Kenya siempre supo que había nacido en el cuerpo equivocado. Viene de una familia disfuncional en donde sus hermanos mayores la golpeaban por su forma de caminar y por que “era muy femenino”.
“Mi madre se dedicó a viajar. Éramos seis hermanos, vivíamos con mi abuela, ella fallece cuando yo tengo nueve años y como ya no aguantaba los malos tratos pues me fui de mi casa”, explica Kenya.
Caminando conmigo por Avenida Juárez en el Centro de la Ciudad, al llegar a la esquina con Balderas ella emocionada me cuenta:
“¡Mira! –dice mientras extiende la mano para señalar. Aquí en esta esquina fue al primer lugar que llegué cuando salí de mi casa y aquí en esta esquina vi por primera vez a una mujer trans que se estaba prostituyendo. Me acerqué a ella y le dije – Yo quiero ser como tú-. Me sonrío y luego de unas horas me llevó con ella”.
Antes de que anocheciera y luego de haber pasado unas horas con aquella mujer trans, Kenya tuvo a su primer cliente.