Austria no puede desengancharse del resto de países sin ninguna consecuencia.
Se trata de una medida unilateral que rompe el necesario consenso ante una situación que afecta a todos los socios europeos.
El que la extrema derecha haya ganado la primera vuelta de las elecciones presidenciales no puede servir de excusa para incumplir con sus obligaciones tanto dentro de la UE como humanitarias respecto a los que llegan.
Esta medida no es sino una flagrante violación del Tratado de Schengen que consagra la libre circulación de personas y que aunque admite restricciones, lo hace con carácter excepcional pero no de modo permanente.
La UE debe abordar la crisis de inmigración de una manera integral como vienen reclamando desde hace largo tiempo los países del sur —entre ellos España— que son quienes están en primera línea a la hora de abordar el problema.
Fuente: http://elpais.com/elpais/2016/04/30/opinion/1462014073_565190.html