La milpa, una resistencia sustentable del campo zapoteca

*Campesinas y campesinos buscan garantizar la soberanía alimentaria en la región del Istmo oaxaqueño, mediante cultivos orgánicos, especialmente la milpa.

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Buscando cosechas sustentables y orgánicas.
Diana MANZO / Texto y fotos

Juchitán, Oax.- La herencia que recibió Celestino Bartolo Terán a los 11 años de edad de su padre fue la milpa, un sistema de agricultura ancestral que sobrevive en el campo zapoteca de Oaxaca como resistencia para defender a la soberanía alimentaria.

Hoy, a sus 58 años de edad, Celestino sigue caminando entre los surcos de tierra que forma con su arado de madera que construyó de forma tradicional para la siembra de sus alimentos y comparte su sabiduría contándonos en su lengua materna, el diidxazá (zapoteco), sus experiencias generadas.

La milpa de Celestino Bartolo Terán.

El terreno ubicado frente a unas turbinas eólicas muestra un contraste de la vida capitalista con el sistema tradicional indígena que campesinos como Celestino siguen prefiriendo a pesar de la llegada de nuevas tecnologías.

  • Maíz zapalote chico,
  • frijol andalón (frijol tierno),
  • camote,
  • sandía,
  • melón,
  • calabaza,
  • chile,
  • tomate,
  • plátano de seda,
  • limón criollo,
  • papaya,
  • coco,
  • granada,
  • mango y
  • albahaca,

son alimentos tradicionales que este campesino zapoteca cosecha durante el año.

Hacer milpa como él lo hace permite a la tierra regenerarse y ser fuerte, porque rompe con el esquema del monocultivo.

Es decir, que la tierra se llena de nutrientes y vida, lo que permite tener mayor producción, además de ser benévolo con el medio ambiente.

En los surcos están sembradas las plantas de maíz, intercaladas con calabaza, melón, papaya, limón, granada, plátano y otros frutales que Celestino con delicadeza cultiva para una producción orgánica.

“Le ponemos fertilizante orgánico, también hacemos abono orgánico, como el bocashi, que se elabora con hojas secas, zacate de milpa, cenizas y melaza.

“Son técnicas que hemos empezado a utilizar para no depender de los agroquímicos y producir alimentos sanos”, enfatiza.

Aunque en Juchitán, Oaxaca, no existe un censo con el número total de campesinos, la agrupación Tona Taati´ -que representa el maestro Tomás Chiñas Santiago y a la que pertenece Celestino-, reúne a 200 productores de  esta ciudad zapoteca y del municipio vecino de Santa María Xadani que trabajan bajo este sistema.

“Todo el año tengo cosecha, tengo maíz que mi esposa Juana usa para hacer las tortillas, también vendemos plátanos de seda, papayas, granadas; en fin, muchos alimentos, y todo lo producimos de forma orgánica”, señaló.

Sembrar la tierra no es cualquier cosa, reconoce Celestino, quien todos los días tiene que cuidar su parcela, la cual riega con agua de pozo noria y en el ciclo otoño-invierno aprovecha la humedad residual de la lluvia.

Los efectos del cambio climático, que son el intenso sol y el viento fuerte que se siente en la zona del Istmo de Tehuantepec, también los cultivos lo resienten y para minimizarlos realiza en cada siembra un ritual.

Hincado en medio de los surcos y con la mirada en el cielo, el campesino le pide a Dios y al sol que lo protejan.

“Me persigno y alzo la mirada  para ver al sol y a Tata Dios, les pido por la cosecha, para que todo dé, y eso lo llevo haciendo más de 40 años, lo aprendí de mi padre y abuelo, quienes me enseñaron a que así se cultiva la tierra”, dijo.

De piel color de tierra oscura y una enciclopedia por su sabiduría sobre temas del campo, Celestino confiesa que el campo es su todo, y hasta presume que todo el año su esposa vende una inmensa variedad de alimentos, que son su principal ingreso económico.

