- Michael Freedy, padre de cinco niños, quería esperar un año para aplicarse la dosis después de que él y su pareja vieron los efectos secundarios que provocó en otras personas. Contrajo el virus tras vacacionar unos días en California.
CIUDAD DE MÉXICO (apro). – “¡Debí haberme puesto la maldita vacuna!”, le escribió Michael Freedy, de 39 años, a su esposa en un mensaje de texto, minutos antes de morir de covid-19 en un hospital de Las Vegas, Estados Unidos, el pasado 29 de julio.
Dos semanas antes, el señor se contagió en San Diego, California, a donde fue a vacacionar con su familia compuesta por su prometida Jessica DuPreeze y sus cinco hijos, de entre 17 años y 17 meses.
Al regresar a su casa, Freedy se enfermó y fue al hospital creyendo que era una insolación pues estaba muy quemado por el sol. DuPreez dijo que su piel se puso tan roja que era «casi púrpura» y tenía pequeñas ampollas en todo el cuerpo. Cuando la familia regresó a casa de sus vacaciones, al día siguiente, Freedy dijo que estaba enfermo porque estaba «demasiado quemado y realmente no podía moverse».
Sin embargo, en la clínica los médicos descubrieron que su nivel de oxígeno en la sangre era críticamente bajo. Le hicieron la prueba de coronavirus y resultó positiva.
El viernes, DuPreeze, en entrevista para el medio KMOV, mencionó que ellos querían salir con los niños porque tenían tiempo libre.
“Fue para sacar a los niños de la advertencia de calor que tenía Las Vegas, pero también porque en realidad teníamos dos días libres seguidos juntos. Fuimos a la playa”.
Dio sus motivos por los que no se habían vacunado contra covid-19. “Queríamos esperar solo un año desde el lanzamiento de la vacuna para ver qué efectos tenía en las personas, pero nunca tuvimos la intención de no recibirla”, afirmó.
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