Por Diana Manzo
JUCHITÁN, OAX.- La lluvia no impidió que miles de personas danzaran los sones regionales; al contrario, se agradeció para que haya abundancia en las cosechas y la pesca.
Así disfrutaron de una noche mágica en la vela dedicada a su Santo Patrón “San Vicente Ferrer”.
Estás son las fiestas titulares de mayo conocidas como “Saa Guidxi”, donde se baila, se come botana y se agradece la vida.
Quien asiste a una vela y no la disfruta es como haber ido a cualquier otra celebración, aquí los bailes son únicos, son de gala.
Las mujeres visten con su atuendo tradicional -traje regional- y los hombres con su guayabera blanca y pantalón oscuro.
Lo mejor, las Velas se hacen de buena fe y otras a través de una manda, agradeciendo en todo momento la vida.
Además de honrar a San Vicente Ferrer, la Santa Cruz y a San Isidro Labrador, las velas están dedicadas a sitios sagrados como Santa Cruz Igú y animales totémicos como “el lagarto”, así como la fruta tradicional “biadxi”- ciruelo- y el jazmín -guiexhuba-.
Año con año desde hace más de un siglo, en esta peculiar ciudad se realizan las fiestas nocturnas llamadas velas.
En el mes de mayo alcanzan su máximo esplendor y en este 2025 se realizaron 16 festejos nocturnos, además de su paseo con carros alegóricos de flores y frutas y la tradicional lavada de ollas, la cual es una fiesta vespertina.
Y aunque hay muchas críticas por el consumo del alcohol, pues cuestionan que la cervecera fomenta el alcoholismo; sin embargo las sociedades manifiestan que a nadie se le exige beber alcohol, cada uno lo hace por su propio gusto.
En este mes de mayo, las zapotecas y zapotecos, así como socias y socios e invitados, habrán gastado en general, un aproximado de 10 a 12 millones de pesos para la realización de las velas.
Aparte de la compra de vestimenta típica, accesorios y antojitos gastronómicos, sin tomar en cuenta el pago de las agrupaciones musicales, vigilancia, cohetes, entre otros gastos.
Los hombres cargan en sus hombros los cartones de cerveza, mientras que la mujer lleva envuelto en un pañuelo blanco su cooperación, la cual llaman limosna, siendo la cuota mínima de 100 pesos y la máxima 500 pesos, que consiste en un apoyo económico, que se le entrega a la anfitriona de la noche, que en este caso es la mujer, la jefa de familia.
Las socias de estas velas, como es tradición, estrenan trajes regionales que oscilan entre 15 mil y 50 mil pesos.
Las Velas en Juchitán, según datos del investigador juchiteco Tomás Chiñas Santiago, son rituales y adoraciones a los elementos de la pródiga naturaleza, pues se adoraba a los peces y al mar, al maíz, al lagarto, entre otros.
*Fe para preservar una tradición
Helena Jiménez Vázquez fungió como capitana de la Vela San Vicente Ferrer lado Norte y asegura es una de sus ilusiones cumplidas en la vida.
En el Istmo de Tehuantepec, para las mujeres después de los 15 años de edad, ser capitana o reina de una festividad es una de sus mayores ilusiones y Helen la cumplió tras una manda que sus amigas hicieron para que San Vicente Ferrer la cuide y proteja ante una enfermedad que padece.
Contenta, expresó que bailó y gozó en la vela a la que asistieron cerca de 10 mil personas de un total de 25 mil, pues a San Vicente Ferrer lo veneran con tres velas simultáneas.
De los gastos mejor ni hablar; sin embargo, se hace con devoción y además con un año de anticipación.
*Velas aún discriminatorias
En esta sociedad juchiteca viven las muxes, y aunque en la mayoría de las velas se les permite el acceso, en la principal o “la grande”, la de San Vicente Ferrer, lado norte, aún se les niega.
