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Sara Bruna Quiñónez Estrada, la “Jueza de Hierro” se retira | ¿A dónde va?

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Yo siento que ya se cerró mi ciclo, que ya hice mi atribución, que di mucho al TribunalConsidero que ya es momento y me quedo muy satisfechaMe siento en mi momento, siento que puedo aportar mucho y estoy a lo que venga”.

Por: Marcos Vizcarra | Foto de portada: Revista Espejo | Revista Espejo

Sara Bruna Quiñónez Estrada tiene un sueño: “quiero escribir un libro“.

Quizás ya lo hará en su tiempo libre ahora que pidió su jubilación del Poder Judicial como jueza, dejando un legado como casi nadie: no todos los días ni todas las personas pueden exhibir a los hombres poderosos y sus corruptelas como ella sí pudo hacerlo. Posiblemente ese sea un capítulo de su libro.

Pero no sé escribir, voy a pedir ayuda “, menciona esta mujer que hace un poco más de 50 años llegó a Culiacán, cuando era una jovencita. Nació en un pueblo de Durango, pero en aquellos años vivir en la sierra era adaptarse también a una violencia desconocida para entonces, cuando grupos criminales comenzaron a sembrar amapola y marihuana, utilizando a los campesinos como fuerza de trabajo para acometer crímenes.

Fue en el 68, el mismo de las Olimpiadas en México. Llegó con una migración hostil a una ciudad hostil. Aquí había otras violencias que conoció al leer el Sol de Sinaloa cada que su papá lo rentaba al señor de la tienda.

A veces me escondía para leerlo y no me dijeran nada, porque si me veían me regañaban por no ayudar en la casa”, suelta la anécdota y se ríe como cuando se recuerda una travesura.

Llegó cuando el tormento contra las mujeres era aún más mezquino. Las mujeres no podían trabajar o estudiar sin el falso permiso de los hombres. Había que ser “rebelde” o declararse incompetente sometida a la decisión de unos cuantos.

Las mujeres “debían” pasar más tiempo con sartenes y ollas que con libros o en trabajos. Pero Sara Bruna salió de esa normalidad.

“Era vivir en lo que te dice el patriarcado”, dice quien para estudiar Leyes tuvo que cuidar a su hijo en brazos, no sin antes haber escuchado regaños de sus jefes por también haberlo llevado y escondido mientras estaba en sus trabajos. Lo menciona quien no podía dormir sin limpiar y hacer de comer para todas las personas en su casa.

“Puedo decir que tuve suerte de que en mi casa no había otras violencias”.

Su primer trabajo como abogada fue en la Procuraduría General del Estado, donde se le pagaba menos que a los hombres y las mujeres debían permanecer siempre con un perfil bajo.

En ese tiempo solo había una fiscal titular”, recuerda ahora desde un escritorio sencillo, donde solo hay una pila de documentos, una fotografía donde posan sus cuatro hijas e hijos y una computadora de donde suena música clásica.

Este lugar donde atiende apenas es un cubículo lejos de cualquier lujo, donde comparte con abogadas, contadoras, administradoras y más personas encargadas de hacer funcionar la sede judicial centro.

Para estar aquí sentada, es necesario saber que Quiñónez Estrada no llegó al Poder Judicial como una persona recomendada, ni como alguien influyente con conexiones políticas. Eso lo presume sin menoscabo.

Yo había dejado el Ministerio Público porque era muy pesado y me fui a trabajar en el despacho de mi esposo hasta que salió un concurso para trabajar en el Poder Judicial y gané”, recuerda.

Su puesto era el de actuaria, pero nunca realizó ninguna notificación porque el juez para el que trabajó le dijo que necesitaba una proyectista.

Así comenzó su andar en el Poder Judicial, conociendo a centenas de personas, escribiendo juicios, sentencias y demás documentos hasta 2004, cuando comenzó a ser suplente de jueces con el sistema tradicional de juicios, cuando existían los careos y las audiencias no podían ser presenciadas de manera pública.

A Quiñónez Estrada le tocó estrenar el formato oral en la primera sede, Guamúchil, donde el mayor número de casos que conoció fueron sobre abuso sexual y violación, sobre todo con niñas y niños como víctimas.

Cuando habla, es sencillo escucharle palabras o frases como “sistema patriarcal”, “cultura machista”, “violencia contra las mujeres”, y ella explica por qué:

Tengo el conflicto, si así se le puede llamar, que tenemos todas las mujeres que hicimos consciencia de que existe ese tenor. Más allá de eso, no creo que me afecte, no estoy en contra de los hombres. (…) Si hay alguna afectación hacia mí, no considero que sea algo patológico, porque si ya hicimos consciencia no estamos de acuerdo a que esto continúe. Tenemos obligación para sentar las bases para otras generaciones y que se dé el cambio social, porque ha afectado mucho a la sociedad, porque todavía la mujer se siente relegada, se siente sometida “.

