Boletín de prensa
4536/2017
Ciudad de México. 18 de enero de 2017 (Agencia Informativa Conacyt).- La solicitud de asilo político y humanitario a Estados Unidos es la única esperanza que vislumbran miles de haitianos para dar una nueva dirección a su vida. Desde mayo, numerosos contingentes de migrantes se han apostado en las ciudades fronterizas de Tijuana y Mexicali, en Baja California, para iniciar el trámite del Estatus de Protección Temporal (para Haití) que el gobierno norteamericano instauró en 2010 y que —a pesar de que concluyó en septiembre pasado— todavía sigue aceptando solicitudes.
Al hacer el intento por ingresar legalmente a esa nación, están dejando imágenes atípicas en estas ciudades fronterizas en las que la migración es un fenómeno cotidiano. Y es que, en meses recientes, es común ver personas de piel oscura deambulando por las calles a la espera de su cita con la patrulla fronteriza norteamericana.
En la garita fronteriza de San Ysidro, que conecta las ciudades de Tijuana y San Diego, a diario se observan filas casi interminables de haitianos, incluso africanos, deseosos de ser entrevistados para presentar su caso, con el anhelo de conseguir el asilo.
Algunos de ellos —en ocasiones familias enteras— se han instalado en hoteles o casas habitación, otros han pedido socorro en los 14 albergues habilitados en Tijuana, mientras que algunos se apuestan en las aceras. Cada uno tiene una historia particular de sufrimiento y adversidad que debe ser contada.
Interesados en documentar esta migración inusual en la ciudad, investigadores de El Colegio de la Frontera Norte (Colef) han emprendido el proyecto Archivo Oral de Migración que tiene el propósito de reunir el testimonio de personas en tránsito, deportados, voluntarios y representantes de instituciones y organizaciones de la sociedad civil inmersos en el fenómeno migratorio. En su primera fase (de septiembre a diciembre de 2016), reunió testimonios de personas relacionadas con la migración de haitianos y población de origen africano.
Fuente: Haitianos y africanos en México, historias que deben ser contadas