Chiapas Paralelo
Texto Ximena Natera y Diana Manzo /Página 3
Fotografías: Ximena Natera Y Javier García
TAPANATEPEC, OAXACA.- Los primeros integrantes del éxodo hondureño empezaron a caminar las calles de Arriaga pocos minutos después de las 2:30 de la mañana, aún cuando la cita había sido acordada media hora después. La razón: cualquier tramo avanzado en la oscuridad es ganancia cuando se tiene que recorrer la distancia de un maratón en temperaturas que rozan los 40 grados.
El paso fue lento. Después de dos semanas de recorrido, desde que salieron de Honduras el 13 de octubre, muchos de los centroamericanos que integran la Caravana Migrante ya no pueden caminar sin algún tipo de dolor. El viernes 26, el municipio de Pijijipan organizó algunas camionetas para trasladar a personas; también el alcalde de Tonalá, Manuel Narcia Coutiño, les facilitó camiones de carga del Ayuntamiento y de la iniciativa privada para trasladarlos de una vez hasta Arriaga, y que no se ocuparan la plaza central de su pueblo.
Pero el domingo 28, en el tramo que marcó el fin de la caminata por el estado de Chiapas, caminar pintaba como la única opción del día .
A las 5 de la mañana, cuando el grupo había avanzado cerca de 12 kilómetros llegaron las primeras noticias de un cerco policiaco que había sido instalado para impedir el paso de la caravana. Los organizadores decidieron frenar el paso y esperar a que todos los miembros de la caminata se reunieran. La espera fue tensa.
El cerco montado en el puente las Arenas, a 7 km de la frontera con Oaxaca, estaba constituido por cerca de 200 policías federales de la Gendarmería, uniformados con equipo antimotines y estampado de camuflaje.
El Comisario General Benjamín Grajeda dijo a la prensa que no estaban ahí para reprimir a la caravana pero que no los dejarían pasar.
Nota completa: https://www.chiapasparalelo.com/noticias/nacional/2018/10/el-larguisimo-camino-de-chiapas-a-oaxaca/?platform=hootsuite