Amá Chu Pon, la rezadora muxe que portó con orgullo su enagua y huipil en la iglesia del pueblo 

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Diana Manzo 

Juchitán, Oax.- Ser muxe, rezadora, portar enagua y huipil dentro de la iglesia del pueblo, es el mérito de Amá Chu Pon de 24 años de edad, por primera vez lo hizo frente a mujeres, hombres y del mismo sacerdote de su natal Juchitán, Oaxaca.

Cuenta que sentía que la rechazarían porque ninguna otra muxe rezadora lo había hecho, pero no, al contrario recibió aceptación, acto que nombró como valentía, y desde entonces así viste para leer sus letanías y cánticos religiosos.

Ama Chu Pon comenzó a rezar a los 16 años y su sueño era portar el atuendo tradicional de su comunidad indígena, la binnizá, y ahora que lo puede hacer, celebra esta inclusión, que pudo hacerse realidad con el apoyo de sus hermanas muxes y también del Padre Chuy, como llaman de cariño al sacerdote de la iglesia de Esquipulas.

Ser Muxe para la comunidad zapoteca del Istmo de Tehuantepec es romper estigmas y discriminación, y aunque reconocen que hay mucho avance, todavía impera el machismo, la discriminación y los crímenes de odio, por eso este acto de Amá Chu Pon se celebra.

Amá llegó a rezar con su huipil y enagua negra y su chal del mismo color, con sus trenzas entró a leer sus letanías y es que los nervios quisieron delatarla, pero lo supero, y ella le agradece a Felina Santiago, activista muxe desde hace más de 30 años por impulsarla.

“Felina me contrató para rezar en la misa del aniversario luctuoso de su mamá, pero me pidió que fuera de enagua y huipil, era la primera vez y yo no estaba segura, pero fui y al llegar el padre me aceptó, dijo que era bien recibida y desde entonces así visto para ir a mis rezos, la gente lo ha tomado para bien”.

Además de rezadora, Amá Chu Pon es mototaxista, combina su actividad y en la calle aunque todavía vive la discriminación, hoy se siente orgullosa de quién es .

TODOS SOMOS HIJOS DE DIOS

“Me gusta como soy, mi familia me acepta y mis amigas también, no ha sido nada fácil, y más aún en mi oficio, porque a las rezadoras se les respeta mucho y ahora vestirme así con el atuendo de mi comunidad, eso para mi es grandioso y me siento muy orgullosa”, dice.

Además recalca que “todos somos hijos de Dios”, refiriéndose también a las integrantes de la diversidad sexual, además de que tiene identidad propia.

Originaria de la octava sección Cheguigo, Amá Chu Pon reconoce que casi todas las muxes tienen nombres de mujeres, y considera que llamarse así le ha traído una identidad propia, que es lo que desea para su vida futura.

Su voz es tan fuerte, que al rezar no hay quién no la voltee a mirar, ella aprendió en el 2017, después del terremoto, y lo hizo de forma autodidacta, asistiendo a rezos, leyendo libros de rosarios y a través de tutoriales.

En Juchitán son aproximadamente una decena de rezadores, este oficio va en decadencia, por lo que Ama Chu Pón reconoce que buscará impulsarlo para que las jovenes muxes lo retomen.