José Contreras
Nos cuesta trabajo entender cómo fue que el dirigente nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones, se enredó y enredó a su partido con el asunto de la narcopolítica en Tamaulipas.
Con sus acusaciones temerarias en contra de tres candidatos de su partido a presidencias municipales de estar involucrados con la delincuencia organizada, Manlio Fabio se metió en un laberinto sin salida.
El asunto va mucho más allá del ridículo que hizo el PRI al aportar como una de las “pruebas” de sus acusaciones una fotografía truqueada originada en Michoacán y presentada como si se tratara de Tamaulipas.
No sabemos si los candidatos –o ahora ex candidatos— del PRI a los municipios de Hidalgo, Mainero y Villagrán, Reyes Zúñiga Vázquez, Luis Cesario Aldape Lerma y Gustavo Estrella Cabrera, respectivamente, estén vinculados a la delincuencia organizada, como lo afirmó Manlio Fabio.
Puede que Manlio tenga razón. Pero puede que no.
Si sí la tuviera, la presentación de pruebas ridículas para intentar acreditarlo no hará otra cosa que exculpar de antemano a los supuestos narcopolíticos, pues a partir de la exhibición de esa fotografía manipulada ya nadie la va a creer al PRI.
Pero no solo eso. Supongamos que los tres ex candidatos señalados por Manlio Fabio sí estuvieran vinculados a la delincuencia organizada y que eso fuera comprobado de manera contundente por la PGR.
¿Cómo haría Manlio Fabio para explicar por qué apenas su partido se dio cuenta de que tenía en sus filas a tres narcopolíticos destacados que ya han ocupado otros cargos y que buscan uno más a nombre del PRI?
¿Por qué revela Manlio Fabio que los tres son narcos precisamente a partir de que ellos deciden respaldar abiertamente al candidato del PAN al gobierno de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca?
Uno de los tres señalados, Reyes Zúñiga Vázquez , fue dirigente del PRI en el municipio de Hidalgo desde el 2012. Y como tal, le correspondió colocar al actual alcalde y a varios diputados locales y federales.
Si Zúñiga Vázquez es narco, entonces el PRI permitió que un narco colocara a su gente en cargos partidistas y de elección popular desde hace cuatro años en una región muy particular de Tamaulipas. ¿Por qué se lo permitió?
El hecho de que los tres candidatos del PRI apoyaran abiertamente al abanderado del PAN a gobernador es una falta partidista grave que los colocó automáticamente, a partir de ese momento, fuera de las filas priistas.
Pero de ahí a decir que están vinculados a la delincuencia organizada, hay un gran trecho. A menos que, como señalamos líneas arriba, se comprobaran de manera contundente las acusaciones.
El señalamiento público de Manlio Fabio en contra de esa trinidad parece más un exabrupto producto de la desesperación al ver que el PRI está a punto de perder el estado de Tamaulipas a manos del PAN.
Pero en ese exabrupto, Manlio se metió en un laberinto, algo muy raro en un político de su habilidad y su experiencia.
OFF THE RECORD
**PARO EN EL POLI
El paro en algunas vocacionales del IPN no tiene razón de ser.
Para que un movimiento social o estudiantil tenga legitimidad debe contar con el respaldo popular o por lo menos de la mayoría de los involucrados directamente.
En el caso del Poli, una minoría de estudiantes mantiene cerrados varios planteles.
Es algo así como un paro por la fuerza, que está muy lejos de ser un movimiento democrático.
**CHAMACO VERDE
En los últimos días se han recrudecido las protestas callejeras en Chiapas y las exigencias de que renuncie el gobernador de ese estado, Manuel Velasco Coello.
El chamaco verde decepcionó a la población que votó copiosamente por él en el 2012.
Y pensar que hasta llegó a soñar con la grande.
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