Con mas de 80 obras, el artista zapoteco Manuel Miguel se presenta en la Feria Independiente de Madrid 

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Pedro Matías

  • Su destino era ser campesino, pero salió rejego y ahora es un reconocido artista plástico
  • Sus tonas y nahuales es una línea entre el misticismo prehispánico y la modernidad

OAXACA, Oax. (pagina3.mx).- Su destino era ser campesino, pero salió rejego. Un libro de Guadalupe Posada despertó de niño su gran pasión por las artes sin entenderlo.

Ahora, Manuel Miguel ha ido emprendiendo nuevos proyectos y desafíos que lo han llevado a trazarse un camino propio en las artes plásticas.

Este camino lo llevó a España para participar en la Feria Independiente en Madrid (FAIM) que se realiza en el Instituto Pons ubicado en el Barrio de Salamanca donde será inaugurada una exposición del artista zapoteco.

Manuel Miguel, oriundo de Teococuilco de Marcos Pérez, comunidad zapoteca de Ixtlán de Juárez, en la Sierra Norte de Oaxaca, presentará alrededor de 80 obras en la Feria Independiente durante los días 10, 11 y 12 de junio de 2022.

En entrevista con pagina3.mx, el artista zapoteco detalló: “de entrada llevamos ocho piezas grandes de un metro para arriba; de ahí vienen 20 piezas pequeñas, siete esculturas de bronce, y llevamos entre 35 y 50 piezas gráficas porque es lo mas práctico de transportar”.

Entre su obra lleva 15 piezas de una serie que se llama Expresiones Lineales y otras 10 de una muestra que intitulo Sin identidad donde muestra la abstracción de una semblanza, pero con la vestimenta que siempre ha caracterizado e identificado a los pueblos originarios.

Explicó que en su obra lleva la fuerza de la identidad de Oaxaca, de sus comunidades, de sus regiones y sobre todo de sus etnias, de toda su diversidad cultural; además lleva una serie de colibrís que es uno de sus elementos que ha utilizando constantemente como un tema de Tona o Nahual.

Además, dentro de su composición plástica lleva “una serie de la Granja Oaxaqueña que es una obra conformada de varias especies de animales místicos que muchas veces existen en la imaginación, es muchas veces hablar de la zoología fantástica.

En este caso, dijo, “lo constituyo como la granja oaxaqueña porque viene desde una composición de la infancia porque yo vengo de una comunidad y desde pequeño tuve esa interacción con las gallinas, los puercos, los burros y los chivos y hoy en día se me manifiesta y ya lo traspaso al lienzo con otro concepto mas místico y un poquito caricaturesco”.

Antes de partir a España, Manuel Miguel concedió una entrevista vía zoom y en ella explicó el porqué se identifica con el colibrí porque es símbolo claro de esos privilegios de libertad.

“El colibrí no tiene límites, incluso, se mantiene por si sola. Tiene la facilidad de retroceder, irse hacia los lados, reflexionar e incluso llegar a los lugares no antes descubiertos, cuenta con la flexibilidad de sentirse pleno, incluso son una base importante de nuestro ecosistema, ellos se alimentan del néctar de las flores. Sin saberlo, hacen filantropía en la naturaleza y en mi caso la libertad es un privilegio, que, a veces no muchos cuentan con ella”.

En síntesis, su libertad de crear cuenta con la similitud de un colibrí, de experimentar diferentes áreas, de arriesgar y provocar en cada técnica, diferentes experiencias. Tales como: El Grabado, La Cerámica, El Bronce, El Metal, Acrílico, Diseño y Resinas.

 

Sus inicios fueron inspirados por todo un entorno lleno de sensibilidades y texturas, un mundo que solo él, desde la intimidad, logró ver a través de los ojos del Maestro Alejandro Santiago (finado), paisano de tierra, de aromas, de tradiciones y costumbres. A lo largo de esos años conoció el arte desde el trabajo y el esfuerzo, sabía que para llegar debía que aprender cada estructura, cada bastidor y cada herramienta. “Solo así se forma un artista” cuenta.

EL ARTE UN MUNDO FANTÁSTICO

Manuel Miguel, quien nació el 20 de diciembre de 1985, en Teococuilco de Marcos Pérez relató que toda su vida ha sido luchar contracorriente:

“Soy el tercer hijo, de los cuatro de mi papá y soy el varón y mi destino era ser campesino porque en los pueblos cuando nace el varón es fiesta porque es el que va ayudar al padre en las tareas del campo”.

“Pero desafortunadamente le salí rejego a mi papá y le dije que yo quería estudiar y para el no fue grato escuchar mi voz, porque él es campesino y quería una mano fuerte que le ayudara en el campo”.

Cuenta que cuando niño, el maestro de primaria les dejó hacer una tarea en equipo y lo mandaron a la biblioteca del pueblo donde conoció el primer libro de arte: “fue un librito de Guadalupe Posada y fue ahí donde me pasaba mucho tiempo copiando esas calacas, esas catrinas, sin conocer. Mas tarde me enteré que era una técnica del grabado”.

A los 18 años tuvo que emigrar a los Estados Unidos. Radicó en Nueva Jersey, Nueva York y Pensilvania donde desempeñó trabajos de construcción: “No estaba en mis planes regresar a Oaxaca porque había encontrado el sueño americano, mi trabajo estaba bien consolidado”.

