Diana Manzo
Oaxaca, Oax.. (página3.mx).- Su más reciente obra es “Hope/Soledad” un largometraje trilingüe -chatino, castellano e inglés- que habla sobre las mujeres indígenas y sus añoranzas dentro de la vida comunitaria vinculadas a la migración.
Ella es Yolanda Cruz, cineasta chatina oaxaqueña de 47 años de edad, que migró a los Estados Unidos a los 16 años y volvió a México para presentar una obra de arte a través del cine.
“Hope/Soledad” se presentó recientemente en el Festival del Cine en Morelia, que para la cineasta es un espacio de inclusión para el séptimo arte.
Con este documental-ficción, Yolanda tuvo un proceso de cuatro años de realización donde muestra la vida comunal sobre la migración, el retorno de jóvenes a su raíz, de las rabias y los sueños, pero también sobre la peregrinación a centros religiosos pero que va más allá de la fe, resaltando la resistencia y comunalidad.
“No se trata de contar una historia de migrantes que abandonan su comunidad, sino de los que vuelven y de las mujeres que se quedan mientras sus hombres parten”, resaltó la cineasta indígena.
Dijo que lo pensó desde en medio de la violencia, la falta de empleo, despojo de tierras e inseguridad.
Y al mismo tiempo hace un balance al interior de los sentimientos y el alma para descubrir que la fuerza de todo es echar raíz y revivir la comunalidad, que es el alivio a lo que se deja y olvida.
“Quise contar la historia de los migrantes, de mi propia vida, de algo que viví hace 20 años, de lo que las mujeres de mi comunidad viven, de su coraje y sentimiento que muchas veces está ahí atorado y guardado.
“Por ejemplo, cuento la historia de una mujer recién casada que el marido decide migrar y se va, no importando lo que a ella le deja. Otro aspecto es de los símbolos que acompañan estas migraciones, por ejemplo, ellas tienen que estar todo el tiempo pegadas al celular, por si el marido les llama en la madrugada para ver si están en casa, entonces contar esos sueños y rabias, eso hice con Hope/Soledad”, expresó.
Para Yolanda Cruz, el cine debe ser inclusivo, diverso y comunal porque una tiene que adentrarse a las comunidades y echar raíces desde diversas visiones.
Ella por ejemplo recordó las peregrinaciones en el santuario de Juquila que anualmente aglomera a cientos de personas.
Originaria de la comunidad de San Juan Quiahije, en la región chatina de Oaxaca, recalcó que los retos de una mujer indígena y ser cineasta son en demasía porque se enfrenta a un mundo nada fácil, especialmente la discriminación y racismo, pero que logró abatir con su conocimiento y comunalidad.
Hacer cine y más aun cine independiente -externó- es como “organizar una fiesta porque se hace comunalidad”, como una forma de preservar la memoria y que, además se requieren de padrinos, en su caso, para su película participaron su mamá, tía y sobrinas, como una especie de tequio y apoyos.
Una de las protagonistas de “Hope/Soledad” es Karen Daneida, actriz istmeña nacida en Salina Cruz, Oaxaca, que da vida a una mujer fuerte y poderosa, a una esposa que vive la migración de su esposo desde un espacio íntimo y al interior y que conforme avanza la película deja huella de lo que es una mujer perseverante y poderosa que tiene que echar raíz y hacer comunalidad para salir adelante.
“Estoy muy contenta con la película, no ha sido nada fácil, es un trabajo comunal como el que se vive en mi comunidad y en mi región chatina, cuatro años la hicimos, y bueno, el elenco, la gente que participó desde la música, fotografía, audios y todo, ha sido una maravilla, se logró y Hope/soledad es el resultado”.
Para Gladys Tzul Tzul, socióloga y artista visual de Guatemala, “Hope/Soledad” es como una película universal y comunitaria.
Señala que “nos pone en primera fila los problemas sobre la migración, el retorno de jóvenes a sus lugares de origen. Es comunal porque la historia cobra cuerpo y forma en el paisaje contemporáneo de las comunidades indígenas, sus cultivos, sus ríos, los lazos de solidaridad que comunalmente se construyen para recibir e incorporar a quienes regresan”.
Describe que la migración en comunidades indígenas hacia Estados Unidos ha ido aumentando como “efecto de las crisis políticas, la violencia, el despojo de tierras o la búsqueda de nuevos horizontes”, y considera que “éstos procesos no sólo están presente en México, sino que también en Centroamérica, los números han ido aumentando”.
Por último, reconoció que Yolanda Cruz es conocedora de esta realidad, pues ella misma ha sido migrante y desde su trabajo la cineasta chatina nos muestra una geografía comunitaria tocada por las migraciones.
“En la película no estaremos en la narrativa de cómo las comunidades se han transformado por las migraciones. El relato es inverso. Se trata de cómo las comunidades ofrecen maneras de recibir a quienes se fueron y a quienes deportaron y llegan con penas, con tristeza, con rabia”, concluyó.