Diana MANZO/Corresponsal
JUCHITÁN, Oax., (#página3.mx).- No habrá más noches y tampoco días para Na Alejandrina López de Magariño. Su esencia física se esfumó, no así su espíritu y su ser que siempre compartió fortaleza y valentía. Así era ella, un ejemplo de mujer zapoteca.
Madre de nueve hijos -seis mujeres y tres hombres- y abuela de muchos más, Na Alejandrina luchó hasta el fin de sus días, su herencia para los que la conocieron es que la perseverancia es el mejor aliado para la victoria.
El 10 de mayo pasado todo cambió para ella y su familia: uno de sus hijos, el profesor Heriberto Magariño López, dirigente de la sección 22 del SNTE-CNTE en el Istmo de Tehuantepec, fue detenido por oponerse a la reforma educativa, dos meses después salió libre.
Durante el encarcelamiento del líder magisterial, Alejandrina encabezó diversos movimientos para exigir la libertad de su hijo, y se pronunció a favor de la lucha magisterial.
Por más de 40 días se mantuvo día y noche en el plantón del canal 33 sobre la vía 180 en Juchitán, convivió con los profesores a los que siempre les recalcó que la lucha también es en las calles, no solo en el aula.
El adiós de Alejandrina ha sido doloroso para su familia y sus allegados, quienes la acompañaron en su último recorrido por las calles de su natal Juchitán, las lágrimas no pudieron estar ajenas, eran muchas, como las estrellas.
Antes de dirigirse al panteón municipal, sus familiares la acompañaron a escuchar una misa que le fue dedicada como un homenaje.
Las caras largas de tristeza, las lágrimas en los ojos, los llantos desesperados no pudieron evitarse, Alejandrina se iba y sin regresar.
La banda de música la acompañó por última vez al panteón Domingo de Ramos, en donde sus noches y sus días serán eternos y solo su recuerdo vivirá.
Alejandrina dejó dicho que la lucha deberá continuar, que los ideales y principios no deben truncarse y que el maestro debe seguir adelante para que la reforma no pase en este país.
Su hijo Heriberto -recién puesto en libertad- también llora por su muerte, no puede creer que su mamá -la que lo esperó más de tres meses- se haya ido.
“Mi madre fue una gran mujer, luchó hasta el final, la recordaremos como una grande, como una mujer que no se doblega, que desde su corazón grita fuerte y que siempre está dispuesta a apoyar la lucha de causa, esa es la herencia máxima que nos deja, por supuesto estamos tristes”, recalcó.
La familia Magariño López aún no lo concibe, sabe que la partida de Alejandrina es un mar profundo que ahí permanecerá en sus almas, porque es la madre, la abuela, la tía, la hermana, la comadre y por supuesto la mujer zapoteca.