En ese tiempo, cuenta, “yo estaba agarrando un curso de dibujo, a través de correo, como si fuera lo hoy en línea, pero un día, a través de Univisión y del  New York Times conozco a uno de mis paisanos, al maestro Alejandro Santiago, que lo entrevistaron por realizar la exposición 2501 migrantes en la fundidora de Monterrey”.

“Para mi fue una gran impresión que un paisano y originario de tu comunidad es reconocido a nivel internacional, que es foco de atención en ese momento y yo dije algún día voy a regresar a Oaxaca y voy a buscarlo y voy a trabajar con él, pero eso fue una expresión porque no estaba en mis planes regresar a Oaxaca.

“Un par de meses después, un accidente me hace regresar y es ahí donde cambia toda mi vida. En el 2007 empiezo a buscar al maestro Alejandro Santiago, quien impartió talleres de cerámica, de gráfica, de escultura y de pintura porque él decía que era la única forma de evitar la emigración”.

Algo que marcó la vida de Manuel Miguel fue cuando llegó con el maestro Alejandro Santiago y le dijo, “quiero trabajar con usted. Mi sorpresa fue que se puso a llorar porque alguien de su comunidad se interesaba por lo que él hacia y sobre todo que alguien iba a ser portavoz de su obra porque en las comunidades, decir alguien yo voy a ser pintor, era algo no creíble”.

“A los 21 años, empiezo a colaborar con el maestro Santiago y es ahí donde se me abre todo el panorama del mundo, de toda esa monstruosidad que parece tan pequeño pero al final de cuentas es un mundo enorme donde hay que estar día a día experimentado, haciendo prueba y error, lidiando con tus ideas, pensamientos, emociones, con ciertos sacrificios. Esto se te vuelve un mundo, haces de todo esto tu hogar, tu forma de vida, tu mundo fantástico”.

TONAS Y NAHUALES

Los tonas y los nahuales son temas que están vigentes en su obra porque “yo vengo de una comunidad donde prácticamente estuvimos en esa línea entre el misticismo prehispánico y la modernidad, desde que se empezó a gestar en las comunidades que se tenia que hablar el español o el castellano y a mi me tocó esa parte porque fue en mi generación donde tuve esa pauta de conocer el flujo migratorio.

Bastantes amigos y familiares tuvieron que salir de las comunidades para buscar una mejor condición de vida y se tuvo que abandonar la lengua materna y prácticamente olvidas esa parte mística prehispánica, rituales, ceremonias desde el momento en que el campesino sembraba la tierra, cosechaba o le pedía permiso.

“Me tocó parte de todo eso que hoy en día inconscientemente se empieza a reflejar en mi pintura. Es como ese sentimiento que quedó mucho tiempo congelado y que hoy la pintura me da esa libertad sin conflicto algo de desarrollarlo y, sobre todo, de manifestarlo a través de la pintura porque antes si venias de una comunidad te discriminaban.

“Hoy en día ya hay mas libertad porque el sentirse identificado con un grupo, con una pintura, con una región, eso te hace único, eso te hace tener una identidad cultural, tener un origen, porque ya no somos alguien que ande divagando y que somos de varios chiles, sino que ya somos personajes que tenemos un cimiento, un respaldo en cuanto a nuestros orígenes”.

“En mi caso, yo soy zapoteco, y antes me costaba decirlo, pero hoy en día lo digo con todo orgullo porque ya han cambiado bastantes parámetros sociales que eran los que a veces te intimidaba manifestarte de esa manera, por eso parte de ese trabajo que llevamos a Madrid, es esa parte, seguir mostrando nuestra identidad cultural, de que estamos hechos los oaxaqueños”.

“Que nomas no es un tema de pintar por pintar sino atrás de esa pintura hay una manifestación de libertad, de eco de aquellas personas que en su momento lo intentaron hacer pero no pudieron o no les alcanzó la vida y nosotros que hoy tenemos la oportunidad de que a través de la pintura podemos mostrar al mundo nuestra esencia cultural y nuestros orígenes como serrano en mi caso, para mi es esa parte esencial y es lo que quiero dar a conocer”.

Manuel Miguel es un artista plástico que ha sumado a su carrera el privilegio de haber trabajado con maestros de la talla de Alejandro Santiago, Maximino Javier, Alejandro Santiago, Rosendo Pinacho, Emiliano López, Armando Guerrero, Amador Montes, Edi Martínez, Víctor Chaca, Claudio Jerónimo López, María José Lavin, Oscar De Las Flores.

De forma colectiva ha presentado su obra en casi 50 exposiciones a lo largo de la república y en el extranjero, compartiendo escenario con grandes artistas de talla nacional e internacional, destacándose: «Fórmula Arts», en el marco de la Fórmula 1, en la Ciudad de México; «Mujeres: inmanencias y trascendencias», en el Museo del Palacio de Gobierno, Oaxaca, «Grandes maestros oaxaqueños», en San Pedro Garza García, Nuevo León; «Junio en el Corazón de San Ángel»; en el Centro Cultural San Ángel, en la Ciudad de México; «Sueña Oaxaca», en el  Palacio Legislativo de San Lázaro; Exhibición en el marco del «Coctel de Navidad de la Fundación Amistad Británico-Mexicana» (Patrono su Alteza Real el Príncipe de Gales), en el Winter Garden de la Torre HSBC, Ciudad de México; la Subasta de Arte «El cambio comienza por mí» exposición a beneficio de la asociación Espiritualidad para Niños, en la Ciudad de México, entre otros.