No es el nombre de una persona, sino de una marca de chocolate elaborado por mujeres waorani en la Amazonía ecuatoriana.
En ese clima de violencia, el chocolate producido por las mujeres waorani arroja luz sobre la oscura noche amazónica.
Tanto en el caso de las artesanías como del chocolate, todos los beneficios obtenidos recaen directamente en las mujeres waorani.
Para acabar con el expolio de animales silvestres, las mujeres waorani buscaron la forma de generar ingresos para sus comunidades sin necesidad de cazar.
Así, al no necesitar los waorani internarse en la profundidad amazónica, territorio de los taromenane, este chocolate orgánico está ayudando a construir la paz en el Yasuní, la reserva natural donde todos habitan.
Fuente: http://elpais.com/elpais/2016/09/29/planeta_futuro/1475157430_540172.html