LA COYUNTURA| Periodistas y salud mental

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Periodistas y salud mental

A Óscar Rodríguez Hernández y Javier Santiago, a caminar juntos.

Francisco J. Sánchez

Las y los periodistas nos hemos hecho víctimas de las circunstancias y también menos autocríticas o autocríticos. Ambos males, ya nos pasaron la factura.

Según una revisión de estudios realizada en 2019, previo a la pandemia de la Covid-19, por el Centro Dart de Periodismo y Trauma de la Universidad de Columbia en Estados Unidos, consideran al periodismo como una profesión de muy alto riesgo, no solo físico y ya la ubican también dentro del rubro de la salud mental.

El estrés, dicen, es la base de todas nuestras psicopatologías; entre ellas, la depresión y la ansiedad.Estudios serios afirman que por la naturaleza del ejercicio profesional estamos a la exposición de demasiada información negativa durante mucho tiempo como es la violencia social: los asesinatos, los accidentes, las confrontaciones verbales, las agresiones físicas o virtuales; y a la vez, estamos en cercanía al sufrimiento de las otras personas, como sucedió durante la cobertura de las catástrofes ambientales o la reciente pandemia de la Covid-19. Incluso ya se habla que la violencia vicaria tocó a muchas puertas del gremio.

¿Y eso es todo? por supuesto que no.

Aldara Martitegui y Mar Cabra, excelentes periodistas españolas y fundadoras de The Self-Investigation, una de las más importantes iniciativas sobre bienestar y salud mental para las y los periodistas en Iberoamérica, citan en su curso “Cómo ser periodistas saludables en la era de la hiperconexión”, algunos factores de riesgo como:Desorden de horarios.Necesidad de estar permanente conectados al mundo externo y las redes sociodigitales.Exceso de trabajo.Precariedad laboral.Desinformación.

Pero la pregunta correcta es ¿cuáles son las carencias básicas del o la periodista para llegar a estos extremos? Al menos dos.

La primera: vivir y alimentar los mitos. Durante el curso “Periodistas y salud mental: cómo encontrar el equilibrio”, organizado por el Instituto de Tecnología y Sociedad de Río (IST’SRIO) y Meta, la Exjefa de Datos y Tecnología en la multinacional investigación “Panamá Papers”, Mar Cabra, cita algunos:Una o un buen periodista siempre está bien conectado.Si no reviso todo el tiempo, me voy a perder cosas.Un o una buena periodista debe hacer multitareas.¿Cuándo respondo los mensajes?El periodismo es así, no va a cambiar.

Y el segundo mito es la “adicción a la rapidez”. Si antes la exclusividad de la información hacía una de las grandes diferencias entre reporteras y reporteros o entre medios de comunicación, hoy el que “dispara primero” es quien aparentemente gana la noticia, aunque ello signifique imprecisiones o desinformación. Hoy la credibilidad se convirtió en moneda de cambio.

Entonces ¿cuál es el paso a seguir frente a esta realidad?. Parar. Frenar. Replantear y principalmente respirar los nuevos conceptos del periodismo que llaman de “largo aliento”.

La realidad ya rebasó al periodismo y a las y los periodistas.(*) Francisco J. Sánchez es especialista en temas de periodismo, comunicación y marketing político. @jsanchezoax