José Luis Sarmiento Gutiérrez/ Texto y Fotos
Esta región del estado ha puesto en evidencia la incapacidad, la falsedad y la torpeza de los últimos gobernantes, quienes la han utilizado como botín político en procesos electorales para luego darles la espalda a miles de indígenas que vuelven a tener esperanzas de que un día les van a pagar la deuda histórica de justicia social, que tantas veces les han prometido.
Con acuerdos ficticios y falsas treguas, la paz tiende de un hilo porque siguen las ejecuciones y las incursiones armadas por la falta de solución a los conflictos agrarios. La confrontación entre las comunidades ha resultado muy cómoda para el estado, que se lava las manos y no realiza acciones o, peor aún, deja obras inconclusas, mientras que la federación emprende proyectos de gran envergadura, pero sólo para beneficiar a mineras extranjeras, no a los pueblos.
Santiago Textitlán, Oax.- En el distrito de Sola de Vega, enclavado en la Sierra Sur del estado, aplica la frase “La vida no vale nada”.
En los pueblos de las montañas historias de vida y muerte se hablan de manera cotidiana, con toda frialdad, pues aquí emboscan, “venadean”, cierran caminos e instalan retenes cuando quieren, porque toda persona ajena no es bienvenida y se escuchan los balazos desde los cerros, como se pudo experimentar en un recorrido reciente por varios municipios.
En las últimas décadas, cientos de asesinatos tienen un origen étnico, porque siguen peleando a muerte los últimos guerreros zapotecas de Textitlán y Zaniza, los mixtecos de Amoltepec y los chatinos de Zenzontepec, municipios vecinos donde frecuentemente se nace para vengar o ser vengado, y donde se han ido perdiendo lenguas e identidades para enfrascarse en sangrientas disputas agrarias, ante la complacencia de las autoridades estatales y federales.
Para adentrarse en esta zona apartada desde la capital del estado hay que transitar por la vía pavimentada Oaxaca-Sola de Vega hasta llegar a la localidad de El Vado, donde inician los caminos agrestes hacia la parte alta, entre el espeso bosque de coníferas.
Al ingresar puede encontrarse el paraje de Agua Fría, ya en el municipio de Santiago Xochixtepec, donde aún permanecen las cruces -llenas de hierbas-, de los 27 indígenas que fueron masacrados el 31 de mayo de 2002, después de cumplir su jornada laboral en el cercano aserradero de San Pedro El Alto, asunto al que se le dio carpetazo y prevalece como símbolo de impunidad hasta la fecha.
Son los problemas agrarios, pero principalmente la pobreza y la falta de oportunidades para decenas de miles de indígenas, lo que mantiene confrontados a los municipios, porque a cinco años de este gobierno ningún funcionario de alto nivel ha tenido el valor ni la sensibilidad de visitar esta parte de la Sierra Sur en busca de soluciones.
Todos los problemas se resuelven con espurios acuerdos firmados en oficinas gubernamentales de la capital del estado, lejos de la realidad y muy cerca de los reflectores.
La salud, una burla
Santiago Amoltepec, Oax.- Detrás de los cerros Peña de Caja y Peña de Letra, límites con Textitlán y Zaniza, se encuentra este municipio aislado por, tal vez, el camino que se encuentra en peores condiciones de toda la Sierra Sur, en un trayecto de unas 9 horas desde la ciudad de Oaxaca.
Con sus demarcaciones vecinas de Zenzontepec y Yucutindó, el pueblo de Amoltepec mantiene las tensiones más graves por la disputa de unas 2 mil hectáreas de bosques, lo que ha generado múltiples enfrentamientos con pérdidas de vidas.
Sin embargo, por problemas internos de autoridades y comuneros de Amoltepec, entre 2012 y 2013 se perpetraron unos 30 homicidios según confirmaron líderes del casco de la población, además de que decenas de familias abandonaron el lugar y probablemente nunca podrán regresar, ante el riesgo de ser asesinadas.
