Por estos motivos, la táctica de la Comisión Europea de exigir el cumplimiento de los objetivos de déficit y vigilar estrechamente los objetivos de estabilidad parece especialmente inoportuna y, lo que es peor, contraproducente.
Por no mencionar a Mario Draghi, presidente del BCE, patrón de la idea de que Europa debe invertir más en infraestructuras.
El fracaso es tanto más notable cuanto que, además, la receta ha ido acompañada de un abaratamiento del crudo.
Pero lo fundamental no es el seguimiento, sino que la economía europea despegue, que crezca el empleo estable y que se aprueben planes de estabilidad creíbles que no sean dañinos para el crecimiento.
Resumido en una sola frase, los ajustes presupuestarios más una política monetaria expansiva no han dado resultado.
Fuente: http://elpais.com/elpais/2016/02/25/opinion/1456428006_144605.html