Ni la pandemia, ni los muros, ni las diferencias políticas las detuvieron. Este 8 de marzo, mujeres de todas las edades tomaron la capital del país. En el Zócalo, en las colonias populares o de clase media, sobre bicicletas o en autos, se reprodujeron expresiones contra un sistema que oprime y violenta a las mujeres
Texto: María Ruiz, Isabel Briseño, Belén Kemchs, Reyna Haydeé Ramírez, Daniela Rea y Daniela Pastrana
Fotos: Maria Ruiz, Isabel Briseño y Belén Kemchs
CIUDAD DE MÉXICO.- Nada detuvo la marea morada. Esta vez no se concentró en Paseo de la Reforma, como el año pasado. Pesaron la pandemia, que sigue activa, la expectativa de violencia, y las confrontaciones que han dejado entre feministas la postura del presidente o de expresiones excluyentes de otros movimientos, como el de las personas trans.
En cambio, el virus de la emancipación femenina se extendió por la megalópolis y se coló en calles, parques y foros y tomó forma de canciones y pintas. Derrumbó muros. Lo mismo en el barrio bravo de Tepito, que en el hacinado y violento municipio conurbado de Ecatepec. Rodó en bicicletas por Xochimilco. Cambió los nombres de las calles de la colonia Roma. Se escuchó en la Del Valle y otras colonias con el perifoneo de las fierras fieras. Cantó Sin Miedo, con tambores. Tomó el Zócalo, con flores un día, con fuego al otro.
Esta es una crónica a varias manos de algunos momentos.
- La toma de las calles
Con los HT #TomaLasCallesNoteCalles y #LasCallesTambiénSonNuestras se multiplicaron en Twitter las imágenes de mujeres cambiando los nombres de las calles.
Por toda la ciudad, con pegantinas preparadas previamente o con cartulinas escritas a mano, los nombres de próceres fueron sustituidos por los de las mujeres favoritas de las bautistas chilangas.
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