El británico había trabajado como corredor de bolsa antes de viajar a Praga en 1938 para ayudar a los refugiados checos, y tenía 29 años cuando ingenió el rescate de los niños.
Sus logros se han comparado a menudo con los de Oskar Schindler, el industrial alemán que salvó la vida de 1,200 judíos durante el holocausto, e inspiró la película de 1992, La lista de Schindler.
Las acciones de Winton durante la guerra, sin embargo, permanecieron en secreto durante años, hasta que su esposa Greta encontró un diario detallado en su buhardilla en 1988. Ni siquiera le había contado a ella lo sucedido.
A lo largo de los años, se ha reconocido su trabajo con varios premios, incluso nombrando en su honor un pequeño planeta descubierto por astrónomos checos. También ha sido elogiado por la Cámara de Representantes de los Estados Unidos.
El Club Rotario citó una carta de 1939 en la que Winton había escrito: «Hay una diferencia entre la bondad pasiva y la bondad activa, lo que es, en mi opinión, la entrega del tiempo y energía de uno en aliviar el sufrimiento y el dolor. Supone salir, buscar y ayudar a aquellos que sufren y están en peligro, y no simplemente seguir una vida ejemplar, de forma puramente pasiva sin hacer el mal».