La cruda del mezcal oaxaqueño: El daño ecológico provocado por la industrialización de una bebida ancestral

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El agrónomo Daniel Ramírez López explica que la siembra del agave la hacen de forma lineal, como si fuera un valle, y eso desgasta el suelo; lo ideal es cultivar a curvas de nivel para no erosionar, pero pocos lo saben. (Créditos: Diana Manzo)

Por Diana MANZO / Periodistas por el planeta

Las montañas oaxaqueñas de la denominada “región del mezcal”, al sur de México, parecieran haber sido rastrilladas por un ser gigante. Ubicadas en Sierra Sur y Valles Centrales —donde predominan llanuras, lomeríos de baja altitud y cumbres tendidas, así como sierras bajas complejas con piso rocoso—, hoy están rasuradas.

La catástrofe, resumida en fragmentos, puede verla cualquiera que recorra la zona. De momento, la región está embriagada del agave y de su industrialización para producir la “bebida ancestral de los dioses”. Pero, cuando el estado etílico pase y se tenga que lidiar con la cruda o resaca, las personas se percatarán de la deforestación de miles de hectáreas que amenaza con convertirla en tierra fértil para la minería.

La deforestación que ha dejado la siembra de agave en los cerros oaxaqueños, pareciera que un ser gigante pasó y trasquiló con un rastrillo. (Créditos: Diana Manzo)

Bebida de los dioses

El mezcal es una bebida alcohólica ancestral, que data de hace unos 500 años. Se obtiene de la destilación de jugos fermentados extraídos de cabezas maduras de maguey, cocido bajo un proceso artesanal, y se almacena en ollas de barro o madera. 

Oaxaca es el principal productor de maguey y mezcal de México. De acuerdo con el Consejo Mexicano Regulador de la Calidad del Mezcal (Comercam), el 75,5% de la exportación al extranjero sale de ahí. Y, en la última década, el número de marcas exportadoras creció en casi 400%. Actualmente, la Secretaría de Economía registra más de 700 marcas, entre las que se destaca “Mezcal Dos Hombres” de los protagonistas de la serie “Breaking Bad”, Bryan Cranston y Aaron Paul, así como otras de famosos.

En total, hay 159 especies mezcaleras del género Agave en todo el país, según la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio). En los bosques y selvas húmedas de Oaxaca hay ocho, con el maguey espadín (Agave angustifolia) siendo el que mayormente se cultiva en las comunidades con fines comerciales. Se distribuye en “la región del mezcal”, que abarca Sierra Sur, Valles Centrales, Cañada y Mixteca.

“Bebida de los dioses”. “Oaxaca, principal productor de mezcal en México”. “El mezcal logró, para Oaxaca, una derrama económica de más de 3800 millones de pesos”. “17.000 empleos deja la industria del mezcal”. “El mezcal frenó la migración”. Las frases se leen por todo el Estado. Sin embargo, la publicidad deja por fuera los impactos ambientales del aumento del monocultivo y no aborda la responsabilidad de la industria.

Bajo esa tierra que llaman ociosa y esos arbustos color café que —para algunos— no sirven para nada, se encuentran cerros con ecosistemas vivos. Uno de ellos se localiza en San Lorenzo Albarradas, y en sus entrañas nace una de las cuencas más importantes de Oaxaca, la cual irriga 25 municipios de la región del Istmo de Tehuantepec.

No es casualidad que, ahora, la temperatura llegue a 42°C en Nejapa de Madero, uno de los municipios oaxaqueños que cambió el paisaje de sus cerros al sembrar grandes extensiones de agave, provocando una deforestación incuantificable. Tampoco debe causar sorpresa que un cerro se haya desgajado y deslavado por las intensas lluvias en San Pedro Totolapan, pues el monocultivo de maguey provocó severos desmontes que afectaron una vivienda que colapsó, causándole la muerte a un campesino.

Lee la nota completa en: https://ojoalclima.com/la-cruda-del-mezcal-oaxaqueno-el-dano-ecologico-provocado-por-la-industrializacion-de-una-bebida-ancestral/?fbclid=IwAR2vfieLig5vY-oxvqCYCPQWJlVxQXM7wvhaWNnLTe2s3cb90RJuwmy2UJY&mibextid=JZBKsD