Esa visión, prosigue, la aplica en las salas de juicio, donde ve a hombres y mujeres por igual, como lo dicta la norma de la presunción de inocencia: “nadie es culpable hasta que se demuestre lo contrario”.

Pero tampoco guarda silencio al ver situaciones de injusticia.

Estando en el estrado dictó una sentencia por más de 9 años en contra de María Alejandra Gil Álvarez, exdirectora administrativa de Servicios de Salud, por la contratación indebida de la empresa Herramientas Médicas para servicios de imagenología en 2016.

Aquella vez la jueza mencionó algo nada usual en los tribunales: “estoy segura de que aquí hubo justicia selectiva”.

Ahora recuerda ese caso y lo reafirma.

Lo hubo porque en esa contratación también hubo dos hombres y solo a ella la llevaron hasta juicio. A uno sé que lo perdonaron y al otro le dejaron salir por una vía alterna. No me llegaron a mí, solo el de ella, y por eso estoy segura”, señala.

En este caso se acusó también a Jaime Otáñez García, exdirector médico de Servicios de Salud, y a Ernesto Echeverría Aispuro, exSecretario de Salud.

La Fiscalía Anticorrupción decidió absolver al exdirector médico, asegurando que no se encontraron pruebas en su contra. También lo hizo con Echeverría Aispuro, con un proceso denominado “suspensión condicional del proceso”, con el que pagó 7 millones de pesos y se le absolvió de culpa.

Fue a partir de ese caso que la jueza comenzó a tener una fama pública de manera extraordinaria.

Normalmente las y los jueces son conocidos por sentencias injustas, por casos de corrupción y por escándalos de otras índoles al interior del Poder Judicial. Con Sara Bruna fue distinto.

Entre 2017 y 2018 el gobierno del priista Quirino Ordaz Coppel mostró en una serie de conferencias de prensa un pedazo de la corrupción de la administración de Mario López Valdez (2011 – 2016), pero estos quedaron solo entre micrófonos y con expedientes repartidos en los tribunales penales y administrativos para resolverse en otros lugares.

La tarea se heredó a la Fiscalía General del Estado, que llegó a los tribunales con montones de acusaciones sin mayor investigación salvo la hecha por auditores del gobierno estatal y la Auditoría Superior de Sinaloa.

Poco a poco fueron cayendo en acuerdos en favor de exfuncionarios para evitar la cárcel. Así en el caso de las contrataciones de Servicios de Salud, la contratación de empresas fantasma en la Secretaría de Turismo, la compra de colchones podridos en la Secretaría de Desarrollo Social, el no ejercicio de acción penal en la Secretaría de Agricultura por presuntos desvíos y los desvíos millonarios en la Secretaría de Administración y Finanzas.

El 29 de enero de 2020 fue el día en que todo esto explotó, con una frase que dejó heladas a todas las personas dentro de la sala:

Me parece un asunto inmoral autorizarlo,dijo la jueza en el caso de Administración y Finanzas frente a los abogados de Armando Villarreal Ibarra y sus excolaboradores cuando fue el Administrador del Estado.

Ahí estaba el funcionario con la acusación de ser quien desvió 263 millones de pesos de las arcas del gobierno de cuentas federales a estatales para pagar sueldos y dar apoyos a la Universidad Autónoma de Sinaloa. En esas cuentas debía llegar dinero y no sucedió, por eso se hizo un desvío, para tapar los vacíos. A la fecha sigue sin conocerse su destino.

Ese día la jueza hizo enmudecer a los fiscales que ya habían sido parte de un pacto entre el gobierno de Quirino Ordaz Coppel con los abogados defensores para un perdón al exfuncionario y su exequipo.

Fue un hecho inédito y así se leyó en todos los titulares de la prensa por lo menos una semana.

Ni a la Fiscalía, ni al gobierno de Ordaz Coppel ni a los exfuncionarios les gustó.

“Solo busca protagonismo”, dijo uno de los abogados por más de una ocasión en año y medio que duró el juicio en manos de Quiñónez Estrada.

Se fueron contra la jueza ante las salas del Supremo Tribunal de Justicia y con jueces federales. Pero la justicia le dio la razón a la mujer que tuvo que aguantar, incluso, insultos dentro y fuera de las salas.

La discusión se alargó de una manera cansada para todas las partes y esta terminó de nueva cuenta con un perdón a un exfuncionario que aceptó de manera pública haber hecho un desvío, pero la jueza logró, como en el resto de los casos, que esa responsabilidad quedara solo a cuenta del gobernador Quirino Ordaz Coppel y el Fiscal General Juan José Ríos Estavillo.

