Este lunes 15 de noviembre de 2021 los y las cubanas en diferentes provincias de la isla y en 116 ciudades de todo el mundo convoca a la “Marcha Cívica por el Cambio”, una acción pacífica en respuesta a la violencia del régimen de Miguel Díaz-Canel, para exigir la liberación de los presos políticos y la validación de todos los derechos de las personas en Cuba.
Los actos de represión, intimidación y amenazas contra quienes planean salir a manifestarse no se han hecho esperar, pero muchas personas saldrán de igual manera porque les parece que la vida en Cuba se ha vuelto insostenible.
Por Ximena Torres / @ximena_tra | Zona Docs
“El 15 N marcharemos con civismo y firmeza. Lo haremos por todos los que han sufrido persecución, censura, acoso policial, prisión política o destierro. Lo haremos por aquellos que han experimentado violencia e injusticias.
Lo haremos por los marginados, los que padecen miseria, los que viven sin un salario digno, los que no tienen divisas para adquirir productos básicos, los que tienen que inventar la comida de sus hijos en medio de la peor inflación del último cuarto de siglo en Cuba”.
Este 15 de noviembre (15N) dentro y fuera de su país las y los cubanos saldrán a manifestarse en la “Marcha Cívica por el Cambio”, cuya convocatoria incluye los motivos mencionados anteriormente. Porque como explica Anamely Ramos, activista y poeta del Movimiento San Isidro (MSI), la vida en Cuba se ha vuelto insostenible y es necesario un cambio.
La protesta la convoca Archipiélago, un grupo de cubanos activistas que sufrieron la represión del 11 de julio pasado (11J), cuando miles de personas salieron a marchar en más de 50 lugares de Cuba por “el derecho a tener derechos”. En casi todos los lugares fueron reprimidos por el solo hecho de participar pacíficamente en las manifestaciones, registrar los hechos en sus teléfonos o resistirse a los golpes.
Como resultado hubo cientos de heridos, un fallecimiento, más de mil 100 personas detenidas arbitrariamente, cientos de denuncias por desaparición, torturas y tratos inhumanos por parte de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) y el Departamento de Seguridad del Estado. De las cifras totales, todavía hay más de 600 personas en centros de detención, entre ellas menores de 18 años. La mayoría de ellos se enfrentan a juicios sumarios, sin derecho a defensa, pruebas ni el debido proceso.
Con la intención de no dejar a nadie atrás, en agosto de 2021 los líderes de Archipiélago iniciaron un grupo en Facebook que hoy está integrado por más de 35 mil personas que debaten, buscan sus familiares, denuncian actos de violencia y se convocan a acciones como la del próximo lunes.
Sin embargo, las inconformidades de la mayoría vienen de antes del 11J. Las movilizaciones que se planean son una respuesta a lo que sucede desde hace 60 años, y específicamente desde noviembre del 2020. Por ejemplo, la detención del rapero Denis Solís; la interrupción violenta al encuartelamiento y huelga de hambre de los artistas del MSI por la libertad de expresión; el plantón afuera del Ministerio de Cultura de La Habana el 27N; y todos los demás hechos de represión y censura por parte del régimen de Miguel Díaz-Canel, el actual presidente de Cuba.
“El 15N nace de la disposición de llevar hasta el final todo lo que tiene que ver con la lucha por los derechos en Cuba, pero también es respuesta a la actuación del Estado. El Estado ha demostrado que su única forma de mantener el poder es desde la violencia y yo creo que esto es una respuesta firme a ello, pero queremos hacerlo pacíficamente” explica Anamely Ramos.
Como todavía cuentan por cientos a las personas privadas de la libertad, desaparecidas y enjuiciadas sin pruebas ni defensa, en la “Marcha Cívica por el Cambio” pedirán la liberación de todos los presos políticos, la validación de derechos que en la práctica son considerados delitos y la transición democrática del gobierno actual.
Además, el estado continuo de desesperación ha formado una red de cubanos hiperconectados en diferentes partes del mundo, la mayoría de ellos exiliados, que se unirán a las acciones del 15 de noviembre. Se planean marchas en 116 ciudades de diferentes países.
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En México habrá acciones en Mérida, Cancún, Querétaro, Hermosillo y la Ciudad de México. En esta última ciudad, la convocatoria es a las 2 pm, frente a la Embajada de Cuba.
Desde la perspectiva de Anamely, el respaldo al 15N desde las diferentes ciudades del mundo es para solidarizarse con los y las ciudadanas cubanas que sí están en la isla y a la vez, representa una denuncia para que en otros países se den cuenta de lo que sucede y al menos se posicionen en contra de los atropellos a los derechos de las personas en la isla
“Necesitamos el apoyo y los ojos del mundo”, dice Anamely. “Que el sistema global también conozca y juzgue el sistema del Estado autoritario de Cuba”, agrega Katherine, poeta, escritora y activista del MSI.
La represión anunciada
En La Habana, Las Tunas, Camagüey, Villa Clara y otras provincias cubanas los grupos de personas que tienen la intención de salir a manifestarse han entregado cartas a los Gobiernos Provinciales para notificar que se realizarán marchas pacíficas. Es decir, las personas han hecho saber a las autoridades que podrán en práctica su derecho expresado en el artículo 56 de la Constitución de la República.
Con esta acción los y las ciudadanas buscan seguir al pie de la letra las leyes que el propio gobierno les ha impuesto, para luego exponer su ineficiencia y autoritarismo cuando falten a esas normas, explica Anamely.
