- Un desafío que pasa por la deconstrucción de mitos y estereotipos sexista
- Persiste invisibilización de las múltiples formas de violencia de género
Por: Redacción | Foto de portada: SemMéxico | SemMéxico
SemMéxico/SEMlac, La Habana, Cuba, 6 de diciembre, 2021.- Activismo feminista en redes sociales, productos comunicativos para espacios digitales y públicos jóvenes, columnas y análisis especializados, monografías, podcast, talleres de sensibilización, investigaciones periodísticas y programas televisivos matizan las buenas prácticas que colocan la violencia de género en el panorama mediático cubano.
No obstante, hacer sistemáticamente una comunicación de las violencias machistas que se base en la investigación y consiga sensibilizar a las personas es aún un desafío que pasa por la deconstrucción de mitos y estereotipos sexistas que perviven en la sociedad.
En ello coincidieron periodistas y especialistas en el taller «Violencia de género: buenas prácticas para la comunicación», el 30 de noviembre, en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí, como parte de la Jornada contra la violencia hacia mujeres y niñas.
La socióloga María Isabel Domínguez presentó la actualización de 2021 de un estudio sobre los imaginarios sociales juveniles acerca de la violencia por razones de género, realizado en 2017 por el Grupo de Estudios de Juventudes del Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas (CIPS), en colaboración con el Centro Oscar Arnulfo Romero (OAR). Conocer si han avanzado o se han estancado estos imaginarios es imprescindible para comunicar estos temas, apuntó.
Con una muestra de más de 400 jóvenes y alta proporción de estudiantes universitarios, el estudio evidenció que permanecen mitos y estereotipos patriarcales en la juventud. La especialista ejemplificó que, por ejemplo, 40 por ciento de los hombres considera que es normal hacer piropos o silbidos a una mujer en la calle. Este imaginario sigue presente en 22 por ciento de las mujeres, si bien ellas mencionan elementos como: depende de qué se diga, quién lo diga y la manera en que se diga.
Sobre comportamientos controladores hacia los cuales se expresó un alto rechazo, mencionó las escenas de celos, que llegan en las mujeres al 97 por ciento, y otras exigencias como saber quiénes son tus amigos, las redes sociales, quién te llama o en qué gastas el dinero. El rechazo se evidenció en magnitudes mayores a las encontradas en 2017, sostuvo.
Domínguez precisó que, igualmente, tienen elevada presencia imaginarios como: los hombres poseen mayor deseo sexual que las mujeres, ellas se hacen las difíciles para tener relaciones sexuales y dicen que no cuando en realidad quieren decir que sí. Tanto entre mujeres como hombres, estos imaginarios tuvieron una reducción considerable; sin embargo, se mantienen en proporciones suficientemente altas», explicó la experta.
Las buenas prácticas necesitan capacitación
Un seguimiento de las publicaciones de Juventud Rebelde, Alma Mater y las revistas Primavera y Vistar Magazine, entre mayo de 2020 y junio de 2021, encontró un mayor número de trabajos, mejor calidad, diversidad temática y de perspectivas, así como publicaciones que van más allá del momento noticioso, subrayó Ania Terrero, una de sus autoras.
Sin embargo, apuntó, los temas siguen estando en manos de pocos profesionales especializados, aún no se visibilizan las múltiples formas de violencia de género y no son transversales al resto de los mensajes que se publican.
«Poco hacemos con tener secciones de género, si el medio no tiene o defiende una política coherente de género y se reproducen mitos como los celos y el amor romántico o las múltiples violencias simbólicas», consideró Terrero.
A juicio de Sara Mas Farías, presidenta de la Cátedra de Género «Mirta Aguirre» del Instituto Internacional de Periodismo «José Martí», todos los trabajos que ayuden a desmontar estereotipos y la cultura patriarcal tienen que ver con la violencia de género, en tanto se trata de prácticas y creencias que la sostienen.
