta, ventas de cambaceo, vendedor comisionista, ejecutivo de ventas, cobrador, cobrador motociclista, cobrador en ruta, ejecutivo de cobranza difícil… Hasta que por fin encontré una que me llamó la atención, tomé nota de una especie de clave que tenía asignada y pasé con el funcionario que me había atendido anteriormente.

— Encontré una… — le dije. Era una vacante de auxiliar de almacén.

— Bueno — dijo después de revisarla — a esa ya mandé cinco aspirantes hoy… ésta otra, ¿no te interesa? — me dijo mostrándome un elemento en una lista donde se leía: «Operador de montacargas en almacén».

— No sé manejar un montacargas…

— Pero es en una bodega…

— Dice, «experiencia mínima de 3 años»…

— A lo mejor te enseñan, dice «Capacitación constante»…

— Está bien, ¿en dónde me presento? — Dejé que hiciera su papeleo, me entregó un formato preimpreso que rellenó y me despidió deseándome suerte. A esa bodega jamás fui y al servicio estatal de empleo nunca regresé.

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