El ucraniano Roman Ostriakov intentó robar queso y salchichas de un supermercado de Génova (noroeste de Italia) en 2011.
La Fiscalía recurrió la sentencia por un tecnicismo, argumentando que Ostriakov no debería haber sido condenado por robo sino por intento de robo, ya que no logró abandonar el establecimiento con los productos hurtados.
Para el Tribunal el «hecho no constituye delito» porque «no es punible quien, impulsado por la necesidad, roba en un supermercado pequeñas cantidades de alimentos para afrontar la imprescindible exigencia de alimentarse», señalaron las mismas fuentes.
En total, los productos estaban valorados en 4,07 euros, lo que le costó inicialmente una pena de medio año de cárcel y 100 euros de multa.
«El Supremo ha establecido un principio sacrosanto: un pequeño robo por hambre no es en modo alguno equiparable a un gesto de delincuencia porque la exigencia de alimentarse justifica el hecho», consideró en un comunicado.
Fuente: http://elpais.com/internacional/2016/05/04/actualidad/1462357848_617202.html