Paulina Ríos
Oaxaca, Oax., (pagina3.mx).- El supuesto activista Olegario Bautista, la enfermera María del Rosario Rangel, y otro hombre más llamado Merari, secuestraron, torturaron y asesinaron a Jesús Alfonso Cárdenas Payán y a pesar de las pruebas, el juez Guadalupe Lucas Figueroa Robledo les dictó sentencia absolutoria.
Y lo peor no fue eso, sino que lograron la absolución de este asesinato por la reposición del juicio sin que la familia del profesor se enterara.
Con ello, el hoy titular del Juzgado Segundo para la conclusión de asuntos penales tradicionales del Estado de Oaxaca violentó el derecho de las víctimas indirectas (la familia del profesor) y les negó justicia.
En entrevista, Patricia Cárdenas, hija de quien fuera también médico y abogado además de profesor de la Sección 22, aseveró que todo el sistema judicial está reprobado.
Narró los trágicos acontecimientos entre muestras de coraje, rabia y tristeza, pero, sobre todo, con la esperanza de encontrar justicia para su padre y con ello tranquilidad para su familia.
La tragedia inició la mañana del miércoles 11 de noviembre de 2011, aunque la angustia de no saber de su padre empezó horas más tarde.
Ese día, como todos los días, “Payán” (como todo mundo le decía) debía pasar por el hijo de Patricia a la escuela.
Ella volvió del trabajo a la hora de la comida y se encontró con que su padre ni su hijo estaban en casa. De inmediato fue a la escuela y ahí encontró todavía a su hijo.
Entonces la preocupación empezó a incrementarse, pues su padre seguía sin responder a las llamadas al celular y sin llegar a su casa.
Decidieron ir a la entonces Procuraduría de Justicia a levantar la denuncia por la desaparición de su padre, y ahí empezó el tortuoso camino para la localización del profesor.
En esa instancia, de forma insensible y burlona le dijeron que no se preocupara, que seguramente “andaba por ahí tomando algunas chelas”, que lo esperaran en su casa.
Tampoco les permitieron levantar la denuncia por desaparición de persona porque debían pasar al menos 72 horas.
Así siguieron las horas de angustia y pasaron las 72 horas y cae justo en fin de semana.
“Para agilizar tu proceso de búsqueda podrías darles algo (dinero) a los agentes, porque es fin de semana y todo se atrasa”, recordó Paty, quien pensó: “Ese es su trabajo, eso tendrían que hacerlo sin que les dé nada”.
Por lo que decidieron regresar hasta al lunes siguiente, mientras la familia conseguía las sábanas de llamadas y seguían indagando por su cuenta, y preguntando en oficinas bancarias sobre los movimiento de la cuenta de Cárdenas Payán.
Así pasa la semana y en las primeras horas del martes 14 de noviembre recibe una llamada a su casa donde le dicen que tienen a su padre.
“Es un hombre con voz muy tranquila, y sin decir ninguna grosería me dice que son quienes tienen a mi padre”, recuerda.
También le dicen exactamente el lugar donde su padre tenía guardado dinero en efectivo y que para entregarles a don Jesús Alfonso debían llevarlo en máximo cinco minutos.
Antes de aceptar, Patricia exige escuchar a su padre y confirma que es él.
Entre lágrimas recuerda que oyó su voz muy cansada y que apenas podía hablar.
Esa voz pausada también le dijo que no se le ocurriera voltear tras dejar el dinero ni se preocupara porque ellos lo recogerían sin problema, porque no era la primera vez que lo hacían.
Tras colgar el teléfono, rápidamente busca y recoge el dinero y lo coloca en una bolsa y sale con la pijama pues no le da tiempo de cambiarse.
En el recorrido para llegar al punto indicado se encontró a una pareja a la que no conocía y a la que no le tomó importancia, pero que reconocería tiempo después, pues la siguieron todo el camino.
Después de dejar el dinero no se dio la esperada llamada para ir por su padre, por lo que agotada se durmió un rato hasta que a las 04:30 horas del miércoles el timbre del teléfono la despertó.
Sin embargo, no era la llamada que esperaba, sino del entonces procurador de Justicia, Manuel de Jesús López.
El funcionario le comentó que encontraron un cuerpo con las características del doctor Cárdenas Payán y que requería que fuera al anfiteatro.
En ese lúgubre lugar, Patricia reconoció a su padre por la cara y por su altura, pues la sábana no logró cubrir todo su cuerpo y pese a que no le dejaron verlo, pudo darse cuenta de que fue torturado.
Tras la entrega del cuerpo, se lo llevan a Culiacán, Sinaloa, de donde era originario, para velarlo y enterrarlo.
“Hasta ese deseo de mi padre le quitaron, no pudimos cremarlo como él quería, porque al ser asesinado, debía ser enterrado”, lamentó con enojo.
Recordó la promesa que hizo durante el entierro: “Yo prometo, por la vida de mis hijos, que voy a dar con los responsables”.