La respuesta de censura llegó más pronto de lo que esperaban, pues el 21 de octubre la Fiscalía General de la República de Cuba negó las solicitudes para realizar las manifestaciones por considerarlas ilícitas. A partir de entonces, las autoridades han intimidado a quien siga convocando o expresando su deseo de salir el 15N. A ellos y ellas les intimidan advirtiendo que incurrirán en delitos como la desobediencia e instigación a delinquir.
“Me preocupa el anuncio de la Fiscalía General que niega el derecho a realizar marchas, en violación de los derechos fundamentales. Recordamos al Estado su obligación de habilitar un entorno seguro para expresar disconformidad y para la participación cívica”, dijo en respuesta a través de Twitter el Relator Especial de las Naciones Unidas sobre el derecho a la libertad de reunión pacífica y de asociación.
Lo cierto es que el presidente Díaz-Canel no ha cambiado su narrativa desde el 11 de julio cuando dijo “la orden de combate está dada, a la calle los revolucionarios”, convocando así a una guerra civil que no es tal, opina Anamely Ramos.
El pasado 24 de octubre, en la clausura del II Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC), del cual Díaz-Canel es primer secretario, el presidente agregó:
“Ahora (los contrarrevolucionarios) se aparecen con una supuesta marcha pacífica. No es más que una escalada en el modo de actuar contra la Revolución y un desafío a las autoridades y al Estado de derecho socialista refrendado en nuestra Constitución; es un plan orquestado desde el exterior, se involucran tanques pensantes y portavoces del Gobierno de los Estados Unidos en la concepción y preparación de estas acciones”.
Con esa perspectiva, a las personas líderes de Archipiélago las han amenazado y acosado desde que propusieron las acciones de protesta. Entre ellos está Yunior García Aguilera, dramaturgo y activista a quien la Fiscalía de La Habana ha citado para advertirle de consecuencias jurídico-penales en su contra si continúa convocando a la marcha, así como otras amenazas.
El régimen cubano también ha censurado abiertamente a la prensa local para que no difunda información sobre el 15N. Hace algunos días el Diario de Cuba denunció que a uno de sus periodistas, Yoe Suárez, la Seguridad del Estado en La Habana le avisó que del 14 al 16 de noviembre estará en reclusión domiciliaria, por lo que no podrá salir a reportar nada sobre las manifestaciones.
“La ciudadanía que manifieste su descontento con el gobierno se le amenaza con expulsiones laborales, intimidación en sus entornos afectivos, linchamientos en televisión nacional, prisión preventiva y severas sanciones” reconoce la convocatoria de la “Marcha Cívica por el Cambio”.
Artistas y activistas: presos o exiliados
Las amenazas e intimidación se volvieron lo usual para los y las artistas, que desde noviembre de 2020 sufren persecuciones, desapariciones, prohibición ilegal de la libertad y finalmente son exiliados. Entre muchos, ese es el caso de la pareja Hamlet Lavastida y Katherine Bisquet.
A Hamlet lo detuvieron el 26 de junio pasado en La Habana por proponer, vía mensaje de texto, una acción de protesta que nunca se llevó a cabo. Estuvo privado de su libertad tres meses en la Unidad de Instrucción de la Seguridad del Estado Villa Marista, acusado de “Incitación a Delinquir”. Ahí se enfermó de COVID-19 e intentaron inculparlo de las manifestaciones del 11J.
Katherine estuvo casi el mismo tiempo en reclusión domiciliaria ilegal junto con Camila Lobón, otra artista. Había días en los que ni siquiera dejaban que sus amigos pasaran a dejarles comida o medicinas.
El exilio autogestionado de Katherine y Hamlet fue la carta de cambio para su libertad. Sin embargo, su proceso de salida de Cuba no fue oficialmente por razones humanitarias, pues de esa forma el gobierno de la isla hubiera dejado evidencia de sus mecanismos de control y censura ante otros países.
“En Cuba no te expulsan directamente, pero de empujan y te amenazan hasta que lo hagas. Usan los chantajes más bajos hasta que te tienes que ir. Cuando a Hamlet y a mí nos sacaron, rompieron todos los protocolos aduanales y la Seguridad de Estado nos despidió hasta la puerta del avión”.
Hoy los dos artistas están en Berlín, con una residencia de un año y tratando de adaptarse a la vida “normal”, pero siempre pensando en la violencia a la que se enfrentan sus amigos y familiares que permanecen en Cuba.
“Para mí ha sido un gran shock cultural estar aquí. Allá yo me sentía parte de la lucha, sentía que tenía una voz efectiva. Aquí la naturalidad con la que la gente se manifiesta y hasta la cantidad de productos en los supermercados me asusta, mientras en Cuba tengo a tantos amigos en una situación de riesgo. Hamlet se siente igual de preocupado por las personas presas que están viviendo lo mismo que él”, dice Katherine.
Anamely Ramos, quien también está fuera de su país, explica que el exilio es una herramienta que el gobierno cubano ha utilizado desde hace años para desarticular a los grupos de activistas o contra cualquier persona que manifieste un pensamiento contrario al oficialista.
Para vivir con plena libertad mental en Cuba, si no es el exilio, es la privación de la libertad, opina Hamlet Lavastida. Ejemplo de ello son Luis Manuel Otero Alcántara, Maykel Osorbo y todos los demás artistas del Movimiento San Isidro que actualmente se encuentran presos.
Con sus nombres en mente, los y las compañeras del Movimiento a quienes les es posible saldrán a marchar este 15N o participarán en una jornada de 24 horas de poesía virtual.
La expectativa de lo que sucederá en los próximos días es muy alta, y aunque nadie quiere enfrentarse nuevamente a lo vivido el 11J, en Archipielago hacen un llamado general: “todo el que aspire a una Cuba con todos y para el bien de todos, puede formar parte de este sueño compartido”.
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