En esto coincide con la apreciación de Hiroshi Fujiwara, director ejecutivo de la Asociación Japonesa de Robots, que agrupa a empresas del sector, para el cual los robots humanoides sirven ante todo para conocernos a nosotros mismos.
En Kawasaki —uno de los mayores fabricantes de robots industriales de Japón— nos enseñan también un vídeo de un famoso ballet de brazos de robots con bailarines humanos.
En las películas, novelas o cómics occidentales, los robots acaban casi siempre siendo un problema existencial para los humanos.
Todas ellas contribuyen a explicar la relación de Japón, el país con más robots del mundo por trabajador, con estas máquinas.
(Robots Universales Rossum) —allí se presentó como jinzo ningen (humano artificial)— provocó entonces una fiebre robótica en Japón que ha perdurado hasta nuestros días.
Fuente: http://elpais.com/tecnologia/2016/05/05/actualidad/1462469697_487807.html