Este medio de comunicación pudo estar presente durante una reunión de “tatamandones”, quienes accedieron pero pidieron no utilizar grabadoras ni tomar fotos. Y es que buscan alternativas para evitar que siga el derramamiento de sangre, anhelo que parece distante.
Mientras las autoridades municipales no realizan obras o acciones en beneficio de la gente ni rinden cuentas públicamente como era la tradición, el Comisariado de Bienes Comunales tampoco convoca a ninguna asamblea, por lo que priva una desorganización social muy grave y las familias viven en un clima de miedo y zozobra, que las mantiene confinadas a sus viviendas, con temor de salir.
En tanto, a un costado del palacio municipal se instaló una partida permanente de elementos del Ejército Mexicano de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), ya que las policías estatales se han visto rebasadas en sus funciones, mientras que unidades de la municipal se mantienen custodiando los límites con los pueblos vecinos.
El 26 de marzo de 2006 -tras diversos enfrentamientos-, el entonces gobernador Ulises Ruiz Ortiz arribó en helicóptero al paraje “El Ciruelo”, que se encontraba sitiado por elementos policiales y militares fuertemente armados.
Ese día acudieron los comisariados comunales de los municipios “enemigos” de Amoltepec, Textitlán y Zaniza, quienes signaron el supuesto Acuerdo “Definitivo” de Paz.
Así, se desplegó una intensa campaña publicitaria en medios del estado, donde el ex mandatario hizo anuncios de importantes obras en caminos y salud, principalmente el Hospital de la Paz y el Hospital de Maternidad, así como una docena de centros de salud para atender a diversas localidades.
Una verdadera burla para los pueblos de la Sierra Sur resultó todo el espectáculo montado en aquel año, porque solamente se terminó el Hospital de la Paz -en los límites de Teojomulco y Texmelucan-, que funciona con graves deficiencias y carencias de personal, medicamentos y mobiliario, sin que el actual gobierno tome cartas en el asunto.
Peor aún, el Hospital de Maternidad, que se empezó a edificar a los pies del Cerro Mole, sitio de históricos enfrentamientos en Amoltepec, se quedó en obra negra como una ofensa para las mujeres indígenas, en una región con altos índices de muerte materna.
Las clínicas de las localidades en su mayoría permanecen cerradas y el tema de la salud seguirá siendo una asignatura pendiente para la próxima administración estatal, ya que la actual en cinco años evadió también su responsabilidad.
La paz, una farsa
Santa María Zaniza, Oax.- En esta parte de la Sierra Sur, la falta de unidad ha resultado muy cómoda para los gobiernos, que dicen respetar la autonomía, tradiciones, usos y costumbres de las comunidades indígenas, al mantenerlas aisladas con pleno conocimiento de que no hay organización social que los obligue a pagar la deuda histórica que se tiene con ellas.
Hay intereses caciquiles, perversos y oscuros, que fomentan la confrontación para poder seguir saqueando insaciablemente las riquezas naturales y para poder seguir administrando la pobreza con programas sociales paternalistas que no resuelven los problemas de fondo ni cambian la vida de miles de personas, tratadas como mercancía electoral, pues la región es un fuerte bastión de votos.
En ese contexto, aquí se llevó a cabo una reunión histórica entre los “Comisariados de la Paz” que signaron el acuerdo delante del ex gobernador Ulises Ruiz en 2006:
Don Hilario López Vásquez, de Textitlán; Don Vicente López Jiménez de Amoltepec y el anfitrión de Zaniza, Don Justo Hernández Vásquez, quienes tenían casi una década de no estrechar las manos.Un breve encuentro entre tres figuras icónicas de cada municipalidad, quienes admiten que los tratados de paz únicamente son eventuales y por escrito, no definitivos, por el olvido de las instancias oficiales a los graves rezagos ancestrales que mantienen sumida a toda la región.
Además, prevalece una tensa calma porque los conflictos agrarios que son el verdadero trasfondo del clima de encono, no han sido solucionados, por lo que cualquier incidente, aunque sea provocado por intereses mezquinos, podría desbordarse nuevamente en lamentables enfrentamientos.
