“Partió a la casa del Padre”: La muerte del papa Francisco y el legado de un pontífice del pueblo

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Por Redacción Especial | Infórmate Ya

El Vaticano, 21 de abril de 2025 — A las 07:35 horas de este lunes, el silencio de la Casa Santa Marta se rompió para siempre. Jorge Mario Bergoglio, el papa Francisco, falleció a los 88 años de edad, dejando tras de sí una de las etapas más transformadoras y controvertidas de la Iglesia católica moderna. El anuncio fue realizado por el cardenal Kevin Joseph Farrell, camarlengo del Vaticano, en una sobria alocución a través de Vatican Media: “El Santo Padre ha partido a la casa del Padre”.

Este lunes quedará grabado en la memoria de los más de 1.300 millones de católicos del mundo como el día en que se apagó la voz del papa que predicó la humildad, caminó entre migrantes, se enfrentó al poder y buscó que la Iglesia se pareciera más a su pueblo.

Un largo ocaso de salud: la enfermedad de Francisco

Desde febrero de 2025, la salud del pontífice se había visto comprometida por una neumonía bilateral severa combinada con bronquitis asmática. Pasó semanas internado en el Hospital Policlínico Agostino Gemelli de Roma, recibiendo atención intensiva. Aunque fue dado de alta en marzo, su deterioro físico era evidente: se le veía en silla de ruedas, visiblemente más delgado, con dificultades para respirar y con una voz que apenas se sostenía.

Su última aparición pública fue durante el Domingo de Pascua, el 20 de abril, apenas un día antes de su fallecimiento. Desde el balcón de la Basílica de San Pedro, ofreció la tradicional bendición Urbi et Orbi. En esa imagen, su mano temblorosa y su mirada perdida dijeron más que las palabras: el papa estaba exhausto, en paz, despidiéndose.

Reacciones globales: el mundo despide a Francisco

La noticia de su fallecimiento provocó una oleada inmediata de reacciones en todos los rincones del planeta. Líderes mundiales, organizaciones humanitarias, comunidades religiosas y millones de creyentes compartieron mensajes de luto y reflexión.

Desde Francia, el presidente Emmanuel Macron destacó “la voz profética de un hombre que abrazó la humildad y dio ejemplo de compasión”. En Argentina, su país natal, el presidente Javier Milei decretó tres días de duelo nacional. En la Plaza de Mayo, espontáneamente, cientos de personas encendieron velas y colocaron flores ante la catedral porteña.

El Dalai Lama envió una carta a la Santa Sede: “Su Santidad fue un verdadero amigo del diálogo interreligioso y un puente entre las naciones”. Joe Biden, presidente de los Estados Unidos y católico practicante, declaró: “El mundo ha perdido a un líder espiritual y moral sin igual en nuestros tiempos”.

Pope Francis holds a golden cross during his inauguration mass at St Peter’s square on March 19, 2013 at the Vatican. World leaders flew in for Pope Francis’s inauguration mass in St Peter’s Square on Tuesday where Latin America’s first pontiff will receive the formal symbols of papal power. AFP PHOTO / FILIPPO MONTEFORTE

El pontificado del primer papa latinoamericano

Elegido el 13 de marzo de 2013, Francisco fue el primer papa jesuita y el primer pontífice originario de América Latina. También fue el primer papa no europeo en más de mil años. Su elección rompió paradigmas y envió un mensaje claro: la Iglesia católica debía cambiar.

Durante sus doce años de pontificado, impulsó una serie de reformas audaces: renovó la Curia Romana, redujo el poder de los sectores más conservadores, promovió una Iglesia “en salida”, más cercana a los pobres y menos centrada en los privilegios del clero.

Se enfrentó a escándalos de abuso sexual clerical, pidiendo perdón públicamente, aunque sus críticos señalaron que las medidas no siempre fueron suficientes. Promovió el cuidado del medio ambiente con su encíclica Laudato Si’, y trató con respeto a las diversidades sexuales, afirmando en múltiples ocasiones que “¿quién soy yo para juzgar?”.

Sus gestos, más allá de las palabras, marcaron su estilo: lavar los pies de presos en Jueves Santo, rechazar vivir en el palacio apostólico para quedarse en una modesta residencia, y su constante llamado a una “Iglesia pobre para los pobres”.

Protocolo vaticano: el papa ha muerto, la sede está vacante

Con la muerte de Francisco, se activa el llamado “proceso de sede vacante”. Desde el momento en que fue declarado oficialmente su deceso, el cardenal camarlengo asumió la administración temporal del Vaticano. Las campanas de San Pedro resonaron 88 veces, una por cada año de vida del papa.

Su cuerpo fue embalsamado de forma inmediata y será trasladado el miércoles 23 de abril a la Basílica de San Pedro, donde se instalará una capilla ardiente durante tres días. Se espera que cientos de miles de fieles acudan a despedirse.

A petición suya, Francisco será enterrado en la Basílica de Santa María la Mayor, un templo mariano donde solía rezar antes y después de cada viaje apostólico. Su deseo rompe con la tradición, ya que será el primer papa enterrado fuera del Vaticano desde León XIII en 1903.

¿Y ahora qué? El cónclave que elegirá al sucesor

La Iglesia entra ahora en una etapa de transición crucial. Según las normas canónicas, el cónclave para elegir al nuevo papa deberá realizarse entre el día 15 y el 20 después de la muerte del pontífice. Cardenales menores de 80 años, venidos de todos los continentes, se reunirán en la Capilla Sixtina para deliberar y votar.

Las primeras especulaciones apuntan a varios posibles candidatos: el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado vaticano; el cardenal Luis Antonio Tagle, filipino, con fuerte arraigo en Asia; y el cardenal Jean-Claude Hollerich, de Luxemburgo, cercano al pensamiento reformador de Francisco.

El nuevo papa, sea quien sea, tendrá ante sí una Iglesia que cambió con Francisco, pero que aún enfrenta profundas tensiones entre tradición y renovación.

El eco de una voz que incomodó

A lo largo de su pontificado, Francisco se enfrentó tanto a los poderes eclesiásticos como a los políticos. Su firme postura contra el capitalismo salvaje, su defensa de los migrantes y su crítica abierta a los populismos y nacionalismos le granjearon enemigos. Pero también lo convirtieron en una figura moral clave del siglo XXI.

“No quiero que me recuerden como un papa de escritorio, sino como un pastor”, dijo en una entrevista en 2020. Hoy, sus palabras resuenan con más fuerza que nunca.

El papa ha muerto. Pero el pastor sigue caminando en los pasos que dejó marcados en el barro de la historia.