Pero pasaron los meses y no avanzaban las investigaciones, hasta que entre marzo y abril de 2012 ve en un periódico la fotografía de un hombre que fue detenido por el secuestro de otro profesor.
Manifiesta que al verlo el corazón le da un vuelco, pensando si no tendría que ver con el secuestro y asesinato de su padre, eldoctor Jesús Alfonso Cárdenas Payán.
Recibe después una llamada de la Procuraduría donde efectivamente le confirman que detuvieron a María del Rosario Rangel, Merari y a Olegario Bautista por el secuestro y asesinato de otro profesor.
A Merari lo arrestan porque intentando vender la camioneta de otra de sus víctimas cae en un operativo y al revisar el vehículo notan que el número de motor estaba alterado.
Al investigar, Merari, quien fue director de un centro religioso, confesó el secuestro del otro profesor y que también lo hicieron con el abogado, doctor y profesor Jesús Alfonso, y no eran los únicos casos.
Se supo que María del Rosario tenía toda una lista de personas a secuestrar.

Dijo que ya no podía con la culpa y que quería confesar todo.
En el expediente consta además que las hijas de la enfermera, de entonces 17 y 14 años de edad, eran quienes le suministraban suero vida oral a su padre para mantenerlo con vida mientras lograban obtener el dinero.
Ahí también se conoce cómo lograron secuestrar al profesor Cárdenas Payán.
La enfermera le debía cierta cantidad de dinero a Payán y esta le dijo que iría a pagarle y al llegar a su casa entró con Olegario y Merari, logrando llevárselo.
Al hacer cateo en la casa de la enfermera encuentran la motocicleta en la que siempre se transportaba Payán, y ella dice que se la dejó el señor Jesús porque él le debía dinero a ella.
Después de andar a salto de mata, a Olegario lo detienen un año después y desde entonces está recluido.
Durante el proceso del juicio, Patricia se da cuenta de que la pareja que la siguió aquel día que entregó el dinero son Rosario y Olegario, y cuando Merari habló de inmediato dijo que era la misma voz que llamó por teléfono para pedir el rescate.
Con todas las pruebas recabadas y la confesión de Merari, esas tres personas fueron sentenciadas con altas condenas y la familia Cárdenas se sintió tranquila.
Y creyeron que en 2019 habían obtenido algo de justicia con 76 años de prisión a cada una de las personas acusadas, por el delito de secuestro agravado.
Con esas sentencias que se lograron a ocho años del asesinato, confiaron en el sistema de justicia y no se preocuparon más pensando que todo había concluido.
Sin embargo, hace dos meses se llevaron la sorpresa de su vida al enterarse -en diciembre pasado- que las tres personas fueron absueltas del secuestro agravado de Jesús Alfonso Cárdenas Payán.
Es decir, que durante cinco años no supieron que las personas acusadas se inconformaron con la sentencia y presentaron un recurso de apelación.
“Misteriosamente”, el juez Guadalupe Lucas Figueroa Robledo les encontró inocentes y les dictó sentencia absolutoria.
A la familia nunca se le notificó nada de la apelación y mucho menos del proceso de la reposición del juicio donde salieron inocentes.
Se enteran de todo lo que ocurrió porque con el cambio de la Ministerio Público que llevaba el caso, la nueva responsable presentó una apelación a esa sentencia y es cuando la familia recibe la notificación.
Patricia Cárdenas explica que esa apelación no cambia la sentencia absolutoria que inexplicablemente dio el Juez Figueroa.
Patricia aclara que esas tres personas siguen en prisión, pero con condenas más bajas por los otros secuestros que cometieron y podrán salir de la prisión, mientras que para su Cárdenas Payán no hay justicia.
Las investigaciones también ofrecieron información de que Olegario, Merari y María del Rosario, cuyo esposo fue judicial, cometieron el secuestro de un ex presidente municipal de San Pedro Ixtlahuaca.
Ante esta situación, Patricia afirma que los jueces aplican “justicia” a su conveniencia financiera y no para las víctimas.
“La justicia está reprobada en Oaxaca”, asevera.
En busca de justicia para su padre, Patricia está tocando puertas ante el Ejecutivo estatal; sin embargo, el personal del gobernador Salomón Jara le ha negado una cita para hablar con él.
Por otra parte, acudió a la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación , adherida a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE-CNTE), organismo sindical que reiniciar la lucha por obtener justicia para el profesor Payán.
Patricia consideró que son los mismos jueces quienes les dicen a las personas incriminadas cuál es el camino a seguir para obtener fallos a su favor, conociendo las lagunas que muchas veces tienen los procesos, todo a cambio de dinero. Esta conclusión la tiene porque ha conocido varios casos de personas que han salido en libertad y contaron cómo la obtuvieron.
Fiscalía solo acusa de “secuestro agravado” a quienes mataron y calcinaron a niña