Marco Lara Klahr
Semanas atrás fui tachado, una vez más, de «violento» por problematizar sobre este tipo de enfoques y contenidos noticiosos. Tal reproche dice que no tengo el derecho de mencionar por su nombre a medios o colegas periodistas que en su ejercicio transgreden la ética profesional y, en casos, la legalidad, porque, a final de cuentas, «hacen su chamba» y «es su negocio».
En esas estaba, cuando a principios de la semana anterior vi circular profusamente en las calles la portada anterior, del tabloide El Metro [abril 7, 2015], que me dejó perplejo: para referirse a un hecho de violencia atroz e inaceptable contra una persona víctima de homicidio, el editor y el medio recurrieron no solo al uso indebido de su imagen, sino al albur: «Se la dejan caer».
¿El universo de periodistas, intelectuales y artistas que nutre cada día Reforma no se hace preguntas sobre El Metro? Tal vez callar es posible, ¿pero es posible no darse cuenta? Minuto a minuto, los mejores valores democráticos reivindicados desde su diario «serio», los denigra Grupo Reforma desde su diario «popular». Sméagol y Gollum.