Hace unos nueve años, Calheiros ocupaba exactamente los mismos puestos de ahora.
Al contrario: se cuentan con los dedos de una sola mano sus apariciones en la pantalla más poderosa de Latinoamérica.
Hay cierta exageración en la frase: no hay indicios de que dos tercios del Congreso ostenten en su currículo semejante pasaje.
A lo largo de 24 años no quedó registro digno de mención de su trayectoria como corresponsal.
La ex amante, a su vez, recibió recursos suficientes para mudarse a otra ciudad, y un jugoso contrato para exhibir en detalle sus atributos más visibles en la revista Playboy.
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2016/02/28/opinion/015a2pol