La UNAM informó ayer por la noche, a eso de 10 para las nueve, que el Dr. Miguel León-Portilla perdió la vida a sus 93 años de edad. Fue un hombre humanista, académico universitario e investigador, además, doctor honoris causa según la casa de estudios mencionada.
Murió Miguel León en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, allí estuvo internado desde enero cuando tuvo complicaciones respiratorias.
El 12 de septiembre pasado, el académico fue galardonado con la Presea Nezahualcóyotl, la primera de su especie, dada por la Secretaría de Educación Pública. El doctor recibiría este premio en la cama del hospital rodeado de su familia.
«Hace años sí sentía temor por ello, pero hoy en día no tengo ninguno. A lo mejor vivo 92, a lo mejor 100 años; el cómo y cuándo moriré no lo sabemos. He trabajado y he ayudado; creo que no he sido muy cabrón: mi destino, si hay un Dios, no será malo«, así habló Miguel León-Portilla cuando en un homenaje a su vida y trabajo, en la UNAM, habló de la muerte en su cumpleaños número 90 que se celebraría en febrero de 2016.
Le llamaron el último gran tlamatini, que significa «hombre sabio» en náhuatl, nació exactamente el 22 de febrero de 1926 en la Ciudad de México. El hombre leía sin parar, hablaba y escribía español, inglés y náhuatl. Además, habló el alemán, italiano y portugués, y sabía leer en latín y griego.
Fue etiquetado como historiador, lingüista, antropólogo, etnólogo y filósofo.
«Si alguien dice que para qué sirven las humanidades, yo digo para qué sirve oír a Mozart, hacer palacios, leer una gran novela, ir al teatro: para qué sirve todo lo que es creación humana, toda esa maravilla«, decía el profesor Miguel, según la Jornada.
«Los seres humanos somos muy frágiles. Me extraña haber llegado a cierta edad porque los huesos con cualquier trancazo o choquecito se desarman. Pero, decía Pascal, somos cañas pensantes; alguien añadió que más que cañas pensantes somos serse que alcanzamos con nuestros pensamientos las estrellas.
«Y yo agrego que aquí adentro, en la cajita de cal (la cabeza), tenemos kilo y cuarto de carne, y allí está el universo; a mí me pasma eso. Eso es la base de las humanidades«.