Para la poeta y artesana Elvis Guerra, impedir el ingreso a las muxes es una conducta discriminatoria y transfóbica de las y los socios.
Aclaró que a pesar de que en la invitación dice que son “hombres vestidos de mujer”, lo cual recalcó que la realidad es que las muxes son una identidad de género, cultural, sexual, social.
“Vela que excluya a las y los muxes, no puede ser renombrada vela. Vela homofóbica es que son. Nuestra lucha será siempre en favor de la inclusión. Digan lo que digan, son retrógrados”, dijo.
Felina Santiago, reconocida por su lucha contra la homofobia y discriminación desde hace más de 30 años, dijo que a pesar de que a Juchitán o al Istmo de Tehuantepec lo llaman el paraíso muxe, falta aún, ya se está caminando con la realización de esta primera vela de la inclusión, pero hace falta más.
Y aunque desde el 2019, una de las tres fracciones de la Vela San Vicente Ferrer -la más grande de los juchitecos- permite el ingreso de los muxes, no así en dos velas que se realizan en ese mismo día.
“Estuvimos 15 años vetados por estas asociaciones -San Vicente Ferrrer Goola lado Sur y Norte- y por fortuna ya nos aceptan, la llaman Vela de la Inclusión y en este año, participamos, fue ayer y acudimos con nuestros trajes regionales, portando la enagua y el huipil”.
* Velas generan exceso de basura, la alternativa “Bladu’ Nabani”
En este año, el pueblo de Juchitán y personas invitadas consumieron alrededor de 30 mil cajas de cerveza de la presentación de un cuarto de litro, es decir, en cada vela que se realizó en la última semana mayor de las velas de mayo , incluyendo baile de gala y lavada de ollas, se consumen entre mil 500 a 2 mil cajas.
Según el Foro Ecológico de Juchitán, esta ciudad genera diariamente 180 toneladas de basura.
Sin embargo, al día por cada vela son aproximadamente de 8 a 10 toneladas diarias; es decir, por 20 velas aproximadamente fueron 160 toneladas de basura donde abundan platos y vasos desechables.
Esta ciudad no cuenta con un relleno sanitario y tampoco con una planta tratadora de aguas residuales.
En el 2015, el entonces presidente de Juchitán, Saúl Vicente Vásquez, obtuvo un recurso para la construcción de la planta de tratamiento de residuos sólidos urbanos, con inversión de 47 millones de pesos, y que lleva 9 años sin funcionar.
Al respecto, Aurora Catalán, fundadora y promotora del proyecto Bladu’ Nabani, iniciado el año pasado, aseguró que han logrado hacer conciencia en algunos socios de las velas.
“Desde el año pasado -2024- se logró generar la información de base para visualizar la problemática e introducir desechables biodegradables compostables, como alternativa al unicel.
“Se logró evitar el uso de al menos 4 mil contenedores tipo almeja de unicel gracias al proyecto Bladu’ Nabani.
“Sabemos que no es la solución, pero es un paso a nuestro objetivo en 2034, una sociedad cero residuos”, dijo.
Dijo que en las primeras 6 velas de la semana mayor de Juchitán de este 2025, acopiaron cerca de 50 sacos con ayuda de voluntarios de Gui’xhi Nayaa.
También en la Vela San Isidro Labrador hubo varias opciones de entrega de alimentos distintos al unicel y esas acciones les motiva a seguir sumando.
“Este año hemos logrado que espacios culturales como la Casa de la Cultura restrinja el uso de unicel en sus eventos.
“También hemos logrado que al menos 7 comerciantes del mercado de Juchitán acepten vender desechables biodegradables compostables”, señaló.
Reiteró que la campaña continúa, y que para el resto del año y los venideros su campaña se enfocará en incentivar el uso de sus recipientes reutilizables para evitar generar residuos.
“Al día de hoy, las y los socios de las velas y las autoridades municipales, conocen el proyecto Bladu’ Nabani, ahora lo que resta es seguir insistiendo con la población.