“Todo el año tenemos cosecha, esta tierra me ha dado todo, y hacer milpa es una forma de resistir, una forma de nutrir el suelo, regenerar el campo, todo esto es sabiduría, que ahora comparto con mi hijo y mi yerno”, comenta ufano.

Por ser uno de los terrenos donde la milpa sigue siendo el sistema de cultivo, la organización Tona Taati’ a la que pertenece incluyó su parcela en el proceso de especialidad dual sobre el manejo sustentable de maíces nativos.

Ese proceso lo promueve el Instituto Tecnológico de Comitancillo del sistema de TECNM en el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, para que estudiantes de nivel licenciatura complementen su formación profesional y constaten del gran potencial de este sistema de multicultivo.

Celestino supervisando los cultivos.

“Acá llegarán los estudiantes para que les platique cómo hacer la milpa, lo que queremos es que siga viva, que se sigan produciendo alimentos sanos.

“Porque si no hay alimentos de campo, no llegarán a la mesa, ni al paladar, ojalá la gente valore nuestro esfuerzo que hacemos por conservar la vida alimentaria, pero también conservar un suelo sano”, refirió.

Con sus manos va arrimando la tierra, se pasea entre los surcos supervisando los cultivos, es así como Celestino vive todos los días en esta parcela, que produce alimentos y frutas sin químicos y con el único propósito de hacer vida natural.

**Tona Taati, 25 años de defender la soberanía alimentaria**

Integrantes de Tona Taati´

La Organización Campesina Tona Taati’ de Juchitán, Oaxaca, es referente en la defensa del maíz nativo “zapalote chico” y de la soberanía alimentaria.

Agrupa a 450 campesinas y casmpesinos de Juchitán de Zaragoza, Colonia Álvaro Obregón y Santa María Xadani, que producen principalmente maíz nativo de la variedad zapalote chico.

Tomás Chiñas Santiago, gestor social y fundador de la organización, explica que el 25% del padrón se constituye de mujeres campesinas que son jefas de familia, algunas son madres solteras.

Otras son viudas que al fallecimiento de su pareja, asumen la responsabilidad directa de la producción de la tierra.

Asimismo, todas participan de manera muy sustancial en la producción de totopos.

Aseguró que la producción del maíz zapalote chico se hace bajo condiciones de temporal, con riego rodado y en terrenos de humedad residual o chahuiteros.

Durante el proceso productivo se aplican dos tipos de tecnología: el convencional y las prácticas agro-ecológicas, con la tendencia de ir desplazando paulatinamente el uso de agroquímicos.

Tomás Chiñas destacó que existe una fuerte demanda de elote y su exquisito atole.

Y dada la necesidad económica inmediata de la y los campesinos, actualmente gran parte de la producción de maíz se vende como elote, reduciendo costos de producción que benefician a los pequeños productores. Esta situación, ha ocasionado una gran escasez de semillas y de grano de maíz para la elaboración de alimentos derivados del maíz.

Dijo que, desde hace siete años, impulsan un proyecto comunitario de producción de semilla mejorada de maíz zapalote chico, para hacerlo más resistente ante el ataque de plagas y enfermedades, destinadas a agricultores locales y coadyuvará en la disponibilidad de semillas para los siguientes ciclos agrícolas y aumentar la producción de granos.

Tona Taati’ respeta la diversidad de esta raza nativa, 18 variantes en total, que se dan por los microclimas de la región; en este sentido, mejoramos el material del propio productor de cada localidad, ya que es la variante que se ha adaptado a las condiciones climáticas del lugar.

“De esta manera, protegemos la biodiversidad de esta raza nativa. Pretender homogeneizarlo, se estaría atentando contra el propio ecosistema”, señaló.

Por último, reafirmó que todas estas acciones son con un solo fin, “garantizar la soberanía alimentaria en la región del Istmo oaxaqueño”, ante la presencia de maíz transgénico en Oaxaca y de otros cultivos, a fin de evitar el exterminio y degeneración del maíz nativo.