Elizabeth López
Nunayú enseña a crear collares, aretes o pulseras como una vía para incorporarse al mundo laboral.
Cuando Sonia conoció a Manuel, sintió que todo en su mundo era mágico porque él era inteligente, atento, caballeroso y romántico; sin embargo, el cuento de hadas terminó al comenzar a vivir juntos, ya que el hombre perfecto que pretendía ser se transformó en su peor pesadilla.
Primero, Manuel le prohibió el contacto con familiares y amigos, después la obligó a cambiar su vestimenta e hizo que se prostituyera y realizara otros trabajos forzados durante un año hasta que pudo escapar.
Como Sonia, miles de mujeres y personas en México sufren alguna situación de trata de la que difícilmente pueden huir. De acuerdo con datos de la Organización Internacional del Trabajo, en el 2016 se tenía registro de 24.9 millones de personas trabajando de forma forzada y 15.4 millones en matrimonio forzado.
De ellas, 4.8 millones fueron víctimas de explotación sexual y 16 millones del trabajo doméstico, en la construcción o agricultura.
Las personas que logran escapar de ello enfrentan a otro duro proceso: la reconstrucción de su vida que involucra atención psicológica, independencia, recobrar la confianza y sobre todo tener un empleo digno.
Estas situaciones inspiraron a Benny Yu a crear Nunayú, proyecto mexicano que forma parte de la organización El Pozo de Vida, que emplea a mujeres supervivientes de trata con la elaboración de joyería.
Nicole Gallego, una de las coordinadoras del proyecto, explica que la empresa surgió ante la escasa falta de oportunidades laborales para las mujeres que sufrieron trata y la vulnerabilidad en la que se están cuando salen de ello. También es una forma de combatir la violencia de género y agresión sexual.
“Fundamos la empresa con enfoque social y lo que las mujeres decidieron hacer es joyería, ellas la diseñan y venden”, dice en entrevista a El Economista en el marco de la Expo Pymes 2018.
La organización da el material y enseña a elaborar los collares, aretes y pulseras, de los cuales ellas tienen 80 y hasta 100% de las ganancias.
El apoyo
Nunayú nació el 6 de abril del 2015 y desde la fecha se han beneficiado 25 mujeres, quienes se acercan a través de la organización o de los talleres que se imparten en La Merced (una de las zonas rojas de prostitución de la Ciudad de México) o en Revolución. El fin de Nunayú es crecer y ser totalmente sustentable para permitir que más mujeres se incorporen.
Cuando las mujeres ingresan, aprenden a elaborar joyería, obtienen un certificado de la Secretaría de Educación Pública, se les da apoyo psicológico y terapia en grupo.
Los casos que ahí se ven son diversos como mujeres que fueron engañadas por sus parejas, las que fueron obligadas por sus familias o quienes tenían poco dinero, lo que las orilló a caer en un mundo que no querían. “Con trabajo, buscamos sacarlas adelante”, detalla Nicole.
El alcance
Por ahora, el modelo de negocios se basa en donaciones, venta de artículos en bazares o expos, y recientemente a través de ventas en línea como Kichink, Etsy y en Facebook, lo que les ha permitido llegar a diferentes puntos de la República Mexicana, y otros países como Estados Unidos.
Asimismo, están en pláticas con asesores de ventas en Estados Unidos y Canadá para expandir su negocio.
También tienen voluntarios que venden la joyería. Tanto es su impacto que han recibido solicitudes de Alemania, Francia y Estados Unidos.
Gris es voluntaria y su meta es apoyar a las supervivientes, quienes le han dicho sentirse diferentes y con una nueva visión. “Dicen estar bien por el trabajo y apoyo psicológico”.
Borrar lo que vivieron es imposible, pero lo que Nunayú sí puede hacer es dar la posibilidad de tener un mejor presente, libertad y recordándoles lo valiosas que son.
elizabeth.lopez@eleconomista.mx
CRÉDITO:
Elizabeth López Argueta / El Empresario
Enlace a la nota: http://elempresario.mx/emprendedores/empresa-que-da-nueva-vida-mujeres-trata