Pregunta: Usted se ha pronunciado varias veces inconforme de los arreglos para garantizar impunidad, ¿por qué?

Respuesta: En esos asuntos yo observé que minimizan mucho el hecho. Admiten por acuerdo una pena y qué facilidad. ¿Cómo se trata así? como si fuera algo mínimo y no es algo mínimo, porque no es nuestro dinero. Estamos como garantes con el dinero del pueblo, de un bien que nos es ajeno. Yo cuido lo mío porque me costó y tengo el derecho para cuidarlo, pero el ajeno también, porque aparte de que no es mío, tengo obligación de respetarlo, porque yo con el mío puedo hacer lo que yo quiera, pero con lo que no es mío no. Y sobre todo porque no se hablan de cantidades mínimas y esa gente ve las cantidades como cualquier cosa y no, cuánta gente podría vivir de eso… una comunidad entera podría cambiar la vida con ese dinero. No encuentro yo explicación de por qué ponen esas posturas, es algo que no me explico, por qué con esa facilidad, que dicen que está al alcance de su mano y lo toman.

P: A usted le han tocado la mayoría de esos casos, que tienen que ver con el servicio público y prácticamente se ha dado a conocer por estos mismos. Hasta ha dicho que la han querido utilizar para avalar estos, ahora bien, ¿Cómo ve entonces el combate a la corrupción en Sinaloa?

R: Yo considero que falta muchísimo. Estando ya las leyes existentes, estando ya la ley general, la ley de seguridad pública… todavía falta afianzarse, despegar y utilizar las plataformas y desde ahí despegar con gente comprometida.

Mientras los funcionarios no se comprometan, no traigan en su psique, en su ADN hacer las cosas bien, como deben de hacerse, no sé a dónde iremos a parar. No me atrevo ni siquiera a pronosticar, porque la corrupción de la mano de la impunidad está carcomiendo a la sociedad, la está carcomiendo y la está tambaleando. Necesitamos todos de veras tomarlo en serio.

Si a mí me toca una resolución, la haré y tendré que pronunciarme. Yo creo que si uno da una buena resolución habrá consecuencias, pero si doy una mala también las habrá, entonces hay que afrontar y hacernos responsables, saber distinguir lo que es una buena práctica jurisdiccional de la que no lo es, y hacerlo sin temor, sabiendo que habrá consecuencias.

Nosotras sabemos que en una resolución a fuerzas no debe gustarle a una de las partes, no se puede dejar conformes a todos y la fórmula es muy sencilla, es apegarnos a la norma jurídica.

P: ¿Cómo ha visto a la Fiscalía en ese sentido en los últimos años, a sabiendas que hemos visto cómo ha perdonado o intentado perdonar?

R: Creo yo que siempre ha sido así, inclusive ha sido hasta peor, lo que pasa es que gracias al sistema se puede advertir, presenciar cómo es que se está resolviendo y antes no, era muy difícil, nada era oral, sino escrito. Yo considero que ha ayudado mucho el sistema y pienso que eso debe frenar a quien hace ese tipo de acuerdos, que salgan de la ley o que no son justos…

Me criticaron mucho porque hablé de moral y bueno, es cierto, yo tengo mi moral, pero yo me estoy basando en la moralidad universal. Mi moral personal no es aplicable, para nada, pero yo entiendo que no les haya caído bien y no tengo nada en contra de las personas que pudieron haberse expresado en términos no muy amables, porque al final ellos venían a defender.

En cuanto a la Fiscalía, sobra lo que yo diga, ahí están las cosas, cada quien que diga cómo califica esas sanciones. No tengo nada personal con nadie, no conozco al Fiscal y tampoco conocí a la Fiscal Anticorrupción y respeto el trabajo que hayan hecho en otros asuntos y en otra situación, aquí simplemente fue un criterio jurídico, que con razón de independencia judicial se resolvió así… el Tribunal ha respetado mucho mi independencia, entonces nada más se hizo lo que se consideró lo que se tenía que hacer.

P: ¿Aquí hubo una persecución? ¿Usted siente que la usaron para esa persecución?

R: Yo, no me sentí usada, yo actué con absolutamente con independencia. Las situaciones que haya entre institución e institución no me fueron propias en ningún momento.

Para mí los nombres no significan algo de ninguna manera, hayan sido funcionarios o no funcionarios y tampoco de la Fiscalía. A mí me llegaron estos casos como cualquier otra causa.

P: ¿Pero hubo presiones?

R:Solo lo mediático, porque sí incomoda que a veces le digan a algún hijo ‘oye, tu mamá se va a meter en algún lío’, aunque sea juego, pero hasta eso podría ser una presión, pero alguna presión como que me hayan instrumentalizado a mí, no lo fue, al contrario.

