Nada de eso es ejemplar, y, por tanto, a la calle (bueno, al revés: fuera del callejero).
No parece razonable pasar por alto ese error político y pretender a cambio hacer valer que escribió mucho y muy bueno (bueno), o que a veces dijo cosas con sentido.
Es ejemplar que Barcelona no tenga calle dedicada a Salvador Dalí porque sólo faltaría que un pintor de su talento y comercialidad hubiese de disfrutar, encima, de la modesta evocación de una placa callejera.
Tampoco tiene calle, por supuesto, y es natural que sea así.
Incluso ayudó a pensar a muchos –nadie tuvo tantos lectores leales y fieles en Cataluña como Ortega y Gasset, desde Alexandre Plana o Eugeni d’Ors hasta Gaziel-.
Fuente: http://elpais.com/ccaa/2016/02/15/catalunya/1455558433_262826.html