Diana MANZO / Corresponsal
JUCHITÁN, Oax., (#pagina3.mx).- Silvia Vásquez Castillo es damnificada por el terremoto del 7 de septiembre asegura que Sedatu, institución que se encargó de realizar censos a los que perdieron su vivienda, “no hizo bien su chamba”, no le entregó folio y mucho menos tarjeta, actualmente vive en un refugio que construyó con lona y unas tablas que miden 2 metros cuadrados en donde tiene que soportar los fuertes vientos y las bajas temperaturas.
En su refugio de lona y madera, Silvia vive rodeada de los pocos muebles que logró salvar de su vivienda que colapsó, en el centro del espacio colocó una hamaca donde duerme, y ahí mismo cocina.
Oriunda de Juchitán, una de las comunidades en donde el terremoto dejó 15 mil viviendas dañadas, Silvia espera ansiosamente el apoyo de las autoridades, el terremoto colapsó su vivienda de adobe y tejavana y por fortuna sobrevivió, una de las varas de madera le lastimó la espalda que actualmente le impide trabajar en la elaboración de sus artesanías (adornos de papel).
Silvia tiene aproximadamente 48 años de edad, el haber perdido su vivienda la mantiene nostálgica porque no ha podido empezar con la reconstrucción, no tiene ingresos fijos y tampoco goza de salario mínimo, vive sola y solo recibe el apoyo de amigos y familiares quienes le dan despensas y algunas verduras para que prepare sus alimentos.
A la damnificada, el supervisor de Sedatu le colocó un código de barras en una de las paredes que sobrevivieron de la vivienda, la cual con el sismo del 23 de septiembre terminó por colapsarse, pero nunca le entregó su ficha de censo.
Un mes y medio después del terremoto, a finales de octubre cuando se entregaron las tarjetas de apoyo del Fondo Nacional de Desastres (Fonden) en Juchitán, Silvia acudió a recoger la suya, sin embargo al acudir con los funcionarios le dijeron que no estaba dada de alta en el sistema, que no había tarjeta y mucho menos dinero para la reconstrucción.
“No sé como le voy hacer, no tengo dinero para reconstruir, no tengo un empleo fijo, me dedicó a elaborar adornos de papel para las fiestas pero ahora no hay empleo, mi espalda no me deja, me duele mucho, son mis amigas las que me ayudan a salir adelante, me ayudan con alimentos cuando tienen, no sé que sería de mi después del terremoto, realmente es algo complicado”, señaló.
Con los fuertes vientos que han soplado esta zona de Oaxaca que superan los 100 kilómetros por hora, los damnificados como Silvia tienen que padecer frio y las altas temperaturas, la mayoría construyó sus propios refugios de lona, laminas y tablas y otros más recibió donaciones de casas de campaña.
“El apoyo para la reconstrucción no me llegó a igual muchos de vecinos, algunos perdieron su casa con el sismo del 23 de septiembre y otros simplemente no fueron dados de alta al sistema, que sucederá, no lo sabemos, mientras estamos guardados en estos espacios temporales”, dijo.
