Por Ricardo Capilla Vilchis
Ciudad de México. 22 de mayo de 2017 (Agencia Informativa Conacyt).- La Ciencia para Todos, colección de libros del Fondo de Cultura Económica (FCE) cuyo objetivo es comunicar el saber científico de una manera clara a distintos públicos, tuvo su octava mesa de discusión, con el tema de ecología, en donde se reflexionó junto con algunos autores sobre cómo se ha visto afectado el planeta a causa de la acción humana.
Participaron Alma Orozco, María Luisa Martínez y Víctor M. Toledo, todos biólogos por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y miembros del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), además de Luisa González Arribas, editora de la revista Ciencia y Desarrollo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), como moderadora.
Un científico se enfrenta a varios retos cuando se da a la tarea de divulgar algún tema. El principal de ellos es lograr que las personas encuentren la ciencia como algo útil, entretenido y hacer que la gente no se asuste por su complejidad. El divulgador debe encontrar la forma adecuada de transmitir su saber, de modo que la información pueda ser atractiva y entendida sin problema.
“Hacer ciencia es muy divertido (…) Somos como niños haciendo experimentos y nos emociona mucho”, declaró la doctora Martínez, invitando a la gente a acercarse a la ciencia.
María Luisa Martínez, Alma Orozco y Victor M. Toledo.Para la doctora Orozco, coautora del libro La destrucción de la naturaleza, el principal objetivo al escribir esa obra fue comunicar su pasión por la naturaleza y al mismo tiempo evidenciar las causas de la acelerada destrucción del medio ambiente en México.
Consideró que el cambio climático ha contribuido a que las personas hablen más sobre la destrucción de la naturaleza y sus consecuencias. “Mostrar a la gente cómo vemos nosotros la naturaleza y lo que quisiéramos que pasara con ella”, expresó al referirse a la importancia de la divulgación científica.
Resaltó la importancia de que exista una relación de respeto hacia la naturaleza, en la cual se establezcan acciones de conservación y producción responsables que afecten de manera mínima al planeta, pues la destrucción de la Tierra significa también la destrucción de la humanidad.
“Sí podemos, de alguna manera, amortiguar todos esos cambios. No sé qué tanto, no sé si podamos compensar a la naturaleza de lo mucho que le hemos robado, pero sí podemos hacer muchas cosas desde cualquier trinchera. Desde los niños, adultos, académicos, amas de casa, campesinos, todos podemos hacer algo”, apuntó la investigadora para concluir su participación.
Para el doctor Toledo, quien es coautor del título El planeta, nuestro cuerpo. La ecología, el ambientalismo y la crisis de la modernidad, la divulgación científica debe encargarse de informar a las personas y evitar crear discursos alarmistas, de manera que esta información sobre lo que está pasando en el mundo inspire a las generaciones jóvenes, pues son ellos quienes en un futuro serán responsables de lo que pase con el mundo.
Recalcó la necesidad de crear campañas de información sobre el grave deterioro de la naturaleza que ha venido ocurriendo desde la posguerra. “El reto es tal, que debemos tener la capacidad de transmitir información verídica, confirmada, sin generar parálisis, sin generar miedo, sin generar angustia y creando conciencia en el individuo y, sobre todo, una reacción, no un acto de pasividad o cinismo o de aletargamiento, sino una reacción de conciencia”.
La doctora Martínez, quien es autora del libro Las playas y las dunas costeras: un hogar en movimiento, llamó a no claudicar en los esfuerzos de divulgar el saber científico. “Parece que los libros están yendo a la deriva y cayendo de moda, pero hay que mantenerse firmes en que la cultura y la difusión de la ciencia son algo muy importante”.
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