Dicho en pocas palabras, las máquinas «inteligentes» están sustituyendo a personas menos inteligentes a una velocidad que parece cada vez mayor y cada vez con más probabilidades de destruir empleo.
Como consecuencia, la informática abarca cada vez más tareas que no son cognitivas ni tienen nada de rutinarias.
Se puede demostrar que, a largo plazo, la tecnología ha desembocado en mayor productividad, más puestos de trabajo y más bienestar social.
Es algo similar a la idea de que Alemania «necesita» inmigrantes para sustituir a sus trabajadores envejecidos.
Ahora bien, si resulta que es cierto que las transformaciones tecnológicas descontroladas provocan una destrucción neta de empleo, ¿tratará la sociedad de volver a meter al genio en la lámpara?
Fuente: http://elpais.com/internacional/2016/05/12/america/1463079206_611281.html