Diana Manzo
Oaxaca, Oax.- A pesar de que hay infinidad de leyes que buscan proteger la cultura y los textiles, en Oaxaca la invasión de joyería china no se detiene en el Istmo de Tehuantepec; al contrario hay un auge.
La joyería es parte del legado cultural, así se reconoce internacionalmente, pues los aretes, pulseras, lazos y demás prendas de joyería de oro y filigrana que las mujeres portan, son accesorios básicos de los trajes típicos -enagua y huipil- que da y reafirma la identidad a las mujeres zapotecas.
“Portar un lazo con aretes de moneda de oro y lucir un traje de terciopelo negro elaborado a mano es reafirmar que tenemos identidad como mujeres zapotecas”, dicen las mujeres de esta región oaxaqueña que vive una invasión de accesorios chinos desde hace unos años.
Ante esta invasión voraz, las personas más afectadas son las y los orfebres y joyeros, quienes para realizar una pieza demoran semanas, mientras que la joyería china se elabora en serie y a bajo costo.
“El comprar una joya de origen chino es atentar contra el legado cultural”, asegura Noriel Matus Sánchez, dueño de la joyería “El colibrí”, en Santa María Xadani, Oaxaca.
Este maestro artesano de 31 años de edad es joyero desde hace 20 y conoce muy bien la invasión de la joyería china, que asegura no tiene límite ni regulación de parte de ninguna autoridad.
“Vemos con mucha tristeza que las mujeres adquieren estos productos chinos por barato, pero otras, por desconocimiento, y eso es atentar contra nuestro legado.
”Nuestra a joyería es un complemento importante que no debe faltar en la vestimenta tradicional que usan las mujeres en las fiestas patronales, bailes, bodas y durante el día, también”, relató.
Para elaborar un lazo y accesorios, el joven joyero se lleva varias semanas, pues su proceso es totalmente artesanal comparado con la joyería china, que es en serie y por medio de una máquina, pero además no puede volver a pintarse ni elaborarse, pues se deshace.
“Para realizar una pieza son días de mucho pensar, pues a los clientes les gusta modelos únicos, que no se repitan ni compartan en cualquier lugar y eso cuesta.
”Pero eso no es todo. La elaboración también lleva varios días hacerla, y eso representa tiempo, dinero y esfuerzo”, señaló.
En su taller ubicado en el corredor de su casa Noriel elabora cada una de las piezas que llevarán unos aretes de oro y de chapa de oro que entregará próximamente, y a su vez explica el proceso.
Con total cuidado toma sus herramientas, comienza a fusionar el oro y los metales y comienza a elaborar.
“Es todo un proceso artesanal, es elaborar hilo por hilo, después juntarlo, posteriormente se pinta.
”Es un trabajo muy bonito y valioso, pero que va en decadencia por la invasión china, ya que la gente prefiere comprar un accesorio más barato y ya.
”Lo que no saben es que se despintan, son de plástico, y dejan a varios orfebres sin trabajo, pues mucha gente ya no manda a elaborar sus prendas”, dijo.
***La elaboración de prendas ha disminuido con la entrada de joyas chinas
Naty Guerra Santiago es la única mujer joyera de Juchitán, Oaxaca.
Su talento son los detalles y la finura con que realiza sus prendas de oro y fantasía, por eso es muy reconocida en su arte.
Profesora de educación preescolar y artesana por pasión, Naty también tiene una tienda de joyería.
Recalca que adquirir prendas chinas es atentar contra la cultura zapoteca, porque además de ser productos de plástico, está alejando a la juventud y nuevos talentos de aprender este oficio tradicional.
Pero también reconoció que la venta ha disminuido, pues el costo de las joyas chinas es barato.
“Ser mujer orfebre es un reto muy grande”, asegura la artesana, que desde que conoció este arte elabora piezas de todas dimensiones.
Y lamenta que la joyería china se haya introducido sin medida entre las mujeres zapotecas.
Recordó que cada vez que se compra o se adquiere una pieza de joyería china, se atenta contra la conservación y revalorización del oficio, pues ya los jóvenes prefieren dedicarse a otra cosa, porque la demanda es mínima.
“Claro que nos afecta, porque si antes 10 personas nos hacían pedidos, hoy ya son solo 6 y así irá disminuyendo.
”Pero también reconozco que las personas compran y adquieren la joyería de acuerdo con su nivel económico, y no se trata de pelearnos, pero sí reafirmar que nos afecta en nuestro trabajo, porque disminuye”.
En el Istmo de Tehuantepec la joyería va en decadencia.
En la última década ya son muy pocos los joyeros y orfebres que se dedican a este oficio, pues aseguran que entre la invasión de la joyería china y las casas de empeño, cada vez el trabajo es menor y, por consiguiente, los ingresos.