La estrategia, no obstante, no puede ser la reinscripción indefinida de Puerto Rico en el listado de colonias de Naciones Unidas.
El modelo de Nueva Caledonia y la Polinesia francesa, ambas reinsertadas en el listado de colonias en 1986 y 2013, respectivamente, no es opción para Puerto Rico.
La crisis puertorriqueña trae consigo hondas implicaciones globales, y su solución requerirá de la intervención estratégica y concertada de la comunidad internacional.
Distinto a lo que algunas voces puedan sugerir, la alegada no autoejecutabilidad de la Convención Internacional de Derechos Civiles y Políticos con respecto a los tribunales domésticos norteamericanos no exime a las ramas políticas en Washington de su obligación internacional.
Y dentro de ese entramado de imperativos geopolíticos, al Estado Libre Asociado de Puerto Rico se le describía desde Washington como “el laboratorio de la democracia latinoamericana.”Hoy sabemos, por voz de la administración Obama, que la fantasía del Camelot puertorriqueño nunca existió.
Fuente: http://elpais.com/internacional/2016/03/03/america/1457041115_538280.html