Oaxaca, Oax.-(pagina3.mx).- En el año de 1539 fueron enviadas de España al Nuevo Mundo cajas con tres tamaños de letras góticas para que fueran utilizadas en casos especiales: eclesiásticos o ceremoniales. La imprenta era sólo para el clero y la administración tributaria; en ningún momento se pensó en darle un uso social, educativo o de entretenimiento.
Éste fue uno de los datos con los que el maestro Juan Pascoe inició su conferencia Las imprentas personales históricas de México en el Centro Cultural San Pablo, como parte de las actividades de Las Artes del Libro, conjunto de actividades que celebra el 475 aniversario la imprenta en el país.
Pascoe, reconocido por su trabajo artesanal en la hechura de libros, explicó, ante la inquietud del público, que en Oaxaca la primera persona en imprimir fue Francisca Flores en 1720. Agregó que José María Idiáquez, fraile de San Felipe Neri, también fue impresor, sólo que su máquina era del siglo XVI.
La magia de elaborar libros
Uno de los puntos importantes de la ponencia fue la pérdida del trabajo artesanal y la disminución del disfrute del libro como objeto, razones que –en su momento–llevaron a Juan Pascoe a adentrarse al oficio de impresor, a recuperar los conocimientos tipográficos de antaño.
Después de aprender de los impresores tradicionales de Estados Unidos, regresó a México y en la década de los setenta comienza la creación del Taller Martín Pescador, espacio que ha elaborado publicaciones para autores e instituciones como la familia de Efraín Huerta, Gabriel García Márquez, la UNAM, el Colegio de México y la Biblioteca Francisco de Burgoa.
Durante la charla, Pascoe describió parte de su biografía, incluso hizo mención de su participación en el grupo de son jarocho Mono Blanco, en el cual estuvo siete años. Habló de la importancia del trabajo artesanal en una era tecnológica, la magia del proceso de creación que va desde la imprenta, papel, tinta y demás materiales, hasta los diversos “bailes” que se deben realizar en la hechura.