Y mientras los pobladores de Zaniza talan los bosques para sembrar maíz en las laderas, las autoridades municipales se dan el lujo de estrenar un palacio con una inversión de 7 millones de pesos.
Así se hacen las cosas en esta comunidad ubicada a 220 kilómetros de la capital oaxaqueña, donde este reportero recibe una advertencia por tomar fotos de unas mulas cargando cosechas de maíz:
“Tienes que reportarte en palacio municipal por las buenas o van a venir por ti”, advierte un topil o guardia comunitario, “te tienes que reportar con el regidor de turno”.
Y sí, efectivamente se accede a la invitación “obligatoria”, lo que se convierte en un interrogatorio.
— ¿Qué hace usted en nuestro pueblo? Inquiere el concejal de guardia.
“Sólo vine a conocer”, la respuesta.
— ¿Quién es usted? ¡Identifíquese!
Al mostrar las acreditaciones personales de prensa, el concejal, que no se identifica, insiste en quedarse con ellas.
Finalmente con el ofrecimiento de sacar unas copias y entregarlas, este reportero sale del palacio municipal y abandona la comunidad, sin dejar nada.
Nueva vía para Minera
Santa Cruz Zenzontepec, Oax.- Mientras la incomunicación y los pésimos caminos han sido algunas de las principales quejas de los pobladores de la Sierra Sur durante décadas, la disparidad en los proyectos que se aplican sin consultar a la población resulta ofensiva para muchas comunidades.
Y es que el gobierno federal está construyendo una súper vía de comunicación desde San Lorenzo Tlacotepec hasta Zenzontepec, donde se observa una inversión millonaria que se unirá al tramo ya terminado desde Santa María Sola.
Enormes máquinas y pesados camiones arrasan con el cerro a marchas forzadas para acortar este tramo que se anuncia por el Gobierno de la República en un espectacular con el lema “Mover a México”.
Ante ello, se cuestiona por qué un camino de semejantes proporciones se construye para Zenzontepec, cuando hay tantos tramos inconclusos, municipios y comunidades incomunicados… ¿qué son los consentidos?
Un comunero que solicita su anonimato, abordado en el mercado municipal, responde:
“No lo están haciendo por los pueblos ni en beneficio de la gente. Lo están abriendo para facilitar las cosas a una minera extranjera que va a explotar el territorio de Zaniza, pero por este lado es la vía más corta”.
Y es que prácticamente todo el territorio de Zaniza es una veta de minerales, de ahí el interés de las mineras extranjeras de que se concluya rápido la nueva carretera para poder empezar a explotar esos territorios de Oaxaca.
El ex presidente del comisariado de este lugar indica que van a valorar si permitirán el paso de las pesadas unidades que pretenden extraer minerales del municipio vecino, porque no les han presentado estudios de impacto ambiental y en la zona atraviesa un caudaloso río del que dependen miles de familias de la región.
Por su parte, el Gobierno del Estado -a través de Caminos y Aeropistas de Oaxaca (CAO)-, está dejando inconclusas obras de mantenimiento y pavimentación en diversos tramos de la Sierra Sur, a pesar de que los ha difundido como terminados.
Durante el recorrido se pudo constatar que no se concluyeron unos 15 kilómetros desde la cabecera de Textitlán al paraje de Las Juntas, Zaniza, donde además inicia el camino a Amoltepec, que se encuentra en muy mal estado.
Del mismo modo, en la pavimentación de Teojomulco a Las Huertas, en algunos tramos destaca la mala calidad de la obra y además se dejaron seis kilómetros pendientes, sin que se vea maquinaria o personal con intención de concluir el tropezado proyecto.
En el 2016 que será año electoral, como hace seis años, seguramente regresarán los candidatos a gobernador en sus helicópteros y quienes aspiren a ser diputados locales por el distrito compuesto de Ejutla de Crespo-Sola de Vega para hacer nuevamente múltiples promesas.
Sin embargo, en este recorrido de tres días se ha podido constatar que la gente ya está cansada de los políticos mentirosos y sus partidos, que sólo se aparecen para pedir el voto y nunca más los vuelven a ver.
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