Macken XII: el universo alternativo donde la música es refugio

0

En una escuela cualquiera, entre pasillos y clases, surgió una chispa que hoy se ha convertido en una llamarada creativa. Macken XII nació del encuentro entre dos mundos: el de Jimmy (Jimena), una voz que ya destacaba en el karaoke, y Dave, un músico de academia que, a pesar de su formación, jamás había compuesto una pieza original. Fue esa extraña combinación la que impulsó a ambos a lanzarse a un concurso escolar de música y teatro, sin experiencia previa en escenarios, pero con el impulso genuino de crear algo auténtico.

Frente a compañías de teatro consolidadas y músicos con trayectoria, Macken XII pisó el escenario con más nervio que técnica, pero con una intensidad emocional que terminó por conquistar al jurado. Contra todo pronóstico, resultaron ganadores. Aquella primera presentación no fue solo un debut: fue el nacimiento de un proyecto que con los años se ha convertido en mucho más que una banda. Macken XII es, en sus propias palabras, un universo alternativo.

La banda se define como inmersiva. Su música no busca complacer tendencias ni algoritmos, sino crear experiencias sensoriales profundas. Cada canción funciona como una película sin imágenes, donde las letras toman el rol del guión y el sonido el de la atmósfera emocional. Sus composiciones no solo suenan: se sienten, se viven.

A lo largo del tiempo, muchos músicos han formado parte de Macken XII. Algunos de paso, otros más permanentes. Pero todos, en algún momento, creyeron en el proyecto y encontraron en él un refugio. Para Dave y Jimmy, esa es parte del aprendizaje: entender que las personas cambian, y que crecer también significa aceptar las partidas. Pese a ello, el núcleo creativo de la banda ha mantenido su esencia, cultivando un estilo introspectivo, emocional y cargado de simbolismo.

Black Sabbath ha sido una de sus mayores influencias. Por eso, interpretar Paranoid no fue solo un homenaje, sino una reinterpretación emocional. Dave la concibió como una experiencia cinematográfica; Jimmy la vivió desde la voz, como una confesión interna. El resultado es una versión que no busca replicar, sino resignificar. En una época en que la sociedad lidia con ansiedad, depresión y vacío existencial, Macken XII abraza estos temas y los transforma en arte, convirtiéndose en un espejo de lo que muchos callan.

En medio de un panorama musical dominado por reguetón y géneros comerciales, la banda ha decidido mantenerse fiel a su sonido. No por rebeldía, sino por convicción. Para Jimmy, hay música para todos, y Macken XII es para quienes no encuentran su lugar en lo convencional. Es, como ella lo define, un espacio para “los del lado opuesto”.

Entre sus presentaciones más memorables destaca su show en Gato Calavera, un foro alternativo conocido por su eclecticismo. Ahí ofrecieron una presentación temática de Star Wars que terminó con la audiencia enfrentándose en una batalla de sables de luz. Fue, literalmente, una noche galáctica. “Es un mosaico cultural, tanto nacional como internacional”, comentan. Un lugar donde lo alternativo no es una etiqueta, sino una forma de vida.

Con el paso del tiempo, su música ha evolucionado. Lo que comenzó con poemas sueltos y experimentación tímida, hoy se ha convertido en una propuesta sólida, madura, cargada de símbolos y metáforas. Cada canción es una historia atrapada entre versos y distorsiones, una invitación a mirar hacia adentro. Para Dave, incluso canciones como Paranoid pueden sentirse como un videojuego: una lucha constante, un laberinto mental sin salida clara.

Los sueños de Macken XII están en expansión. Les gustaría presentarse en festivales alternativos como el Vive Latino, particularmente en la carpa de foros emergentes, donde saben que su propuesta puede encontrar eco. Pero más allá del reconocimiento o los grandes escenarios, su principal objetivo sigue siendo el mismo: conectar con quienes se sienten fuera del molde. Porque Macken XII no solo es una banda. Es un universo paralelo para quienes se atreven a sentir diferente.