La periodista presentó la experiencia de más de 30 años y aprendizaje continuo de la corresponsalía en La Habana del Servicio de Noticias de la Mujer de Latinoamérica y El Caribe (SEMlac-Cuba) y subrayó que en un medio como este también hay retos.
«Los desafíos desde nuestra agenda feminista y de derechos no son colocar el tema, sino otros como problematizar el fenómeno, contextualizar para entender que no se trata de un problema mitigado o aislado, sino que es parte de un contexto que responde a una cultura patriarcal. Por tanto, la violencia de género es un problema social, de salud y de derechos humanos, que afecta a todas las personas y necesita también una respuesta social», dijo.
Más Farías se refirió a varios productos elaborados por SEMlac, como el libro Sobrevivientes, volumen que recoge 16 testimonios de cubanas que han salido del ciclo de la violencia machista. Comunicar sobre violencia implica sensibilización y formación, agregó.
Añadió que una de las prácticas fundamentales de SEMlac ha sido no revictimizar, hacer las preguntas correctas, respetar los tiempos, los procesos, las vivencias personales, no exponer a las mujeres en situación de violencia, proteger su identidad y dignidad, evadir el lugar común, el morbo, desmontar estereotipos e imaginarios y el tratamiento ético a los testimonios.
Un periodismo con perspectiva feminista ya implica un análisis crítico y eso le confiere un valor a la información, consideró.
Otra de las experiencias comentadas por la periodista fue la confección de una serie de reportajes sobre fundamentalismos religiosos en Cuba hoy, compilados luego en una monografía. «Es un tema que se trata en espacios de debate, está en las redes sociales, pero no se refleja en los medios y está teniendo un rol importante en la disputa de los derechos de las personas, con marcado auge a raíz de la reforma constitucional y el actual proyecto de Código de las Familias», dijo.
Deconstruir mitos y aportar con responsabilidad al debate sobre la futura norma familiar es uno de los empeños de la Revista Alma Mater, comentó el periodista Yoandry Ávila.
Para la publicación, centrada en confeccionar productos dirigidos a públicos jóvenes, fundamentalmente en redes sociales, tomar un tema que genera debate e inquietudes y colocarlo en la agenda ha sido una práctica exitosa y una oportunidad para analizarlo desde una mirada de género.
Con ese espíritu concibieron la columna quincenal «Cambiar el cristal», que ha contribuido al tratamiento de temas como el abuso sexual, el acoso, la maternidad, el aborto seguro y, recientemente, aspectos del nuevo Código de las Familias, como el matrimonio no heteronormativo.
Para la sicóloga Beatriz Torres, conductora del programa televisivo «Miradas sin Excusas», es fundamental llevar estos temas a la televisión, desde donde muchas veces se legitiman los sexismos y micromachismos.
Con ella coincidió la periodista Dailene Dovale, fundadora del proyecto Cimarronas, una experiencia que apuesta por llevar el activismo feminista a las redes. La joven destacó la importancia de visibilizar la agenda de género en el espacio digital y establecer alianzas en este escenario.
Una aspiración que tiene, también, el proyecto de podcast «Mujeres al Sur, que muestra desde Cuba las diferentes realidades de mujeres la región.
Al calor de la pandemia nació este proyecto en Facebook, Twitter e Instagram, dijo la periodista Lisandra Ronquillo, quien destacó que el espacio en formato radial rescata, en un mundo globalizado, las sonoridades y los acentos de América Latina, elementos que forman parte de la riqueza cultural de nuestros países. «Ellas en su propia voz cuentan sus desafíos e historias, muchas veces el testimonio de haber sido víctimas de violencia», dijo Ronquillo.
La idea de sumar guía también la columna Letras de Género, de Cubadebate. A criterio de Dixie Edith, una de sus autoras, sirve de plataforma para asomarse a esas muchas opiniones, incluso contrapuestas, que los textos generan. «Desde explicar el origen de las violencias y la defensa de las posturas del feminismo, intentamos deconstruir lo aprendido y sumar a esta lucha», agregó Terrero, la otra columnista de ese espacio.
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