En Colombia, las mujeres de la ruralidad transforman sus territorios: seis años de
liderazgo colectivo con el apoyo del proyecto Voz y Liderazgo de las Mujeres- Colombia
Durante seis años, alrededor de 23.000 personas participaron en procesos liderados por
organizaciones de mujeres rurales que fortalecieron su rol como agentes de cambio y
lograron incidir en más de 66 leyes y políticas públicas.
01 septiembre de 2025. En zonas históricamente golpeadas por el conflicto armado, el
abandono estatal y la desigualdad, cientos de mujeres han demostrado que cuando se
fortalecen sus voces y liderazgos, se transforma la vida en los territorios. Durante seis
años, el proyecto Voz y Liderazgo de las Mujeres – Colombia, implementado por Oxfam
con apoyo del Gobierno de Canadá, acompañó a 19 organizaciones de mujeres en Cauca,
Chocó, Nariño, Putumayo y Valle del Cauca para impulsar procesos de cambio social
desde lo local.
Gracias a este trabajo colectivo, las lideresas fortalecieron sus organizaciones y
establecieron nuevas alianzas; ocupan ahora más espacios de participación y llevan más
propuestas por los derechos de las mujeres a escenarios locales, regionales y nacionales.
Han lograron incidir en más de 66 políticas públicas, y participaron en más de 130
COMUNICADO DE PRENSA
espacios de diálogo con entidades de gobierno para posicionar y defender propuestas
relacionadas con la prevención de las violencias basadas en género, la participación
política, la soberanía alimentaria, la defensa del territorio, los derechos ambientales y
culturales. Hoy sus propuestas están vivas y son parte de los planes de desarrollo, leyes,
decretos y fondos públicos.
Implementaron prácticas que mejoraron su planificación, toma de decisiones al interior
de sus organizaciones, gestión financiera, resolución de conflictos, autocuidado,
comunicación y participación. Por tanto, definieron con mayor claridad sus roles,
aumentaron su compromiso, impulsaron la participación de personas jóvenes, facilitaron
el intercambio intergeneracional en estos procesos, obtuvieron mayor impacto en sus
territorios y lograron expandir su trabajo a otras comunidades.
Sin duda el conjunto de estos resultados condujo a una mayor sostenibilidad de las
organizaciones, es decir, que la mayoría de ellas aumentaron y diversificaron sus
recursos e implementaron prácticas que les permiten perdurar en el tiempo.
Otro logro importante del proyecto Voz y Liderazgo de las Mujeres – Colombia ha sido el
fortalecimiento del liderazgo de las mujeres en sus comunidades. Las participantes
ganaron confianza en sí mismas, se empoderaron y empoderaron a otras para avanzar en
la promoción de sus derechos. Hoy, muchas de ellas son reconocidas como lideresas en
sus territorios y participan en espacios donde antes no eran escuchadas, ya sea porque
estaban liderados principalmente por hombres o porque otras organizaciones tenían
mayor visibilidad.
Todo esto fue posible poniendo en marcha tres estrategias principales: apoyo económico
directo a las organizaciones, fortalecimiento de sus capacidades organizativas y
promoción de alianzas para sostener estos procesos en el tiempo.
Se llevaron a cabo dos diplomados en participación e incidencia política para mujeres
rurales, en alianza con el Instituto de Estudios Interculturales de la Universidad Javeriana
de Cali, en el que lideresas de 42 organizaciones mujeres de todo el país, fortalecieron
sus conocimientos sobre derechos, comprendieron mejor las obligaciones de las
instituciones y su rol como ciudadanas, ganaron más confianza para posicionar sus
propuestas en espacios de poder. Este aprendizaje se tradujo en mayor claridad sobre la
ruta y los temas estratégicos para influir en decisiones públicas, como por ejemplo la
gobernanza ambiental y el acceso a la tierra para las mujeres. Los cambios también se
reflejan en las leyes, las acciones de las organizaciones contribuyeron en la modificación
de la Ley de Mujer Rural y la puesta en marcha del Fondo de Fomento para las Mujeres
Rurales (FOMMUR), que permite que las mujeres rurales tengan acceso a financiamiento
para sus actividades productivas; a la creación del Sistema Nacional de Cuidado y los
Sistemas Territoriales de Cuidado, y a la inclusión de propuestas en el Plan Nacional y
Planes Municipales de Desarrollo. Esto demuestra que las mujeres rurales no solo están
cambiando sus realidades locales, sino también las reglas del juego en el país.
El trabajo que realizan estas lideresas y defensoras de derechos humanos implica hacer
frente a riesgos que pueden afectar su seguridad. Ocho organizaciones realizaron un
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análisis más profundo y consensuaron acciones para protegerse individual y
colectivamente.
Aunque los retos persisten, como la violencia, la injerencia de los grupos armados, la
ausencia del Estado en muchas regiones y las múltiples discriminaciones que enfrentan
por su origen y condición social, las mujeres rurales han demostrado que juntas pueden
defender la vida, abrir espacios para nuevas generaciones y sembrar futuro.
Este cierre de ciclo no es un final, sino una nueva etapa. Las voces de las mujeres
campesinas, afrodescendientes e indígenas hoy suenan más fuerte que nunca,
reclamando con dignidad una Colombia más justa, igualitaria y en paz.