Salman Rushdie es un escritor indio británico que ha sido invitado a la Feria del Libro de Oaxaca como prefacio para la entrega del Premio Internacional de Literatura Aura Estrada que galardonó a la escritora Natalia Trigo.
Gabriela Warkentin, comunicadora, académica y articulista, entre otras cosas, fue quien se sentó frente a Salman Rushdie en el foro FILO del último día de ésta feria internacional de gran calibre en latinoamérica.
La figura de Ahmed Salman Rushdie es muy importante para la literatura internacional ya que creció siendo un hombre originario de India para luego ser migrante en Inglaterra bajo una ideología muy asimétrica al conservadurismo hindú. Rushdie tuvo un padre no creyente y una madre profesora, base familiar que le permitió desarrollar un criterio social bastante anti ecléctico.
Por sus obras, el escritor ha generado tal polémica que incluso su vida estuvo en peligro en 1989 con la amenaza del ayatolá iraní Musaví Jomeini, un líder del islam quien decretaría el fatwa o la sentencia de muerte contra Rushdie por su libro Los versos satánicos, obra que aborda a esa religión desde una crítica bastante dura.
Un hombre murió presuntamente con razón de esa amenaza, Hitoshi Igarishi, traductor al japonés de la obra de Salman. Además, William Nygaard, quien tradujera al noruego el libro sería atacado a balazos, pero afortunadamente sobrevivió.
El día de hoy, ha pisado escenarios oaxaqueños para platicar con un humor radiante sobre temas relevantes a nivel mundial, como el feminismo, los levantamientos civiles, la literatura latinoamericana e hispana y las políticas trumpistas.
«Siempre serán eso. Las ideas conservadoras no desaparecen, el fanatismo no se acaba. Estas cosas están ahí, el punto es cambiar la cultura para que regresen a estar debajo de la alfombra, donde pertenecen. Donde estuvieron por mucho tiempo, hasta que el 45vo presidente abrió la puerta para dejarlos entrar«.
«Tengo un realmente considerado optimismo sobre el buen sentido de los seres humanos. Para mí parece que eventualmente todo lo malo tendrá otra mano. Suena loco decir esto en la ‘era de Trump’, pero sí pienso que es muy posible que Trump vaya a convertirse en un mal sueño en poco tiempo«.
De hecho, su reciente creación, el «Quichotte», conjuga una sátira estadounidense que según adelanta Salman vierte un personaje similar al hidalgo más famoso de la literatura española y mundial, en un esquema actual con escenario en tierras gringas.
El Alonso Quijano norteamericano supuestamente ha dirigido su aventura caballeresca en una dulcinea de éste siglo, inalcanzable como la misma Aldonza Lorenzo; o así lo cuenta en inglés el escritor septuagenario de Hijos de la media noche, otro título que se ha llevado los mejores halagos del gremio literario.
«Soy optimista por naturaleza. Yo pienso que a veces soy acusado de ser tontamente optimista. Y de hecho eso es lo que me llevó a esta novela, a esta versión del Quijote: Quichotte, porque el personaje principal de la novel es casi cómicamente optimista. Es esperanzador cuando no tiene razón para ser esperanzador. Entonces pienso que es un tipo de exageración de mi mismo. Hice una cómica y grotesca exageración de mí«.
«Supongo que el punto serio debajo de la comedia es que si vivimos en un momento cultural en el cual la información del ambiente en el que vivimos está constantemente presentándonos mentiras que pretenden ser verdad. Si estamos rodeados por personas ofreciéndote ficción y diciéndote que es cierto. Esto puede tener un enloquecedor efecto en la sociedad. Puede volver difícil para las personas saber la diferencia«.
La novela de Salman estará lista para ser expedida en México bajo su traducción al español como por marzo del 2020, según comenta el autor.
Parte de la figura del creador indio británico se centra en su personalidad altamente graciosa, posee un humor bastante mexicano. Cuando Gabriela Warkentin le pregunta sobre su desempeño tuitero, Salman explica que lo usó una vez, se cansó y lo dejó. Luego lo retomó para ayudar con la promoción de su libro y ya que salió, lo dejó de nuevo.
Por qué no te gusta, pregunta la entrevistadora, a lo que Salman contesta: porque no lo soporto, (pero por qué) porque está lleno de imbéciles.
«Está lleno de gente que si estuvieras en un cuarto con ellas dirías no quiero estar en este cuarto. Y pienso que no quiero estar en ese cuarto«.
«La cosa que se vuelve excitante es que estás en este medio y de pronto tienes a un millón de personas que te están siguiendo y que están interesados en lo que tienes que decir. Claro que eso es seductor, es una manera de hablar con tus lectores directamente sin ningún intermediario y eso es bueno. Todavía me gusta esa parte. Y si fuera sólo eso, pensaría que vale la pena hacerlo«.
«Pero luego sabes lo que sucede, el momento en el que dices cualquier cosa, 10 mil personas te dicen cosas. Sobre cualquier cosa: «el cielo es azul» (por ejemplo). ‘Cómo que azul’, ‘por qué estás siendo prejuicioso con los otros colores’, ‘por qué es el azul tan bueno‘».
La entretenida plática de aquél 27 de octubre se redujo a despedidas como al rededor de las seis de la tarde que apareció del backstage la escritora Natalia Trigo, cuya premiación presenció Salman y Gabriela, además de Gabriela Jáuregui y Francisco Goldman, fundadores del Premio Internacional Aura Estrada y la escritora Verónica Gerber, quien fuera ganadora del mismo galardón dos años antes.