Yo considero que querían hacer eso, que me querían utilizar para validar acuerdos que ya traían. Uno nada más va a validar, pero también dice la ley que si uno encuentra disparidad, también puede no autorizar y llegó momentos que quedé totalmente acorralada… hubo momento en que todos estaban enojados, los abogados, los fiscales… pero solo dije e hice lo que fue necesario.

Esto no quiere decir que es para que yo considere mi retiro, no. Yo siento que ya se cerró mi ciclo, que ya hice mi atribución, que di mucho al Tribunal. Siempre estuve como proyectista, como cuasijuez y ya me vine a ser la portavoz y ahora se cierra el ciclo, porque considero que ya es momento y me quedo muy satisfecha.

Yo no creo haber perjudicado a nadie, porque las resoluciones que yo di fueron de acuerdo a los hechos que se me demostraron. No creo haber hecho daño con las resoluciones y esas personas tienen que saber que yo tenía razón en lo que resolvía, claro que si no les gustó, bueno, los abogados están en su papel, están haciendo su trabajo, pero yo tenía que hacer el mío y más como le digo que represento al pueblo, a quien no tiene voz aunque suene trillado decirlo y no soy política, pero si no hay alguien que dé la voz hay que serlo y eso me da mucha satisfacción decirlo.

P: ¿Qué va a hacer después?

R: Yo estoy a lo que la vida le depara a uno, ya veremos lo que diga el destino y lo que se presente yo lo haré. Me siento con mucha vitalidad física y mental, me siento en mi momento, siento que puedo aportar mucho y estoy a lo que venga.

P: Se habla que usted puede ser Fiscal General

R: De eso estoy enterada a través de ustedes, es lo único que tengo nada más y es una mención que se ha hecho. Por supuesto me halaga, claro que sí, porque siendo honesto y honrado claro que me halaga, a cualquier abogado le halaga eso, es un gran puesto. Me honra que siquiera lo hayan pensado.

P: Lo pregunto porque se conoce públicamente que hay pláticas entre el Fiscal actual y el gobernador electo (Rubén Rocha Moya) para que haya una salida tersa y eso tendría que ocurrir este año, ¿usted va a postular cuando haya convocatoria?

R: Suponiendo que se dé esa oportunidad de que salga el Fiscal, al respecto sé solo lo que se ha publicado, sería cuestión de ese momento valorarlo con mi familia porque es algo importantísimo y no estoy pensando en mí, eso sería un compromiso enorme, porque en las circunstancias que tiene el estado de Sinaloa con la gran impunidad, gran impunidad con letras enormes y la gran actividad delictiva es un compromiso enorme.

Como le digo ahorita, es cuestión de preguntarme yo si soy la indicada, tendría que yo hacerme ese examen primero… si es que soy invitada primero al procedimiento, habría que hacerme yo ese examen y solo lo haré si ocurre, porque solo lo sé dadas las circunstancias, porque es un compromiso, más porque en el gobierno veo otra corriente y yo considero que es una doble obligación de hacer las cosas bien, porque el pueblo está desesperado, el sistema se resquebraja y debemos de admitirlo, el compromiso es enorme y la responsabilidad igual.

En su momento tendría que preguntarme en qué condiciones se daría eso… son muchas cosas, porque no nada más es el trabajo, también hay toda esa parafernalia de las escoltas y camionetas que hacen inaccesible a esa persona. Yo trabajo tan a gusto y cómodamente aquí. Sería cambiar también mi mentalidad y no estoy impuesta a eso.

P: Usted tendría opción también de cambiar eso

R: Ya veremos en su momento, todavía no puedo, solo están esas posibilidades que puede tener tanta gente, hay muchas mujeres muy capaces, muchos hombres también.

P: Sería la primer mujer como Fiscal en la historia

R: No hay ningún obstáculo en eso, pero será el Congreso quien deba pronunciarse en eso.

Yo creo que independientemente del sexo, debe de ser también tomado en cuenta la forma de ser de la persona. Ahí, como está constituida la Fiscalía, hay muchísimo apoyo jurídico, hay directores, unidades, vicefiscales y hay mucho apoyo para desarrollar el papel, falta ver qué tan idónea sea la persona.

Yo siempre he dicho que todo depende de las personas, tenemos muchísimas leyes y si esto no está funcionando… creo que sí hubiera funcionado si le hubieran puesto mayor ímpetu, si hubiera nada más llegado la visión de hacer eso nada más, ir en un solo sentido…

Como le digo, sería cuestión de preguntármelo yo, pero no hay nada, no es momento de hacerme esa pregunta existencial.

P: ¿Y si no es Fiscal?

R: Buscaré hacer mi libro

Para ver más: https://revistaespejo.com/2021/09/27/sara-bruna-quinonez-estrada-la-jueza-de-hierro-se-retira-a-donde-va/

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