Del vinilo a Tomorrowland: el viaje imparable de Block & Crown

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Luciana Audiffred

Pocos artistas pueden presumir haber hecho vibrar las pistas de baile de todo el mundo y mantenerse fieles a sus raíces musicales.

Gerardo Dávila, mejor conocido en la escena electrónica como Block & Crown, es uno de esos pocos.

Originario de Puebla, este productor y DJ mexicano es uno de los cuatro compatriotas que han pisado el icónico escenario de Tomorrowland, y aún así, mantiene los pies bien puestos en la tierra.

Su historia comienza como muchas otras, pero con una chispa particular.

“Tenía unos 15 años cuando vi por primera vez a un DJ tocando con vinilos en un restaurante.

“Me atrapó la sencillez con la que hacía transiciones perfectas, y desde entonces supe que eso era lo mío”, relata.

Esa escena, casi de película, fue el detonante para una carrera que hoy lo lleva a recorrer países como Bélgica, Qatar, Rumania y Francia.

Block & Crown es un proyecto que comparte con su socio Adri, desde Holanda.

“Nació poco antes de la pandemia. Queríamos hacer música que uniera generaciones: temas de los 80 y 90 reversionados con beats modernos. Es una manera de traer lo clásico a las pistas actuales”, explica.

Cuando se le pregunta por su mayor influencia, Gerardo no duda: “David Guetta. Es un pionero”.

Pero también se refiere a los clásicos. “¿Dónde está el nuevo Queen o el nuevo Guns N’ Roses?

La música electrónica es lo de hoy, pero siempre hay que mirar hacia atrás para entender lo que viene”, señala con firmeza.

Su estilo, si tuviera que resumirlo en una palabra, sería “disco”. Y es que su sonido se alimenta de una mezcla vibrante entre lo retro y lo contemporáneo.

“Crecimos con vinilos de funk, soul, disco. Esa energía cruda y emotiva es algo que quiero mantener.

“La combino con herramientas modernas, como plugins y sintetizadores digitales, pero la esencia sigue siendo la misma: el alma de la pista de baile.”

Gerardo considera que plataformas como Beatport y Soundcloud han sido clave en su crecimiento.

“Nos dan inmediatez, acceso a música independiente, y ayudan a construir comunidad. Son vitales para mantener viva la cultura underground.”

Y aunque hoy es un nombre reconocido en festivales internacionales, su rutina sigue marcada por el compromiso.

“Soy alguien disciplinado. No tomo alcohol, nunca he fumado. Me mantengo enfocado en mi meta. Eso ha sido clave para seguir adelante.”

Tocar en Tomorrowland es, sin duda, un hito.

“Es un orgullo, pero no me siento exitoso. A veces la gente cree que todo es fácil, pero detrás de una canción hay muchas dudas.

“¿Le cambio el intro? ¿El drop? Y cuando la tocas y ves a la gente brincar, ahí sabes que hiciste lo correcto.”

Quizás lo más admirable de Gerardo Dávila no es que haya tocado en los mejores festivales del mundo, sino que lo haya hecho sin perder la humildad ni la pasión por la música. “El éxito no está a la vuelta de la esquina. Es perseverancia, constancia y mucho, mucho trabajo”, enfatiza.